En agosto, 266 personas fallecieron por causas asociadas a la covid-19 en los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Según datos brindados por la institución, la cifra representó un aumento del 140% en relación con el mes anterior, en el cual se produjeron 112 decesos vinculados con la enfermedad.
Con ese incremento, la covid-19 desplazó como primera causa de fallecimiento en centros médicos públicos a los padecimientos del sistema circulatorio, que registraron 135 muertes, y al cáncer, con 113.
Sin embargo, esto no quiere decir que covid-19 se haya convertido en la primera causa general de muerte en nuestro país.
“Es importante recalcar que la mortalidad dentro de los casos covid-19 ha ocurrido en el ámbito hospitalario y con muy escasas muertes en el ámbito domiciliar, razón por la que el estimado de muerte hospitalaria debe de visualizarse en el contexto de otras causas de muerte que ocurren fundamentalmente en el ámbito domiciliar, como es el cáncer o las enfermedades terminales”, explicó Roy Wong, epidemiólogo de la CCSS.
La gran mayoría de los fallecidos por causas asociadas a covid-19 presentaban factores de riesgo como edad avanzada o varias enfermedades, o condiciones de fondo, como obesidad, hipertensión, diabetes, cáncer o problemas en el hígado o los riñones.
Más allá de los factores de riesgo
Los especialistas señalan que el tener enfermedades crónicas de fondo no es sentencia de muerte, pero sí implica que las personas deben cuidarse más de un posible contagio, y deben tener bien controlada su enfermedad y tomar su tratamiento al día, para así evitar posibles complicaciones si se infectaran con el virus.
“Conociendo la elevada probabilidad de mortalidad en este grupo de población, resulta indispensable la responsabilidad comunitaria en la prevención de la infección de esta población para reducir la probabilidad de enfermedad grave y el riesgo de muerte”, destacó Wong.
Para Mario Ruiz Cubillo, gerente médico de la CCSS, el hecho de que las personas tengan estas condiciones de fondo no implica que de todas formas fueran a fallecer aún sin la enfermedad, pues un buen control les habría permitido vivir varios años con calidad de vida.
“Si bien las muertes ocurren en personas con enfermedades de fondo, muchas de ellas podrían tener más años de vida si no fuera por la complicación suscitada por el virus; esto quiere decir, la lucha contra el virus es válida y necesaria”, concluyó Ruiz.
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Letalidad sigue siendo de las más bajas
Esta no es la primera llamada de atención sobre muertes en pandemia. El pasado 14 de setiembre, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se había mostrado preocupada por el aumento de los decesos asociados a covid-19 en nuestro país.
“Aunque los casos reportados esta semana en Costa Rica están en línea con el promedio del país en las últimas semanas, el número de muertes reportadas aumentó en un 84% en la última semana. Y la incidencia de muertes relativas con la población del país (de 92 a 114 por cada millón de habitantes) ha subido un 24% en siete días”, señaló la institución en ese momento.
No obstante, Costa Rica sigue teniendo una de las tasas de letalidad más bajas del mundo. La tasa de letalidad representa el número de muertos que se da en relación con las personas diagnosticadas. En nuestro país sí ha aumentado, al pasar de 0,4% en julio a 1,1% en setiembre, pero está por debajo de la media mundial, que en las últimas semanas ha oscilado entre 2% y 3%.