Elevar la edad de retiro y ajustar los beneficios de los futuros jubilados son temas que enfrentan a los miembros de la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) de cara a la discusión sobre el informe de la denominada mesa de diálogo para la reforma del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Al menos dos de los nueve miembros de la Junta ven urgencia en reformar esas variables, otros, en cambio, acogen el informe de la mesa y prefieren no hacer cambios por ahora.
Renato Alvarado Rivera, representante patronal, y Oscar Fallas Camacho, del Estado, dicen estar dispuestos a convertirse en los miembros 'disidentes' y 'menos simpáticos y populares' de esa Junta con tal de promover, desde su silla en ese foro, las transformaciones que consideran necesarias para asegurar la sostenibilidad financiera del principal sistema de pensiones del país.
Contrario a lo que han manifestado otros miembros de ese órgano, Alvarado y Fallas no están satisfechos con el resultado de la mesa de diálogo, de donde salieron 33 recomendaciones que no incluyeron ni elevar la edad mínima de retiro (65 años en la actualidad), ni recortar los beneficios (entre ellos, el porcentaje del salario que sale como monto de pensión al jubilarse, que hoy ronda el 60%).
Sus posiciones coinciden con las críticas que han externado especialistas en el tema, quienes en su momento calificaron las propuestas como 'cosméticas'.
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En cambio, el presidente ejecutivo y representante estatal ante el máximo órgano de la Caja, Fernando Llorca Castro, defiende el proceso. También lo hace Mario Devandas Brenes, representante laboral por el sector de los sindicatos.
"¡La mesa de diálogo cumplió!", manifestó Llorca en un mensaje enviado por WhatsApp ante consultas de La Nación.
"El informe es una recomendación para la Junta Directiva. La Junta es la que al final decide aceptar las recomendaciones en su totalidad o parcialmente o si quiere agregar algo más, cosa que veo poco probable, ya que el alto nivel de consenso del informe es una de sus características más valiosas", añadió el jerarca.
Devandas, economista y doctor en Educación, ha defendido desde un iniciolos resultados del diálogo entre sectores, los cuales, en algunaoportunidad, llegó a calificar de “históricos”.
Para él, no se deben tocar ni edad ni beneficios, algo en lo cual, afirma, hay consenso entre la Junta Directiva.
Por el contrario, dijo, se debería poner énfasis en que el Estado cumplacon saldar la deuda correspondiente al incremento de 0,66 en su cuota,en asegurar una mejor inversión de los fondos de pensiones, y en permitir que estos dineros tengan una repercusión directa en el delpatrimonio de los trabajadores, facilitando, por ejemplo, préstamos paratener acceso a una vivienda digna al llegar a la vejez.
Los nueve directores –que representan a patronos, Estado y trabajadores del país– comenzarán a discutir este mes la reforma al IVM.
Tomarán como uno de los insumos principales el documento presentado el 6 de noviembre por la mesa de diálogo, integrada también por otros voceros de los mismos sectores. Fueron 11 personas que se reunieron casi todas las semanas durante siete meses.
Según ellos, las recomendaciones producto de ese trabajo trasladan el primer momento crítico del IVM para el 2038. Originalmente, se tenía previsto que la primera reserva estratégica del régimen entraría en crisis en el 2032.
Fernando Llorca adelantó que además el 15 de enero, la Junta Directiva de la CCSS conocería un análisis encargado a la Gerencia de Pensiones sobre las propuestas de la mesa.
Los acuerdos de la Junta se aprueban por mayoría simple.
Medidas insuficientes
Desde hace por lo menos una década, diferentes instancias han advertido sobre los riesgos que corre el IVM si no se toman acciones.
En términos sencillos, los futuros pensionados podrían no encontrar fondos para disfrutar una pensión pues hoy no hay suficientes cotizantes generando recursos para el fondo que pagaría esas jubilaciones.
La Superintendencia de Pensiones (Supén) se convirtió, hasta hace poco, en una de las principales fuentes de crítica sobre la admnistración del IVM, augurando escenarios de crisis para la próxima década.
Un informe de diciembre de 2016, de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica (UCR), también lanzó advertencias en la misma dirección: "si no se toman medidas urgentes se estima que los ingresos de aportes e inversiones dejarán de ser suficientes para honrar los gastos en 2022-2028, por lo cual se tendría que utilizar la reserva, la cual se agotaría en 2027-2034".
Ante alertas de esa categoría, Renato Alvarado asegura que quienes hoy están en la Junta Directiva tienen una enorme responsabilidad.
"Los que estamos hoy tenemos que darle solución a los problemas futuros, y no heredar a las nuevas generaciones una situación muy crítica, que los obligue a recurrir a soluciones muy agresivas, donde la mayoría de los ciudadanos padecerían y haya en el extremo que replantear un sistema diferente al que hoy tenemos", comentó el director.
Alvarado es filósofo de profesión y empresario porcicultor. Pertenece a la Junta de la CCSS desde el 2014.
Para él es necesario discutir, por ejemplo la posibilidad de establecer aumentos escalonados en la edad de retiro según el oficio del trabajador, tomando en cuenta el aumento en la expectativa de vida de los costarricenses.
También considera básico analizar seriamente las vías para captar a los cotizantes con altos salarios para que no deserten del sistema y puedan, en el futuro, contar con una pensión proporcional a su aporte.
Lo anterior significa que los topes máximos y mínimos de las pensiones de IVM –el máximo en la actualidad apenas supera el ¢1 millón– sean más cercanos a la contribución real durante la vida laboral.
"Soy el único disidente que opina que la mesa fue poco fructífera. Pero encuentro una actitud complaciente (en otros miembros de Junta), como que se logró un gran éxito con ese proceso. Yo no veo a la Junta Directiva aguerrida, tomando algunas de las observaciones y diciendo que son insuficientes.
"¡Es tan poco lo que proponen! No veo una disposición a hacer cambios sustantivos, o que por lo menos se tome una decisión profunda para dejar planteados los cambios reales que se requieren para el mediano y largo plazo", manifestó Alvarado.
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El director, uno de los tres representantes patronales en la Junta Directiva de la Caja, calificó, sin rodeos, la propuesta de la mesa como 'un plato de babas'.
"No haber entrado en esos temas de fondo me pareció desafortunado. Se perdió la oportunidad de oro de una mesa de diálogo y haber tenido una visión de más largo plazo que nos hubiese permitido una reforma estructural más acorde con los tiempos actuales, y no pretender tapar el solo con un dedo… ", agregó.
El empresario teme que el eventual acuerdo que salga de Junta tras la discusión vuelva a "patear la bola hacia adelante".
No se esperaba mucho de la mesa
Su compañero de Junta, el médico Oscar Fallas Camacho, coincidió –por aparte– con la apreciación de Alvarado sobre el informe de la mesa.
Fallas reconoció que, desde un principio, la Junta no tenía muchas expectativas sobre ese proceso de diálogo.
"No era mucho lo que podíamos esperar de la mesa. Por eso, se le pidió a la Gerencia de Pensiones que alistara algunas propuestas, inclusive sin esperar las resoluciones de la mesa. Sin duda, tenemos que repensar qué hacer. Hay opciones que tenemos que discutir, pero no estoy autorizado a revelarlas", comentó Fallas.
El médico admite que las propuestas más importantes requieren cambios de ley, que suelen ser complicados. Estos son el traslado al IVM de un porcentaje del aporte que los trabajadores hacen al Banco Popular y al Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf).
"Esa es nuestra responsabilidad: no ser simpáticos. Pero, ¿qué hacemos? No podemos dejar al régimen en condiciones de inseguridad. Nuestra obligación es buscar las fórmulas apropiadas. De mi parte, no habrá ninguna consideración más que por la sostenibilidad del régimen porque hay gente que está dependiendo de esto", agregó Fallas.
El crecimiento del trabajo informal y una población envejecida y demandante de servicios, son dos de los principales desafíos que Fallas menciona para el IVM.
Por eso, asegura, porque cree en el sistema y porque se deben tomar decisiones fuertes, de manera paulatina, como elevar la edad, "no tengo temor a echarme el pleito y pasar a ser el menos popular de la Junta".
"Sé que a la gente no le va a gustar pero lo que hago es defender los objetivos para los cuales la Caja fue creada", apuntó.