“Una cosa es discutir sobre la legalidad del nombramiento y su vigencia, y otra el valor del criterio técnico de cada una de las personas que conforman la Comisión (Nacional de Vacunación y Epidemiología). Aquí hay que separar el polvo de la paja. Considero que los miembros actuaron acorde con las circunstancias.
“Si en un determinado momento se decidió que la vacuna era obligatoria para las personas según distintos escenarios epidemiológicos fue porque era lo más adecuado desde el punto de vista de la salud pública y por el momento epidemiológico que se estaba pasando”.
Estas son las primeras impresiones del epidemiólogo de la Universidad Nacional (UNA), Juan José Romero Zúñiga, tras el anuncio presidencial, de este 3 de agosto, de eliminar la vacunación obligatoria y cuestionar los acuerdos tomados en el seno de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) por supuestos problemas con los nombramientos de dos de sus integrantes.
La inoculación contra covid-19 se había mantenido obligatoria para niños y adolescentes entre 5 y 17 años, trabajadores de salud y funcionarios públicos. Las empresas privadas pueden, de forma extensiva, exigirla a sus trabajadores. Para los demás grupos poblacionales la inoculación siempre ha sido voluntaria.
La pediatra infectóloga, especialista en vacunas y exministra de Salud, María Luisa Ávila, coincide con Romero: “Las decisiones de la Comisión están sustentadas en evidencia. Ellos fueron muy claros cuando la señora ministra les preguntó cuáles eran los fundamentos. Queda absolutamente claro por qué es importante. Fundamento sí había. La Comisión no va a tomar decisiones antojadizas”.
“Las decisiones de la CNVE están basadas en evidencia científica disponible en cada momento, como deberían estarlo, y deben ser inmunes a los vaivenes políticos. Lamentablemente, eso en Costa Rica no está aplicando”, agregó la médica.
Por su parte, la viróloga Eugenia Corrales Aguilar dijo que en momentos de pandemia, con un virus con el que no sabíamos que estaba sucediendo, sí hay razones de peso para establecer la obligatoriedad de la vacunación en los grupos en que se dispuso y más.
“Así como en el país la vacunación contra sarampión, paperas, rubéola y polio es obligatoria para tener acceso al sistema educativo, es lo mismo con la vacuna contra la covid. Se sabía desde el inicio que esta vacuna prevenía la severidad. Desde el inicio era claro que no prevenía la infección.
“Concuerdo con la Comisión en poner la vacuna obligatoria para todos los grupos, sobre todo para funcionarios públicos. Me preocupa, sobre todo, que no se estén vacunando los niños menores de cinco años, porque no se sabe las secuelas a largo plazo que podría dejarles este virus. Si se piensa, por ejemplo, que es un virus que causa menos de 1% de muertes, pues polio era igual, y la gente con polio se vacunó porque era mejor prevenir que tener muertes en la familia”, dijo Corrales.
Corrales escogió la polio como ejemplo porque tiene ciertas características en común con la covid-19: una letalidad muy baja, de menos del 1% de los infectados, una mayoría de casos leves, pero también un porcentaje de personas que tuvieron síntomas menores pero que pueden tener consecuencias a largo plazo.
En el caso de la polio, de un 4% a un 5% experimentan síntomas más graves, y cerca de un 1% sufren parálisis. Con la covid-19, entre el 10% y el 20% de las personas que la padecen pueden experimentar síntomas durante meses o semanas, que pueden causar daños cardíacos o neurológicos.
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Motivación sin campañas no es motivación
Dentro de las preocupaciones de los especialistas está que se diga que la vacunación debe ser motivada y no obligada, pero no se hacen campañas.
“¿En dónde están las campañas de convencimiento, las campañas de educación para subir la cobertura? Me asusta que la gente confunda atrás con la espalda y gordura con hinchazón. Se le puede crear un mal ambiente a las vacunas en general y entonces, se comience a cuestionar su pertinencia”, advirtió Juan José Romero.
En estos momentos, y según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), 204.000 mayores de 12 años y 134.000 niños no tiene una sola dosis de covid-19. Hay 1.524.202 mayores de 12 años y 68.293 niños que ya tienen su segunda dosis y son candidatos a recibir la tercera y, sin embargo, no lo han hecho.
Corrales reiteró que el esquema completo anticovid es de tres dosis, algo que no ha estado claro en la comunicación desde el Ministerio de Salud.
“El esquema es de tres dosis. El problema con el gobierno actual es que no ha fomentado que el esquema es de tres dosis. Hay más de 1, 5 millones de personas con un esquema incompleto y han disminuido la efectividad por haber dejado pasar mucho tiempo desde la aplicación de la segunda dosis. Todos deberían tener, por lo menos, la tercera dosis”, enfatizó la viróloga.
La consecuencia de esto, advirtió, es que aumenten los internamientos en un sistema hospitalario ya colapsado. El problema, además de la desinformación, es el gran desconocimiento de la población, a la cual no se le ha dado las herramientas para entender muchas de las decisiones que expertos como los de la CNVE toman, dijo Corrales.
Para el Colegio de Microbiólogos y Químicos Clínicos de Costa Rica la vacuna contra el virus SARS-Cov-2, causante de la covid-19, debe ser obligatoria, ya que todavía el país no alcanzado los niveles de cobertura deseados.
“Desde el punto de vista de salud pública, consideramos todavía temprano en dejar a la población decidir si se vacuna o no, ya que los porcentajes de cobertura de la vacunación no permiten todavía bajar guardia y podríamos enfrentarnos nuevamente con la aparición de brotes de la enfermedad”, señaló Pilar Salas, presidenta del Colegio.
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¿Cuántas vidas se han salvado?
El salubrista y microbiólogo Darner Mora Alvarado considera que todas las decisiones tomadas por la CNVE durante estos años pandémicos han sido las más adecuadas.
“Es muy fácil criticar el partido al día siguiente que terminó. Dichosamente, esas decisiones fueron acertadas. Lanzo la interrogante: ¿cuántas vidas se salvaron gracias a la vacunación? Yo creo que han sido bastantes. Está claro, pero muy claro, que la vacunación anticovid ha sido fundamental para salvar vidas.
“Si bien no ataca el virus, sí ataca la gravedad de la enfermedad. Muchas personas con comorbilidades, como diabetes, obesidad, cáncer, que padecieron covid, hoy viven gracias a la vacuna”, destacó el salubrista, quien dirige el Laboratorio Nacional de Aguas.
Para Mora, lo más importante son los resultados y afirmó que la decisión comunicada este miércoles por el presidente Rodrigo Chaves y su ministra de Salud, Joselyn Chacón, “es una gran equivocación. Enorme”.
“Esto ha sido la crónica de una muerte anunciada. Desde el primer día, cuando quitaron las mascarillas y cuestionaron la vacunación, se veía que ese era el proceso. Ojalá se pregunten cuántas vidas se han salvado con esta vacuna. Deberían hacerlo”, comentó.
Para Elliott Garita Jiménez, secretario de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos, la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología es un cuerpo técnico de alta capacidad, con buena visión de todo el panorama epidemiológico.
“Sus decisiones fueron sumamente acertadas en su momento. Estuvieron basadas en la evidencia, tratando de visualizar escenarios y adelantándose. Sí, había razones de peso para la obligatoriedad de la vacunación, especialmente en grupos muy específicos”, dijo Garita.
Salas añadió: “las vacunas contra la covid-19 evitan que las personas se enfermen gravemente y con esto no se compromete la capacidad de atención hospitalaria. Al haber una mayor proporción de la población vacunada, se disminuye la circulación del virus por lo que habrá menos personas enfermas y también menor mortalidad. La menor circulación viral que se obtiene con una buena campaña de vacunación al disminuir las personas susceptibles también trae la ventaja de que limita la producción de nuevas variantes del virus”.
Ante las actuales circunstancias, los colegios profesionales hace un llamado a la población, sobre todo a las personas de alto riesgo, para que completen el esquema. “Estamos lejos de decir que estamos frente a una enfermedad controlada. Cada día, hay más de 2.000 contagios nuevos”, advirtió el médico.
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Preocupación por otras vacunaciones
La preocupación de los expertos va más allá del impacto que estas medidas puedan tener en las coberturas vacunales de la covid-19. Para ellos, el siguiente paso es debilitar otros esquemas en un sistema ampliado de inmunizaciones que está entre los más sólidos del mundo.
“En esta ola, que no ha pasado, y en las siguientes, eventualmente podríamos llegar a tener consecuencias en vidas y en todo lo relacionado con la carga de enfermedad en los hospitales, algo que se pudo haber evitado con vacunaciones a tiempo”, aseveró Romero.
Ávila complementó: “en otros países ya eso se ha reportado. La reticencia vacunal contra la covid-19 se ha visto que va de la mano con la reticencia a otras vacunas. Hay grupos que se han venido fortaleciendo y eso confunde a la gente”.
“Lamentablemente, aunque uno les dé la información y les dé los enlaces donde está la evidencia, escogen creerle a personas que no son profesionales de la salud”, agregó la exministra.
Los primeros pasos hacia la consolidación de un esquema nacional de vacunación se empezaron a dar hace más de 200 años. Actualmente, Costa Rica protege a su población contra 15 enfermedades inmunoprevenibles, incluida la covid-19.
La obligatoriedad de ese esquema es para población menor de edad, aunque desde 2021 se incluyó a la población adulta para el caso de la covid-19.
La inversión en el esquema básico implicó, tanto para el Ministerio de Salud como para la Caja, destinar más de $23,2 millones en el 2019, y casi $25 millones en el 2020.
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