Las personas en situación de calle fueron olvidadas cuando se establecieron los grupos de vacunación contra la covid-19 en el país.
Hoy sobreviven a la pandemia sin esa importante protección, a pesar de pertenecer a una de las poblaciones más vulnerables ante el nuevo coronavirus.
La Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) del Ministerio de Salud consideró que no era necesario priorizar la inmunización de estos habitantes.
Y ahora, debido a eso, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no realiza ningún esfuerzo para ubicarlos, concentrarlos y vacunarlos.
Cuando La Nación le consultó a ambas instituciones por este tema, las dos alegaron que estas personas deben cumplir con los mismos requisitos que el resto de ciudadanos.
“Si son personas de alguno de los otros grupos de priorización como ser mayor de 58 años o con algún factor de riesgo y cuentan con identificación al momento de la vacunación, se vacunan”, detalló la CCSS.
“En este momento, tanto los mayores de 58 años como que aquellos mayores de 12 años con factores de riesgo están siendo inmunizados. La condición de calle no se ubica como grupo a vacunar”, respondió Salud.
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Básicamente, las autoridades ignoran si esta población está inscrita en algún Área de Salud y cómo marcha su inoculación.
Mauricio Villalobos, director de la organización Chepe Se Baña, sostuvo que la mayoría de estos individuos muestran interés por recibir las dosis.
“Por lo menos un 12% del total de personas que hemos atendido en nuestros campamentos ha sido covid-19 positivo. Es una población expuesta que tiene que estar incluida en los grupos prioritarios”, enfatizó Villalobos.
Al respecto, Marcelo Solano, director de la Policía Municipal, consideró que no se puede pretender que estas personas acudan a los centros de vacunación de la misma forma como lo hacen el resto de los ciudadanos.
“La vacunación de esta población tiene que darse en sitio. No es práctico hacerles un llamado para que vayan a vacunarse a una clínica o un salón; hay que llevarles las vacunas a donde ellos estén”, subrayó.
Solano también concordó en que, desde un inicio, se debió priorizar la vacunación de estos habitantes.
“Es un grupo que es un detonante de contagios en el marco de la transmisión comunitaria, como nos ha explicado el propio Ministerio de Salud desde el comienzo de la pandemia”, aseveró.
De acuerdo con datos de las autoridades, en Costa Rica hay poco más de 6.000 personas en situación de calle y alrededor de 3.000 habitan en San José. Sin embargo, organizaciones de ayuda y el municipio local consideran que el fenómeno recrudeció en la capital.
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Según Salud, se trata de ciudadanos que crecen con un sentido de desesperanza, inseguridad y rechazo social. Además, viven en condiciones de salubridad, nutrición y sociabilidad deplorables.
Lo anterior incrementa su riesgo de contraer el nuevo coronavirus, en especial para los mayores de 60 años, con problemas respiratorios, diabetes, cardiópatas o aquellos con afectación por VIH.
Municipalidad gestiona dosis
Ante la inacción del Ministerio de Salud y de la Caja, la Municipalidad de San José solicitó a la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología una campaña especial para los habitantes de la calle.
El ayuntamiento detalló a La Nación que la propuesta es inmunizar a esta población con vacunas monodosis (como las de la farmacéutica Johnson & Johnson) y que algunas organizaciones puedan ayudar en la aplicación de los biológicos.
Marianella Echeverría, jefa del Departamento de Servicios Sociales y Económicos de ese gobierno local, alegó que a estos habitantes se les dificulta cumplir el requisito de estar adscritos a los Ebáis de sus zonas de procedencia.
“Es una población a la que difícilmente podamos dar seguimiento, por ser itinerante (...). Incluso, para ellos es difícil recordar la fecha cuando han ido a un servicio público y poder decir, ‘bueno en el mes tal, en el día tal, a tal hora, tengo una cita’.
“Prácticamente, si no tienen el acompañamiento de un equipo profesional, pierden de vista qué día es y cuándo es o qué tan importante es para ellos porque son sobrevivientes”, destacó Echeverría.
La funcionaria comentó que esas personas están acostumbradas a sobrevivir el día a día y no bajo un proyecto de vida futuro, con metas y aspiraciones.
“Cuando usted les pregunta por su estado de salud hay mucho sesgo porque ellos por estar vivos dicen que están bien. Pero usted les ve la piel abierta, laceraciones en los pies, sin dientes o con piojos (…). Para ellos salud solo es sinónimo de sobrevivencia”, argumentó.
Por ahora, la esperanza de la Municipalidad es la donación de 1,5 millones de vacunas de una sola dosis que gestiona el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, ya que podrían funcionar para estos habitantes.
Echeverría consideró que, si se logran conseguir las inyecciones, el Ministerio de Salud tendrá que ser más flexible con el requisito de la zona de adscripción de dichas personas.
“Se debe considerar a las oenegés como residencias. Con los habitantes de calle no es tan importante de dónde provienen, porque su zona de procedencia puede ser Guanacaste, puede ser Golfito, Los Chiles (…), pero están aquí en la ciudad.
“Se debe entender como domicilio a los centros que les damos algún tipo de servicio, a las oenegés, a la Municipalidad. Que nos reconozcan como su domicilio y que articulen con nosotros para organizar los procesos de vacunación en nuestras sedes”, concluyó.
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