El Ministerio de Salud analiza el uso de la vacuna contra covid-19 del laboratorio chino Sinopharm.
Dicho fármaco recibió la precalificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pasado 7 de mayo, y desde ese momento está incorporada al listado de Medicamentos para Uso de Emergencia (EUL, por sus siglas en inglés).
Ese aval la califica para ser utilizada en nuestro país.
“Desde ese mismo momento hemos estado viendo con la Embajada de China en Costa Rica para ver qué posibilidades hay de adquirirla”, destacó la tarde de este viernes, Daniel Salas Peraza, ministro de Salud, en conferencia de prensa.
Sin embargo, no trascendió la respuesta de la Embajada ni si se tienen las dosis suficientes como para proporcionar el fármaco a nuestro sistema de salud.
El pasado miércoles, Salas destacó en un informe de vacunación que no había comunicación sobre disponibilidad ni sobre posibles fechas de entrega.
Las características
Este producto es diseñado por el laboratorio Sinopharm en conjunto con el Grupo Nacional Biotecnológico de China (CNBG, por sus siglas en inglés).
Su nombre de estudio es BBIBP-CorV y su nombre comercial es Covilo.
Cabe destacar que esta no es la única vacuna china, pues otras instituciones del país asiático tienen en desarrollo otras dos. Por ejemplo, este producto es distinto del laboratorio Sinovac, también de China, y que es utilizado para vacunar a parte de la población chilena.
En este momento solo la de Sinopharm tiene precalificación de la OMS y sería considerada por Costa Rica.
Este fármaco consta de dos dosis que se colocan con una diferencia de 21 días. Son inyectadas en el músculo deltoides, en la parte superior del brazo.
El producto está indicado para personas mayores de 18 años. Está contraindicado solo para personas con problemas de anafilaxis (reacciones alérgicas que ponen en riesgo la vida de la persona).
Este inyectable puede almacenarse a temperatura de refrigeración normal, entre 2° C y 8° C.
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Vacuna ‘más tradicional’
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A diferencia de las otras inyecciones contra la covid-19 que se utilizan en nuestro país, esta está compuesta por virus inactivados.
En otras palabras, esta es una vacuna más “tradicional”, como las que se utilizan desde hace años en el mundo.
Según información disponible en el sitio web de Sinopharm, los científicos tomaron tres variantes de los virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, de pacientes de hospitales chinos.
Posteriormente los desactivaron o inactivaron, es decir, les suprimieron la acción para que no pudieran infectar a la persona y replicarse dentro del organismo.
Una vez con los virus inactivados, los científicos los mezclaron con una sustancia llamada adyuvante. El adyuvante estimula al sistema de defensas para crear una respuesta mayor.
A partir de esto se creó la vacuna de dos dosis, cada una con la misma cantidad de virus inactivado.
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Una vez que el producto se inocula y entra al cuerpo, su primer contacto con el organismo son células de nuestro sistema inmunitario que se encargan de reconocerlo como un agente externo e identificar sus características.
Conforme más células de diferentes tipos en nuestro sistema de defensa se familiarizan con el virus, comienzan a crear anticuerpos contra este. También se “reclutan” células inmunitarias que tendrán en su memoria las características del “invasor”.
Si en algún momento la persona inmunizada se expusiera al virus, los anticuerpos impedirían su paso, y si, alguno lograra escabullirse, otras células de defensa bloquearían la replicación e impedirían al SARS-CoV-2 crear mayor cantidad de copias para no “colonizar” al organismo.
¿Y cuán eficaz es?
En los ensayos clínicos se mostró que dos semanas después de la segunda dosis, la vacuna tenía un 79% de eficacia para evitar la enfermedad con síntomas leves, y se vio la misma eficacia para evitar complicaciones y hospitalizaciones.
Hasta el momento, se ha comprobado que seis meses después los anticuerpos continúan activos.
Por lo visto por ahora, la inmunización protege contra las variantes del virus que generan más preocupación.
En las campañas de vacunación de otros países se ha visto una efectividad mayor al 80% de las personas de todas las edades.
Aún no se sabe la eficacia que pueda tenerse en grupos específicos que fueron excluidos de las primeras rondas de investigación biomédica, como mayores de 60 años, embarazadas, mujeres en lactancia o personas con problemas inmunitarios.
Sin embargo, el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE, por sus siglas en inglés), órgano de la OMS que realizó el análisis para la precalificación, indica que sí puede recibirse en varias de estas poblaciones.
Por ejemplo, la recomienda para adultos mayores, para mujeres en lactancia y para personas con problemas inmunitarios. Empero, advierte que para este último grupo el nivel de eficacia puede ser menor.
En cuanto a las embarazadas, se pide a cada médico evaluar el riesgo-beneficio de la paciente, y aplicarla solo en el caso de que la mujer tenga un riesgo mayor de infección (por ejemplo, trabajadoras de la salud) o con factores de riego para complicarse y morir de covid-19.
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