El 88% de la población costarricense respira aire contaminado, que incumple los estándares de calidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alertó la Defensoría de los Habitantes.
Este fue una de las conclusiones más preocupantes del encuentro con especialistas en calidad de aire y contaminación convocado por la Defensoría para abordar la situación en el país y evaluar posibles soluciones.
Jorge Herrera, vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional (UNA) presentó datos de una medición de las partículas PM 2,5. Estas son consideradas las más dañinas, ya que son muy finas y por ello tienen la capacidad de llegar directamente a los pulmones.
San José registró 27,1 µg/m3 de partículas PM 2,5 mientras que, por ejemplo, la Ciudad de México registró 21,7 µg/m3. Estas partículas provienen de vehículos, fábricas y otras actividades.
Por su parte, Ronald Flores, experto en transporte público, que es una de las mayores fuentes contaminantes, señaló que la congestión vehicular es una de las variables más críticas. La congestión produce desperdicio energético, deteriora la calidad del aire y contribuye al calentamiento global.
El cambio climático es afectado por las emisiones producidas por el transporte, entre ellas dióxido de carbono (CO2), además de óxidos de azufre, nitrógeno, carbono, ozono y material particulado. Para él, una adecuada gestión del transporte público puede paliar estos efectos.
“Atrasar más las soluciones para su modernización se opone al desarrollo del país, al medio ambiente, a la Agenda 2030 de compromiso internacional y, sobre todo, a mejoras importantes para la calidad de vida de los y las habitantes”, dijo.
Impacto a la salud de la contaminación del aire
El impacto de la contaminación en la salud va desde afectaciones en el aparato respiratorio hasta el corazón, aparato reproductor y las arterias, advirtió Rosario Alfaro, consultora ambiental en temas de emisiones contaminantes del aire.
Frente a esta situación, la defensora de los Habitantes, Angie Cruickshank, urgió al Ministerio de Salud a tener una actitud más proactiva, pues la Ley General de Salud es clara al indicar que corresponde a las autoridades sanitarias aplicar y controlar el cumplimiento de las normativas que protegen el ambiente.
“La calidad del aire que respiramos es un tema que nos afecta a todos, y requiere de un compromiso colectivo para lograr cambios significativos. Debemos continuar trabajando juntos, desde todas las esferas de la sociedad, para fortalecer las políticas públicas que protejan nuestro derecho a un ambiente sano y asegurar que la salud de la población se coloque siempre en primer lugar”, añadió.
El reglamento vigente de control y monitoreo de emisiones cubre los contaminantes más relevantes y se cuenta con límites de exposición primaria y secundaria, según indicó José Félix Rojas, especialista de la UNA.
Sin embargo, dijo, es importante trabajar como país, en asegurar recursos fijos para la red de monitoreo y la participación de otros actores claves.