Sucedió en sitios tan distantes como Sabana, en San José, o Los Ángeles, en San Isidro de Peñas Blancas, en la frontera con Nicaragua.
En esos lugares, la apertura de centros para casos positivos de covid-19, adonde enviaron a personas que no tenían las condiciones en sus casas para guardar las medidas de aislamiento, permitió contener el avance del nuevo coronavirus en esas comunidades.
No se reportaron casos secundarios a las primeras infecciones detectadas, lo cual evidencia que estos sitios funcionan como una de las estrategias más efectivas para cercar al virus cuando hay enfermos sin las comodidades básicas para respetar el distanciamiento físico.
Esta estrategia es considerada la más segura y efectiva tanto para los enfermos leves infectados con SARS-CoV-2, sus familias y contactos cercanos, como para las comunidades en donde se instalen estos centros, afirma el Ministerio de Salud, y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
Los sitios reúnen todas las condiciones de infraestructura para operar con seguridad, afirman, porque no se puede correr el riesgo de que de ahí sea que salga el coronavirus. Personal especializado, contratado directamente por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), y no voluntarios sin experiencia, se encarga de la atención de los residentes: la lavandería, alimentación, vigilancia, y seguimiento del estado de salud.
Los desechos bioinfecciosos se manejan aparte, y hay convenio con la Cruz Roja para el traslado inmediato de aquellas personas cuyo estado de salud evolucione y requiera atención en un hospital. Además, diariamente equipos de especialistas de la Caja y el Ministerio de Salud visitan a los residentes para monitorear la evolución de la enfermedad.
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“Es una opción que se da. El albergue favorece a la comunidad y evita la diseminación. Es un mecanismo de defensa. El hecho de contar con un albergue es un check de que se está cumpliendo un parámetro de la calidad de protección”, dijo Daniel Salas Peraza, ministro de Salud, en la conferencia de prensa de este miércoles, en donde informó sobre 504 casos nuevos que elevan la cifra de confirmados a 8.986 personas desde marzo.
Las declaraciones del ministro se dan pocas hora después de que un grupo de desconocidos quemara colchones frente a un inmueble donde se mantenían tres personas sospechosas de tener la enfermedad. La situación ocurrió en barrio Carmen Lyra, en Turrialba, Cartago.
“El hecho de contar con un albergue es una verificación de que se está cumpliendo con la preparación para la pandemia. Hago un llamado a la empatía y solidaridad, que la pandemia no nos quite la humanidad”, exhortó Salas.
Ventajas sobre riesgos
Hasta este miércoles, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) tenía 33 albergues identificados o en proceso de adecuación (adaptación a los requerimientos del Ministerio de Salud para albergar casos positivos) para recibir personas en diferentes puntos del país.
Seis de esos sitios tienen algún nivel de ocupación, y los otros 27 están disponibles para recibir enfermos, informó el presidente ejecutivo de la Comisión, Alexánder Solís.
De los seis ocupados, cuatro son para habitantes de la calle a quienes, de manera preventiva, se les dio un sitio en mejores condiciones que la intemperie para prevenir la infección con el nuevo coronavirus.
A la fecha, en esos cuatro centros residen 177 personas, incluidos los 21 residentes abierto para los adultos mayores en calle, y el Centro Dormitorio de San José, donde actualmente hay 36 ocupantes.
Hay dos centros más: uno en Liberia, Guanacaste, y un hotel en la capital con capacidad para atender hasta 60 personas, aunque solo hay 21. En este último sitio, se han atendido 87 personas que han terminado su periodo de cuarentena y han retornado a sus comunidades.
Este tipo de albergues comenzaron a surgir cuando las autoridades de Salud empiezan a detectar focos de la enfermedad en sitios donde no es posible mantener condiciones de saneamiento y de contención necesarias para que las personas hagan la cuarentena sin riesgo para terceros, informó Solís.
“Un primer elemento positivo es que nos permite proteger a la familia y contactos directos que no han contraído la enfermedad en aquellos casos donde la persona no tiene acceso a condiciones para cumplir el aislamiento; por ejemplo, si vive en asentamientos informales (conocidos como precarios) o cuarterías”.
“También tenemos casos de personas que no tenían arraigo, como los transportistas centroamericanos. Ahí tuvimos que aplicar esa estrategia de la contención de los casos positivos”, recordó Solís.
FUENTE: Alexander Solís, CNE || DISEÑO / LA NACIÓN.
Mayor apertura
El miedo de las personas ante la incertidumbre que arrastra consigo el nuevo coronavirus, alimentado con la desinformación o las noticias falsas que se han puesto a circular, se han convertido en los alicientes para la oposición a instalar estos centros en algunas comunidades. Alexánder Solís asegura que son las menos.
“Entendemos que las comunidades pueden reaccionar. Hemos asumido el compromiso con las autoridades municipales en el sentido de que nosotros no pretendemos llevar personas de ningún otro lugar a sus comunidades. Aquí apelamos a un principio fundamental de humanidad, de solidaridad.
“Cualquiera de nosotros puede enfermar, y tener condiciones para requerir ir a un albergue. Si vivimos con un adulto mayor, podemos hacer uso de un centro de casos positivos covid para proteger a nuestra familia. Las comunidades se equivocan cuando reaccionan de forma negativa a la ubicación de un sitio de albergue, porque es el sitio más humano y solidario que en medio de la pandemia podamos encontrar”, afirma Solís.
Estos sitios han llegado, incluso, a proteger a personas con covid-19 que han sido amenazadas en su comunidad de residencia.
Se dio el caso de una funcionaria pública a quien tuvieron que ubicar en uno de los centros abiertos en San José mientras cumplía el aislamiento porque donde vivía llegaron a amenazar con quemar su casa si se quedaba ahí.
Alexánder Solís afirma que los vecinos de las comunidades en donde se abran estos centros no corren ningún riesgo.
Las autoridades de Salud y Emergencias también trabajan en la planificación de centros colectivos que estarán en sitios como el centro de convenciones, totalmente aislados, para movilizar personas ahí si fuera necesario.
“Nosotros lo estamos previendo. Incluso, estamos previendo construir módulos o estructuras móviles en algunos sitios por si necesitamos ampliar la capacidad de contención. Tenemos que trabajar sobre el escenario máximo, para prever lo que nos puede llegar a pasar en dos o tres meses, y tenemos que ir tomando esa previsión por adelantado”, adelantó Solís.