Costa Rica negocia la compra de 2,5 millones de dosis de la vacuna contra la covid-19 de las empresas Pfizer y BioNTech.
La nueva adquisición permitirá proteger a niños menores de 12 años, población que hasta el momento había quedado excluida de estas campañas.
La farmacéutica estadounidense informó de que en este momento realiza ensayos clínicos para el desarrollo de una vacuna pediátrica.
A ese grupo estarían dirigidas 1,5 millones de dosis, que alcanzarían para 750.000 menores.
Este fármaco sería utilizado una vez que reciba la autorización de uso de emergencia de una agencia reguladora estricta.
De acuerdo con la prensa estadounidense, el laboratorio farmacéutico pedirá, en setiembre u octubre próximos, dicha autorización ante la Agencia Estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). El primer permiso se pediría para proteger a niños de entre 5 y 11 años.
A través de un comunicado de prensa, el Gobierno señaló que también se evaluaron otras opciones de laboratorios que desarrollan una vacuna pediátrica contra covid-19, como es el caso de la compañía Moderna.
No obstante, a causa del precio y plazo probable de aprobación, Pfizer constituye una opción más viable.
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Asimismo, se obtendría 1 millón de vacunas como una eventual dosis adicional para funcionarios de primera línea de atención y personas mayores de 58 años, quienes fueron los primeros en ser inoculados.
Estas vacunas no se utilizarían inmediatamente, pues de momento no hay consenso en torno a la necesidad de una tercera dosis; la gestión se realiza para prever las necesidades eventuales de 2022.
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¿Qué dice la ciencia de vacunas en menores de 12 años?
En marzo pasado, Pfizer y BioNTech comenzaron un ensayo clínico en población pediátrica.
Las pesquisas involucran a 4.500 menores de edad saludables que no habían sido infectados con el virus anteriormente.
Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos según su edad: de 5 años a 11 años con 11 meses; de 2 años a 4 años con 11 meses; y de seis meses y 1 año con 11 meses.
Adicionalmente, cada grupo de edad fue dividido en cuatro. Uno de los grupos es de control y recibe un placebo.
Los otros tres reciben dos dosis con 21 días de diferencia del mismo producto aplicado a los adultos, pero con diferente dosificación. A los adultos se les inyectan 30 microgramos.
Con los menores se hacen prueban con diferentes cantidades de la dosis para determinar cuál es la mejor en cada edad: un grupo recibe 10 microgramos, otro 20 y otro 30.
Los efectos secundarios mostrados hasta el momento han sido muy similares a los de los adultos: dolor, enrojecimiento en el sitio de la inyección, fiebre, fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, dolor muscular, dolor de articulaciones. En raros casos se vio diarrea y vómito.
En los participantes menores de dos años se vio llanto y falta de apetito.
Pfizer asegura buena respuesta de anticuerpos en todas las edades. Por ello, solicitarán la autorización de uso de emergencia para los dos primeros grupos próximamente.
La FDA decidirá si avala o no esta licencia temporal. Si lo hace, Costa Rica pasaría a estudiar si aplica la vacuna en esos grupos.
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¿Qué dice la ciencia de dosis adicionales?
Desde febrero pasado, Pfizer realiza un estudio para probar la necesidad de un booster seis o doce meses después de la segunda dosis.
Es una extensión del ensayo clínico individual, que divide a la población de la fase III en tres grupos: uno recibe una dosis de refuerzo seis meses después de la segunda, el otro a los 12 meses y el tercer grupo no recibiría esta vacuna “extra”, sino que sería el grupo control.
En julio pasado, un comunicado de la farmacéutica señaló que una tercera inyección podría aumentar la cantidad de anticuerpos en las personas y darles mayores armas contra la variante delta, que es más transmisible.
Israel y Alemania ya comenzaron a administrar una tercera dosis a los mayores de 60 años y a la población con enfermedades inmunitarias o problemas serios de defensas. Francia lo hará en setiembre. Otros países ya lo están considerando.
No obstante, esto se da en momentos en que algunos países no han logrado aplicar ni siquiera la primera inyección en el 10% de su gente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo este miércoles un llamado para que quienes están en capacidad de colocar refuerzos, lo hagan después de setiembre y, por ahora, donen esas vacunas.
Además, diversos especialistas señalan que aún no es momento para pensar en una dosis adicional dado que se ha mostrado que las dos dosis aún mantienen efectividad contra complicaciones de la enfermedad y fallecimientos, incluso con la variante delta.
Una de ellas es la jefa de vacunas de la OMS, Kate O’Brien, quien manifestó el lunes que no hay pruebas convincentes sobre la necesidad de la tercera dosis.
Ann Lindstrom, jefa del Programa de Inmunizaciones de la OMS, opina igual: “no hay evidencia empírica ni científica que nos haga decir que haya que usar de manera sistemática refuerzos”.
“Puede ser que se necesiten refuerzos después de uno o dos años. Pero, en este momento, seis meses después, no parece haber ninguna indicación”, añadió.
Colaboró la periodista Ángela Ávalos
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