Mientras muchos regresan a sus casas después de la jornada laboral, personajes con trajes biológicos blancos, mascarillas y caretas salen de noche a recorrer calles, aceras y parques de San José.
A pesar del riesgo de contagiarse de coronavirus, van decididos a buscar a los indigentes para ofrecerles comida, posiblemente la única que reciben en el día.
También les llevan ropa limpia, abrigo y hasta mascarillas para que, dentro de sus limitaciones, intenten protegerse contra el virus.
En jornadas especiales, este equipo se hace acompañar de médicos y profesionales que atienden heridas, cortaduras u otros padecimientos.
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También rescatan a aquellos que muestran síntomas de covid-19. Los llevan a un centro de aislamiento donde los cuidan hasta que se recuperen.
Estos “ángeles blancos”, como los llaman algunos, son doctores y voluntarios de la organización Chepe se Baña, que desde el inicio de la pandemia, hace más de 15 meses, ha entregado más de 100.000 cenas a los habitantes de la calle.
Un equipo de La Nación acompañó a una unidad de intervención callejera.
Para esa jornada, la brigada se trazó dos objetivos: entregar 100 cenas solidarias y rescatar a un adulto mayor con una herida en su pierna, quien además tenía síntomas de coronavirus.
“Hoy nos unimos la unidad de intervención callejera y el equipo de cenas solidarias para visitar las zonas más vulnerables de San José. Esperamos que los médicos que andan con nosotros, del proyecto Chepe se Baña, puedan atender a adultos mayores, gente enferma.
“Si alguno quiere irse al Campamento Plan Protección, las cabañas de aislamiento están listas para recibir a adultos mayores.
“Recibimos el reporte de un adulto mayor aquí en San José, en abandono, que tiene algunas heridas. Ahora más tarde vamos a ir por él”, dijo al inicio del recorrido Mauricio Villalobos, director de esta organización.
Los médicos y voluntarios llegaron en una buseta y dos automóviles a San José desde Multiplaza Escazú, donde tienen su tienda para recaudar fondos que permiten realizar estas campañas, con ayuda de las empresas privadas.
La primera parada fue a las 7:30 p. m. en un estacionamiento de un antiguo club nocturno de paseo Colón, donde unos 25 hombres y mujeres duermen entre cartones.
Primero repartieron mascarillas y luego entregaron cenas a los inquilinos de aquel espacio, adultos de entre 35 y 50 años. También dieron camisetas.
En cuestión de minutos, comenzaron a llegar más “pacientes” para que los atendieran por golpes o heridas en brazos y piernas.
“Si hay algo que podemos resolver, alguna enfermedad aguda, algún dolor, alguna herida que podamos resolver, lo hacemos aquí, directamente en la calle.
“Hemos evidenciado que ellos tienen mucha territorialidad, entonces nosotros tratamos de ofrecerles el servicio viniendo directamente a la calle”, afirmó Jennifer Chaves, médica encargada del Campamento Plan Protección.
El equipo hizo su siguiente parada cerca del Hospital Nacional de Niños, donde habita otra comunidad de la calle. Acá comenzaron a aparecer las caras jóvenes de la indigencia, algunas muy golpeadas por la adicción a las drogas o al alcohol.
Estas personas no tienen más para dar que palabras de agradecimiento para los médicos y voluntarios. La gratitud es tan grande en algunos de ellos, que muestran señales de vergüenza, como queriéndose disculpar por algo que callan.
“No es solamente repartir comida, verdad, sino que hacemos algo más estratégico. Identificamos dónde hay mujeres embarazadas, adultos mayores.
“Tenemos un monitoreo sobre la población y acompañamos en ocasiones especiales con el Programa Calle Salud, donde atendemos a las personas”, afirmó Alexánder Goyenaga, voluntario de Chepe se Baña con más de 10 años atendiendo a población de calle.
Durante su recorrido, el equipo llegó a “Las Lavadoras”. Se trata de un lugar ubicado cerca del Mercado de la Coca Cola que tiene cajas de electrodomésticos apoyadas en la pared, las cuales sirven de dormitorio.
Uno de los inquilinos, quien se identificó como Emiliano, accedió a mostrar el interior de su estrecha morada, donde resguarda unas pocas pertenencias: ropa, cobijas, comida y bebidas.
¿Qué motiva a los voluntarios a arriesgar su salud y sacrificar su tiempo por la atención de las personas sin techo?
Para Kerly Rosabal, quien trabajó en una barbería, su motivación para participar en el programa Chepe se Baña es devolverle a la sociedad un poquito de lo mucho que le ha brindado.
“Tengo dos hijos y entonces uno valora todos los riesgos que puede haber (...). Pero con todos los protocolos y capacitaciones que se nos dan, pienso que siguiendo el buen procedimiento, el protocolo, podemos evitar llevar algo a nuestras casas”, afirmó Rosabal.
Avanzada la noche, la brigada finalmente llegó al barrio Chino, donde presuntamente encontrarían al adulto mayor que rescatarían de la calle para llevarlo al campamento de protección.
Luego de casi una hora de búsqueda, el hombre no apareció. En cambio, encontraron a Johnny Campbell, un indigente de 64 años con una pierna ulcerada.
“Probablemente va para el Plan Protección. Ellos pasan con nosotros las recuperaciones, puede ser una semana o 15 días, y si ellos deciden volver a la calle no importa, pero al menos vuelven con mayor movilidad, sanos”, afirmó el director de Chepe se Baña.
“¿Qué más tiene ese combo?”, le preguntó uno de los voluntarios para hacerle conversación a Campbell mientras comía.
“Bendición de Dios”, respondió. Luego contó que vive en la calle desde hace 38 años, que tiene familia en Pérez Zeledón, pero que las cosas han sido muy complejas para él por su adicción al alcohol.
“Me vine a Chepe, pero Dios es tan grande y poderoso de encontrarme ángeles como ustedes”, aseguró el hombre.
Cuando terminó de comer, Johnny decidió irse al Campamento Plan Protección, ubicado en Pavas, para recuperarse de su pierna.
Ahí tomó una ducha, por primera vez en siete años, según dijo. Le entregaron ropa limpia y lo llevaron a su habitación, en una cabaña. Aseguró que llevaba un tiempo similar de no dormir en un colchón.
En ese lugar, ese hombre no solo recibirá atención por su pierna y se la mantendrá bajo observación para determinar si tiene covid-19, sino que también será sometido a otras evaluaciones para determinar si tiene otras enfermedades de fondo.
“Después podrá ingresar a una zona común que tenemos con adultos mayores. Más de 100 adultos mayores hemos intervenido en noches como las de hoy”, afirmó Mauricio Villalobos director de Chepe se Baña.
Después de una jornada muy emotiva para Campbell, no pudo evitar el llanto y buscó un abrazo de las personas que lo sacaron de la calle. “Nadie me ha ayudado a mí, nadie me ha escuchado”, expresó entre sollozos.