¿Cómo saber si tenemos anemia? Para saberlo con certeza solo hay una forma, y es con un examen de sangre.
Eso sí, requeriremos de un médico que nos guíe y nos ayude a confirmar o descartar y, en caso de ser positivo, saber cómo podemos remediar o controlar la situación. En una gran cantidad de casos, el apoyo de un profesional en nutrición es vital para mejorar nuestra condición.
Esta enfermedad es más usual en niños menores de dos años, embarazadas y adultos mayores, pero nadie está exento de riesgos.
En “Siéntase Pura Vida” exploraremos este tema con la ayuda del médico general Jorge Luis Sampson y de Alejandra Irola, representante del Colegio de Profesionales en Nutrición.
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¿Qué es la anemia?
Comencemos por entender el problema. La anemia es una condición en nuestra sangre. Todos nosotros tenemos glóbulos rojos, son células que tienen una proteína clave: la hemoglobina. Esta es vital porque transporta oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo. Esta proteína es rica en hierro y le da a la sangre su característico color rojo.
“El glóbulo rojo es el transporte para el oxígeno. El glóbulo rojo se pone una mochila para llevar el oxígeno, y esa mochila es la hemoglobina. Pero no puede ser de baja calidad. Tiene que ser una buena mochila, de buen tamaño, buen color, con buen espacio para que quepa una buena cantidad de oxígeno”, ejemplificó Sampson.
A la cantidad de glóbulos rojos que componen nuestro organismo se le llama hematocrito. En quienes tienen anemia, el hematocrito está en niveles bajos. Entonces, al no haber hemoglobina suficiente, la cantidad de oxígeno que llegará a las células de nuestro cuerpo será menor.
La anemia se diagnostica cuando hay menos de 11 gramos de hemoglobina en sangre por cada decilitro (100 mililitros) de sangre (11 g/dl).
“En la anemia Hay una disminución de la calidad de transporte de oxígeno en la sangre a los tejidos”, precisó Sampson.
Los síntomas pueden ser muy variables y dependen de la gravedad de cada situación. Los dos primeros son los más comunes.
- Fatiga
- Debilidad
- Piel pálida o amarillenta
- Latidos del corazón irregulares
- Dificultad para respirar
- Mareos o aturdimiento
- Dolor en el pecho
- Manos y pies fríos
- Dolores de cabeza
- Taquicardia
Sin embargo, como estos síntomas también pueden coincidir con los de otras afecciones, por eso, es necesario el examen de sangre. Esta es la única forma en la que se podrá tener la certeza. Este examen luego debe ser revisado por un médico.
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Las causas
Según los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) hay al menos siete tipos de anemia.
Irola manifestó que de todas las causas, la principal es la falta de hierro, pues este nutriente es esencial para la hemoglobina.
Si se determina que este es el caso, a la persona se le recetará una dieta que incluya más fuentes de hierro, como las carnes rojas, o tener una mayor combinación de arroz y frijoles, o garbanzos y frijoles y de hojas verdes en su alimentación diaria.
También se verá si es necesario suplementarla. A algunas personas se les inyecta hierro para controlar los niveles.
En los menores de dos años se procurará que reciban más leche materna y el pediatra verá otras formas de suplementación, si fueran necesarias.
Sin embargo, Irola advirtió que por esta razón es necesaria la compañía de un médico, porque no en todos los casos la anemia se debe a los mismos factores. En el caso de la alimentación, también puede darse, aunque en menor medida, por la deficiencia de otros nutrientes, como la vitamina B12 o el folato (ácido fólico). Aquí también un refuerzo en lo que se come a diario puede ayudar.
Igualmente, podrían darse casos en los que, por otras enfermedades, los glóbulos rojos no se repongan tan rápido o el cuerpo los destruya, condición que debe analizarse en conjunto con el médico.
En algunas ocasiones esto podría deberse a enfermedades autoinmunes o a algún tipo de cáncer, como una leucemia. Por esta razón, el examen y posteriores revisiones médicas son necesarias para monitorear el comportamiento del paciente y descartar enfermedades más graves, y, en caso de que estas sean las causas, hacer una detección oportuna, que permita una mejor atención, mejor calidad de vida y minimice el riesgo de muerte.
Otra causa posible es pérdida de sangre y, en otras ocasiones muy puntuales e infrecuentes, se debe a enfermedades genéticas que producen niveles anormales de hemoglobina, lo que complica todavía más su salud.
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Estar al tanto
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¿Cada cuánto hacerse este examen de sangre? Sampson e Irola coincidieron en que una vez al año es suficiente para estar al tanto, no solo de si tenemos anemia, sino también de cómo estamos en colesterolo o triglicéridos. Sin embargo, si ya se han dado anteriormente niveles bajos de hemoglobina, la recomendación sería cada seis meses para ver cómo marchan. Incluso, en algunos casos más específicos un profesional en Medicina recomendará hacerlos más seguido para tener un control más a fondo.
Siéntase Pura Vida, incluya alimentos ricos en hierro en su dieta. Hágase exámenes de sangre una vez al año, estos podrán ayudarle a saber cómo está su salud en muchos ámbitos. Y si le diagnostican anemia, siga las recomendaciones para mejorar.
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