Las discusiones sobre las cifras de mortalidad tras cirugías cardíacas en el Hospital Nacional de Niños (HNN) comenzaron en 2011, cuando se conoció que un grupo de médicos extranjeros criticó con severidad la técnica de los cirujanos nacionales.
El “Grupo Dallas”, como se le llamó al conjunto de expertos que visitó el hospital, advirtió, en un informe, sobre varias deficiencias en el “manejo de los pacientes” cardiópatas en el HNN.
Ese documento fue respaldado por la Auditoría Interna de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y un grupo de médicos intensivistas del propio hospital.
Pese a los señalamientos, las autoridades del HNN negaron que sus cirujanos estuvieran fallando en las operaciones .
De acuerdo con las cifras del “Grupo Dallas”, de cada 100 bebés operados del corazón aquí, 31 fallecían tras la operación o antes de un año .
Según los cálculos internacionales, la mortalidad por cirugía cardíaca ronda entre el 3% y 4% (es decir, fallecen tres o cuatro menores por cada 100 operados).
La discusión sobre el tema, investigado por este diario, llevó a una reorganización del programa de cirugías cardíacas, y una intervención de la Defensoría de los Habitantes y el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa).
Esta última entidad tomó toda la base de datos del HNN y, tras los análisis, concluyó que la mortalidad por este tipo de cirugías en el 2010 fue del 26,2% y no el 15,4% como decía el hospital.
En medio de las indagaciones, el Ministerio Público también solicitó información de los programas de cirugía cardíaca en recién nacidos.
En aquel entonces, el director del HNN, Rodolfo Hernández, defendió a los cirujanos y minimizó las cifras diciendo que “eventualmente todos nos morimos. Si sacamos mortalidad, en Costa Rica es el 100%” .