Los millones de jeringas que compró la CCSS para que los diabéticos se inyecten la insulina no solo le provocan dolor a algunos pacientes por el grosor de las agujas, sino que desataron presuntas amenazas contra la familia de una farmacéutica e investigaciones para determinar la transparencia en los contratos.
“He tenido muchas quejas. Al principio me reportaron que la aguja no es tan afilada. Que cuesta mucho cargar las mezclas de insulina. Algunos me mostraron el abdomen con lesiones. Yo los referí a la Contraloría (de servicios del hospital)”, contó Guiselle Oconitrillo, enfermera encargada de atender y educar a los diabéticos sobre su tratamiento en el Hospital México.
Manifestaciones como estas, entre otros, llevaron a la Gerencia de Logística de la CCSS a revisar los procedimientos de los últimos contratos para suplir a los hospitales de estos instrumentos.
El conflicto se originó con una adquisición de 36 millones de jeringas (que alcanzan para un año) por un costo de $1,8 millones, la cual quedó frenada por reclamos de proveedores. Esto obligó a realizar tres compras urgentes a una sola compañía por $3,3 millones en un año, que también están bajo investigación.
En el país, hay al menos 500.000 enfermos de diabetes, aunque no todos requieren tratamiento con insulina.
De acuerdo con Gabriela Murillo Jenkins, gerenta a. i. de Logística de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la investigación se enfoca en analizar todos los aspectos de legalidad relacionados con los carteles, así como los técnicos sobre la calidad de las jeringas.
El informe con los resultados de esta investigación debe estar listo antes de que finalice este mes, confirmó David Valverde Méndez, director del órgano investigador, integrado además por dos abogados y un ingeniero especialista en control de calidad.
Los reclamos específicos que se analizan, según Valverde, son:
- Uno interpuesto por la regente farmacéutica de la CCSS, quien alega amenazas contra su persona y su familia mediante mensajes anónimos, aparentemente relacionados con grupos interesados en estas compras.
- También indagan una queja planteada por uno de los proveedores, la empresa Medcore Innovations S. A., que apeló una de las tres compras urgentes por $1,7 millones.
- La última denuncia tiene que ver con supuestos fallos en la calidad de jeringas distribuidas en los hospitales. Una paciente de Santa Bárbara de Heredia se queja de la mala calidad del instrumento que le suministran en esa área de salud.
"De ahí se derivarán acciones legales, penales y lo que corresponda", anunció Murillo.
Compras urgentes
En el último año, la CCSS se ha visto presionada a realizar tres compras urgentes por $3,3 millones para garantizar el abastecimiento de ese producto en todos los hospitale, pues las licitaciones grandes han sido frenadas con recursos de proveedores.
Miguel Salas Araya, jefe interino de la División de Medicamentos, en la Dirección de Abastecimiento institucional, dijo que estos son "productos de alto consumo".
Todas esas compras, también llamadas de excepción, se le han adjudicado a la compañía Hospimédica S. A. Son adquisiciones por $894.400; $1,7 millones, y la última por $694.800, que suman los $3,3 millones.
Esas adquisiciones de emergencia surgen luego de que la Caja frenó la distribución de jeringas a la Corporación Abilab S. A., empresa que originalmente ganó una licitación que debía abastecer la demanda durante cuatro años.
Se trata de la compra por $1,8 millones para suplir 36 millones de jeringas para año. Para los cuatro años representaba una inversión de $7,4 millones.
Segun Gabriela Murillo, la razón para frenar la continuidad de esa adjudicación se basó en hallazgos realizados en los controles de calidad institucionales que detectaron supuestos defectos en la aguja del producto de Abilab.
Esta situación, la rechaza la gerenta general de esa compañía, Grettel Campos Jiménez.
"Ellos (la CCSS) basan el rechazo en múltiples quejas y fueron solo 5 en una entrega de 16 millones de jeringas. No era para hacer un rechazo sino para sentarse con el proveedor y conversar. Les dije que si el problema era el tamaño, lo podíamos corregir sin aumentar el costo", comentó Campos a La Nación.
Lo cierto es que esa dificultad obligó a la institución a realizar una primera compra de emergencia a Hospimédica, mientras se montaba una segunda licitación para aprovisionar a los hospitales por más tiempo, que no ha sido adjudicada.
De acuerdo con la CCSS, esta compra de $1,8 millones se encuentra frenada por recursos de apelación de otros proveedores interesados en el negocio, que alegan supuestas anomalías en el proceso.
Uno de esas objeciones provino de la empresa Medcore Innovations. La gerenta general de esa firma, Beatriz Delgado Vargas, se quejó del trámite seguido con estas licitaciones ante el presidente ejecutivo de la Caja, Fernando Llorca Castro, mediante un correo electrónico enviado a finales de mayo.
"Hago de su conocimiento que los actos ilegales siguen sin control, y en defensa de los pacientes usuarios de jeringas para insulina cuyas denuncias, a la fecha, siguen llegando a la Auditoría (interna de la CCSS) sin que sus subalternos concluyan por razones desconocidas", manifestó Delgado.
Marianella Barboza Ugalde, gerenta general de Hospimédica, dijo que no ha sido informada oficialmente sobre esta investigación de la Gerencia de Logística.
"Nosotros participamos en las compras urgentes junto a 12 o 13 oferentes más. Por la calidad de nuestro producto, se nos han adjudicado los concursos. Hemos pasado todos los controles de calidad de la Caja, una institución a la cual le hemos vendido insumos desde hace más de 30 años", aseguró.
Pacientes y enfermeras reportan supuestos fallos
Laura Murillo Cordero ha vivido 36 de sus 40 años como diabética tipo 1. Desde temprana edad, conoce lo que es punzarse varias veces al día para inyectarse insulina, una hormona que su cuerpo necesita para funcionar.
Esta ama de casa, vecina de Tobosi, en Cartago, asegura que sintió la diferencia cuando le cambiaron las jeringas que usó durante muchos años.
"Hasta tres o cuatro moretes se me hacen porque yo me inyecto el abdomen cuatro veces al día. Es difícil", comenta.
Para ella, la nueva jeringa tiene una aguja sin suficiente filo, lo cual dificulta que entre en la piel. Cuando la saca, también siente que jala tejido.
Según dice, las nuevas jeringas "son más conchas y duelen más".
"A veces uno se inyecta y se sale un poco de insulina, esto me preocupa porque el producto no llega adonde tiene que llegar", agregó Laura Murillo, quien tiene una hija que también es diabética tipo 1 y sufre sus mismos problemas con la jeringa.
No es la única paciente que ha sentido el cambio. Ingrid Leitón es enfermera responsable de repartir este producto entre los diabéticos que acuden al Hospital México.
Este centro tiene la red más grande de servicios de salud en toda la Caja, con más de dos millones de habitantes, y diariamente reparte 2.000 jeringas entre los enfermos diabéticos que asisten a su consulta.
"'Muchacha, vieras que esa jeringa duele mucho. ¿No hay de las otras?', es lo que me preguntaron varios pacientes apenas se hizo el cambio de producto", confirmó Leitón a un equipo de este diario durante un recorrido por el centro médico.
El reporte se le hizo a la jefatura del servicio que lo canalizó a la Contraloría de Servicios y al centro de equipos del hospital.
La Caja solo conoce oficialmente el reclamo de una paciente de Santa Bárbara de Heredia quien presentó su denuncia ante la Auditoría Interna de la institución. No sabe de más casos, informó la gerenta a. i. de Logística, Gabriela Murillo Jenkins.
"Yo no quiero decir cuál es el producto del cual la gente se está quejando: si el de la compra de emergencia, el anterior o el que compraron los hospitales por su cuenta (ante el riesgo de desabastecimiento)", aclaró Murillo, quien espera que esa respuesta surja de la investigación.
Hasta la institución tampoco han llegado formalmente más quejas, dijo el director de las contralorías de servicio en todos los hospitales, Mauricio Chacón, quien solo corroboró las de dos pacientes a quienes se les resolvió "satisfactoriamente" la consulta, según aseguró.
La Defensoría de los Habitantes confirmó a La Nación que están investigando la queja de una paciente por aparentes problemas con estas jeringas. Es la misma mujer que denunció su situación en la CCSS, Mireya Jarquín García, de 61 años.
Guiselle Oconitrillo, enfermera del Hospital México, admite estar preocupada de que una jeringa supuestamente con problemas se vaya a quedar para el uso de los pacientes pues los primeros informes que le han dado refieren que los productos forman parte de una compra de emergencia.
"Hay jeringas que ya no las quieren retirar. La idea es que ellos usen un producto que sea amigable, que no les duela y sea confiable", declaró.
Marianella Barboza, gerenta de Hospimédica, alegó: "No creemos que estas quejas se refieran a la calidad de nuestro producto porque estamos seguros de que cumple con alta tecnología en su confección y alta calidad de la materia prima que asegura que el filo sea perfecto".
Barboza atribuye mucho de lo que está pasando a "proveedores que están tratando de ensuciar un proceso porque no ganaron".