Apenas en enero Marielos Méndez, de 75 años, sufrió el embate de la covid-19 como parte de la ola provocada por la variante ómicron. No requirió hospitalización pues se recuperó en su casa, en Moravia, San José. Sin embargo, la infección le dejó importantes secuelas que hoy la tienen en el grupo de pacientes poscovid que acudió por ayuda al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare).
Según cuenta Méndez, se siente diferente. “Me da mucho cansancio y sueño. Se me dificulta hablar porque se me enredan las palabras. Antes, usaba andadera; ahora necesito silla de ruedas. Covid me quitó mucha fuerza en las piernas”, describe mientras espera su primera consulta con ocho especialistas del Cenare que evaluaron su condición el 23 de febrero.
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La paciente, además, depende casi en su totalidad de la asistencia de sus familiares o de terceras personas para realizar cualquier tarea, por sencilla que parezca, como asearse, vestirse y preparar sus propios alimentos.
El médico fisiatra y director de servicios médicos y apoyo técnico del Cenare, Pablo Pacheco, explicó que el programa en el que está Méndez recibirá pacientes con secuelas graves poscovid de todo el país. Deben ser referidos por otros hospitales y áreas de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) luego de confirmar que cumplen con uno o varios de estos cinco criterios para ser atendidos en el Cenare:
- Problemas en la marcha.
- Depender de un tanque de oxígeno para respirar.
- Movilidad limitada en al menos tres articulaciones del cuerpo.
- Dificultad cardiorespiratoria.
- Dependencia de moderada a severa en actividades de la vida diaria. Esto último incluye a personas que no pueden valerse por sí mismas para bañarse, comer y movilizarse por lo que requieren de alguien más que los asista.
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La terapeuta del lenguaje Daniela Araya forma parte del equipo de ocho especialidades diferentes a cargo de estos enfermos. Explicó que a cada uno se le hará una valoración de las secuelas.
En el caso de su especialidad, revisará los posibles problemas que dejó la covid-19 en voz, en la capacidad para tragar (deglución) y en el olfato como resultado de la infección o de la ventilación mecánica invasiva que requirieron estos pacientes mientras estaban internados.
La trabajadora social, Diana Sánchez, confirmó que también se les dará herramientas tanto a los enfermos como a sus familias para que puedan reorganizar su vida. Según dijo, las secuelas poscovid van mucho más allá de lo físico pues han encontrado con secuelas sociales, como desempleo y pobreza, que se exacerbaron con la pandemia.
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La intervención a cada paciente que se reciba incluye atención psicológica, médica, Terapia Física, Terapia Respiratoria, Terapia del Lenguaje y Terapia Ocupacional.
Se les diseñará un programa personalizado de rehabilitación, con tratamientos y citas en el Cenare y rutinas para realizar en la casa del paciente por el tiempo que sea necesario.
Según Pacheco, el Cenare será reforzado con personal y equipo para atender los casos referidos de todo el país. También ampliará y mejorará su infraestructura.