Gustavo Céspedes Orozco era farmacéutico. Tenía 39 años cuando se convirtió en una de las 2.984 víctimas mortales de la covid-19 en edad productiva que fallecieron en el 2021, segundo año pandémico y el de más decesos acumulados en Costa Rica.
Céspedes, quien dejó a un bebé recién nacido y a una pequeña de tres años cuando falleció, el 13 de mayo de 2021, era un profesional muy activo. Junto a su esposa, Lourdes Laínez Murillo, había empezado a construir un proyecto de familia, hasta que el SARS-CoV2 irrumpió como un tsunami y arrasó con todo; incluso, su vida, recuerda hoy su viuda.
Según un análisis de La Nación con base en datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), entre el 2020 y el 2021−primer y segundo año pandémicos− fallecieron 3.930 hombres y mujeres en edad productiva como Gustavo Céspedes, por causas relacionadas con la covid.
Los datos oficiales de mortalidad por esta causa del 2022, a cargo del INEC, aún están en proceso y se publicarán en el transcurso de este año. Por eso, la cifra real será mayor al cumplir Costa Rica, este 6 de marzo, tres años del primer caso confirmado de covid-19 en su territorio.
El 11 de marzo se cumplirán también tres años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por esta enfermedad.
Esos 3.930 fallecidos en edad productiva son un 52% de las 7.531 muertes registradas únicamente en los primeros dos años pandémicos. De ellos, 62% eran hombres (2.451 personas) y 37% mujeres (1.479).
En el 2020, fueron 946 los hombres y mujeres en edad de trabajar que fallecieron por esta causa en Costa Rica. La cifra se disparó a 2.984 en el 2021, el año con más decesos por la enfermedad pandémica, cuando circuló la variante delta del SARS-CoV2, el virus que produce la covid-19.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la población en edad de trabajar es aquella considerada “apta en edad para ejercer funciones productivas”. Por lo general, son personas de 14 años y más aunque, aclara la OIT, no existe uniformidad internacional en la definición.
Para efectos de este artículo, los datos presentados corresponden a personas de 20 a 69 años analizados a partir de información solicitada al INEC, según grupos decenales de edad.
No son solo cifras. Son rostros y vidas de hombres y mujeres que dejaron familias, amigos, trabajos. Gustavo Céspedes es uno. Pero también está el médico del Hospital Monseñor Sanabria, de Puntarenas, Jorge Solís Jerez, de 43 años, fallecido el 19 de setiembre del 2020; y Remberto Ramírez García, de 58 años, quien murió el 5 de agosto del primer año pandémico.
Está la historia de la médica de emergencias del Hospital de Alajuela, Julia Zamora Brenes, de 43 años, quien falleció el 12 de julio del 2021 luego del nacimiento de su primer hijo. A Zamora le indujeron el parto y logró dar a luz el 3 de julio.
También está la historia de Jairo Navarro Cortés, quien laboraba en enderezado y pintura. Navarro tenía 43 años cuando murió, el 12 de mayo del 2021. Al igual que la médica, se fue sin conocer a su primer hijo, y dejó a su esposa, Lucía Marín Loría, dependiendo de ayuda.
Recuento de tres años
Hasta la semana epidemiológica 8 del 2023, finalizada el 25 de febrero, Costa Rica acumulaba 9.399 muertes relacionadas con la covid-19, según el conteo que lleva La Nación con base en los reportes semanales del Ministerio de Salud.
El ritmo en el crecimiento de las muertes se redujo sustancialmente con el aumento en la cobertura de la vacunación anticovid.
La primera muerte se registró el 18 de marzo del 2020, cuando falleció el médico pediatra Roberto Galva Jiménez, de 87 años, en el Hospital San Rafael de Alajuela, epicentro inicial de la pandemia.
En esas primeras semanas, los fallecimientos se concentraron en población adulta mayor.
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No fue posible que el Ministerio de Salud facilitara los números de mortalidad, por edad y sexo, al cierre de edición de esta nota.
El año pasado, el hackeo a los sistemas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) causó problemas en el registro de estos y otros datos, además de innumerables problemas de atención a los asegurados.
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En el 2020, según el INEC, hubo 2.302 muertes relacionadas con la covid. Un año después, ese número subió por efecto de la circulación de la variante delta del coronavirus, que causó 5.229 fallecimientos, provocó miles de contagios y saturación de los hospitales de la CCSS.
De esta forma, los infartos quedaron desplazados como primera causa de fallecimiento entre la población costarricense, según el INEC. Desde el 2000, el infarto agudo al miocardio acaparaba el primer puesto entre las causas de muerte.
En el 2022, murieron por causas relacionadas con la covid 1.727 personas, según el recuento del Ministerio de Salud.
Esa cifra es tres veces menor a la del 2021, lo cual se atribuye al aumento en la cobertura de la vacunación anticovid, que se inició el 24 de diciembre del 2020 en población de riesgo. Hasta febrero, la Caja Costarricense de Seguro Social había colocado casi 13 millones de dosis.
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En lo que va del 2023, han fallecido 141 personas, según los registros que lleva La Nación.
En la última semana, 207 enfermos con covid-19 estaban hospitalizados, una cantidad que ha venido en aumento desde noviembre pasado pero sin llegar a las cifras del 2021, de alrededor de 1.400 internamientos en hospitales saturados y Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) llenas.
Mayo del 2021 fue el mes que encabezó el recuento trágico de muertes, con 810 fallecimientos, casi 27 por día, con picos de hasta 40 muertes en 24 horas.
Un 53% de estos fallecimientos fue en el grupo de 50 a 69 años y un 18%, en menores de 50 años, es decir, en población en edad productiva, o edad para trabajar.
A pesar de lo anterior y de que la vacunación anticovid se mantiene activa, con disponibilidad de vacuna bivalente desde febrero, siguen muriendo personas por esta causa; en promedio dos muertes diarias en la última semana.
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Para el microbiólogo y salubrista, Darner Mora Alvarado, es importante estudiar este dato de mortalidad en edad productiva por sus implicaciones para el país.
Mora, quien también dirige el Laboratorio Nacional de Aguas, de Acueductos y Alcantarillados (AyA), insistió en que esto es resultado de la sindemia por la complejidad social y sanitaria desencadenada por la pandemia de covid-19.
“Estamos en una etapa de transición con ómicron, que fue el inicio del fin de la pandemia. ¿Pero qué significa esto? Que vamos a tener el virus endémicamente en los países, van a haber picos altos y valles en las olas pequeñas.
“Hay que seguir vacunándose, lavándose las manos con agua potable y jabón, hay que seguir usando mascarilla en los lugares cerrados y guardando distancia. Hay que tener claro que el ejercicio, el sol, la higiene mental son fundamentales y tener muy claro que la covid-19 sigue matando gente”, recalcó el salubrista.