La segunda ola pandémica golpea a peones agrícolas de la zona norte, acostumbrados a moverse constantemente en busca de trabajo por las localidades fronterizas mientras viven en condiciones de pobreza, hacinados y sin seguro, agua potable o comida.
Las acciones de diferentes instituciones estatales se concentran en seis distritos y dos cantones de esa porción del territorio nacional, en donde se amplió este domingo la alerta naranja, buscando contener el avance de la covid-19 entre esas poblaciones, consideradas entre las más vulnerables ante el nuevo coronavirus.
La médica Guiselle Guzmán Saborío, jefa del Área de Salud Colectiva, de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ha coordinado el trabajo de campo de un numeroso equipo que trabaja en la zona norte desde la semana pasada. Describe lo que han encontrado ahí con estas palabras:
"Es una zona de bastante pobreza, con población que fluye y es muy dinámica porque se mueven adonde encuentran trabajo. Son zonas agrícolas y ganaderas. Ellos se mueven donde hay empleo. Y el virus se mueve con ellos.
“Encontramos gente que de Peñas Blancas de San Ramón con mucha relación con Cariari, en Pococí de Limón, porque van de un lugar a otro: mañana, trabajan en una piñera, otra semana en una bananera. Aquí el tema no es la nacionalidad. Hay que quitar esa idea falsa de que solo es población nicaragüense. Esa no es la realidad”, aclaró Guzmán.
Al menos, la mitad de quienes han encontrado son costarricenses, dijo, y el resto de otras nacionalidades, como nicaragüenses, venezolanos y guatemaltecos. En el caso de los nicaragüenses, agregó, muchos ya llevan 30 o más años de estar en territorio nacional, con dos o más generaciones nacidas aquí.
El hacinamiento en que viven estos peones agrícolas, y la pobreza asociada, explica que se vuelva común encontrar familias completas, de siete o más miembros, compartiendo una misma habitación.
Es población sin seguro ni acceso a servicios básicos, como electricidad o agua, condiciones que, según Guzmán, facilitan la transmisión del virus al tener poca seguridad laboral y familiar.
La situación está obligando a los cuerpos que coordinan las acciones de contención en esa zona, a pensar en albergues para trasladar hasta ahí a quienes no cuentan en sus casas con las condiciones mínimas para cumplir el aislamiento mínimo recomendado, de 14 días, confirmó a Noticias Fortuna el director de Vigilancia de la Salud, del Ministerio de Salud, Rodrigo Marín Rodríguez.
En Costa Rica, este lunes, se registraron 24 casos nuevos del nuevo coronavirus, para un total de 1.342 acumulados desde marzo.
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Planta que no tome medidas, ‘será cerrada’
El ministro de Agricultura, Renato Alvarado, ratificó la complejidad de la situación que se maneja en ese sitio.
"Es una zona expuesta. Es abierta. Los trabajos del campo y la construcción los realizan mucha mano de obra extranjera. Al estar cerradas las fronteras, eso pone presión al sector agrícola, que está en temporada de cosecha. Se han detectado conglomerados en momentos en que se dan las cosechas, y cuando se requiere con intensidad de mano de obra.
“Por eso, se ha trabajado con empresarios de las fincas para que apliquen los protocolos establecidos de distanciamiento en el campo, con tapabocas, lavado de manos y procesos de desinfección. Desafortunadamente, no son procesos infalibles, por más que se sigan los protocolos siempre existe la posibilidad de que alguien esté enfermo y genere focos de contaminación”, reconoció Alvarado quien apoya la advertencia hecha por el ministro de Salud de emitir órdenes y eventuales cierres a los empresarios que no cumplan.
“No estamos en disposición de que la gente no acate los protocolos. Donde no lo hagan, tendrán que ser cerradas esas plantas, y hay disposiciones legales para los reincidentes. No estamos jugando con esto. Si hay que denunciar a aquellos empresarios que no quieran hacer las cosas habrá que hacerlo porque no vamos a arriesgar una vida”, advirtió.
El ministro de Agricultura dijo que servicios básicos como el transporte de peones están siendo revisados para garantizar la seguridad en el traslado a labores de recolección, en buses donde se respeten las órdenes de distanciamiento físico.
Para contener el avance de la pandemia en esa zona, equipos técnicos buscan tener claros los focos de contagio y el historial del movimiento de las personas, con el fin de hacer un cerco sanitario.
Pruebas Covid 19 en Empacadora en Los Ángeles de la Fortuna.
Posted by Noticias Fortuna on Monday, June 8, 2020
La apertura de albergues busca dar a estas personas la atención que necesitan para recuperar la salud mientras las autoridades sanitarias tienen el control de su cuarentena, al tiempo que aseguran la alimentación de las familias de estos trabajadores. “No podemos ponerlos en una situación de indefensión sanitaria y económica”, advirtió Alvarado.
La Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), por medio de su presidenta, Laura Bonilla, no ocultó su preocupación por el aumento del tránsito de migrantes indocumentados provenientes de Nicaragua.
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“El sector exportador clama para que se refuercen los controles fronterizos al ciento por ciento y que se intensifique la vigilancia con más puestos de control en carreteras para identificar y devolver a aquellos migrantes indocumentados que se detecten”, manifestó la Cámara en un comunicado de prensa.
Sugieren realizar testeos en todas las plantas de la zona y analizar la apertura de campamentos de atención en áreas identificadas como focos contaminación, con la posible ayuda de organismos internacionales.
Abel Chaves, presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña, explicó que se están reforzando los protocolos. Incluso, dijo, algunas empresas hasta suspendieron las visitas de terceros, como proveedores y agentes.
“A pesar de esos controles, no podemos tener control sobre las burbujas de cada uno de esos trabajadores y de dónde proceden”, aclaró Chaves.
Datos de Cadexco revelan que la región Huetar Norte es la tercera región en exportaciones nacionales: en el 2019, informó la Cámara, los 228 productos que salen de estos cantones hacia 79 países del mundo sumaron un monto de $1.053 millones del total de la oferta exportable del país.
Estrategia comunitaria
Los equipos técnicos están enfocando sus baterías en la estrategia comunitaria, con la integración de líderes locales que son quienes conocen la historia de sus vecinos y pueden facilitar la tarea del rastreo de casos y los movimientos de estos trabajadores, explicó Guiselle Guzmán.
Fue de esa manera que lograron detectar a un taxista de Cariari, en Pococí de Limón, que contagió a varias personas mientras trabajaba.
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Al explorar su historia se dieron cuenta de que es papá de cinco menores, y ve también por su papá y mamá. Se trabajó no solo para que él logre recuperar la salud, sino para conseguirle comida a toda su familia mientras él está alejado de la actividad que le da sustento.
"Entramos en una fase comunitaria, porque esta población tiene una dinámica diferente que solo los líderes de la comunidad conocen. Sabemos que si alguien no tiene seguro no va al hospital, y necesitamos que si es un adulto mayor diabético busque atención desde el primer momento porque se nos puede complicar.
“La estrategia es muy comunitaria, muy de atención primaria, de búsqueda, de rastreo, de contener el aislamiento, que se mantengan en cuarentena mientras se apoya a su familia. Es una estrategia también muy intersectorial”, explicó Guzmán.
Sin duda, se trata de un trabajo muy duro, en un esfuerzo por retrasar al máximo la transmisión comunitaria.
Uno de los puntos más críticos es el tema de los asintomáticos, una de las variables más temidas en todo este escenario, y de las más difíciles de controlar, admitió Guzmán.
“Analizamos los conglomerados, pero no sabemos hasta cuándo nos dará la tela para poder rastrear a todos cuando tengamos la fase de transmisión comunitaria, que no sabemos en Costa Rica cómo será”, manifestó la especialista.