Los tiempos de espera por una cirugía, un procedimiento diagnóstico y la primera cita con el médico especialista aumentaron entre el 2019 (antes de la pandemia) y abril del 2023, lo cual empeora el drama de miles de pacientes en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Al 1.° de abril anterior, 175.630 personas aguardaban una cirugía. En promedio, esperaban 533 días (un año y cuatro meses), según datos del Área de Estadística en Salud de la Gerencia Médica. En el 2019, la espera promedio era de 329 días.
Las citas de primera vez pendientes con el médico especialista sumaban 245.220 en marzo pasado, con un tiempo promedio de espera de 378 días (poco más de un año), aunque hay máximos de 2.238 días en consulta externa (seis años).
Hace cuatro años, el promedio de espera en consulta externa para esa primera cita era de 312 días (diez meses). Casi el 60% de las citas pendientes en 2023 (145.267) registran plazos de espera superiores a los 90 días.
En relación con la cantidad de citas pendientes para procedimientos diagnósticos de primera vez, estas llegaron a 552.802 en marzo, con un plazo promedio de 146 días de espera (casi cinco meses), ligeramente superior a la registrada en el 2019, de 144 días.
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La especialidad más crítica en procedimientos diagnósticos es Radiología, con 378.504 citas pendientes al 31 de marzo, casi el 70% del total de la lista de espera en procedimientos, y un promedio de espera de 143 días.
Los plazos en procedimientos suben a 336 y 332 días en exámenes de Medicina Nuclear (como en el caso de perfusión miocárdica con y sin adenosina para ver cómo fluye la sangre en el corazón), a 308 días de espera por un electrocardiograma, 194 por una gastroscopia (hay 25.286 citas pendientes), o a 272 días por un ultrasonido general (con 131.457 citas pendientes).
Los plazos para cirugías, exámenes diagnósticos y citas programadas varían entre hospitales de la CCSS. El Hospital Calderón Guardia tiene la lista de espera más voluminosa en cirugías: 20.619 pendientes con un plazo promedio de 624 días de espera (un año y 8 meses).
En el Calderón, hay especialidades quirúrgicas, como Cirugía Torácica, en las cuales los pacientes esperan 757 días en promedio (poco más de dos años), para ser operados. Hasta marzo, 537 personas estaban anotadas en la lista de esa especialidad.
En el Hospital San Juan de Dios, por ejemplo, hay 16.750 esperando una operación programada. En promedio, deben pasar 580 días (año y seis meses) para que se concrete.
Sin embargo, ese plazo puede ser mucho mayor según la especialidad. En Ortopedia del San Juan se registran hasta 993 días de espera (dos años y ocho meses) por una operación, lo cual supera el promedio de esa especialidad a nivel nacional, según datos del Área de Estadística en Salud.
En cuanto a citas por primera vez con el médico especialista, un hospital como el San Rafael de Alajuela tiene 23.646 pendientes, siendo el área de consulta en Cirugía la que registra el mayor número, con 13.910 citas.
En Alajuela, Ortopedia y Oftalmología son las especialidades más críticas, con 4.041 y 3.125 pacientes en espera de ser valorados por primera vez, respectivamente. En este hospital, en promedio, se debe esperar 851 días (dos años y tres meses) para para una consulta inicial con el ortopedista y 507 para ver al oftalmólogo (año y cuatro meses).
Mal crónico
Las listas de espera también también abarcan las denominadas especialidades no médicas, como Nutrición, Trabajo Social, Psicología y Odontología.
El total de citas pendientes al 31 de marzo en estas especialidades alcanzó las 88.649, de las cuales 36.434 superaban los 90 días de espera (41%).
Optometría (17.601 citas pendientes), Psicología (17.040), Odontología (15.672), Nutrición (13.395) y Terapias (12.530) encabezan esos registros.
Los plazos para ver por primera vez a un terapeuta físico tienen un promedio de 409 días, mientras que para un terapeuta ocupacional es de 296 días. En cuanto a la atención por parte de un psicólogo, el promedio se sitúa en 150 días, aunque se registran máximos de 944 días.
Se considera que un plazo de espera es razonable cuando no supera los 90 días (tres meses). Más allá de eso, el paciente incrementa su riesgo de complicación o de morir.
La complejidad de las listas de espera es alta, ya que su manejo implica varios componentes para garantizar que un paciente pueda resolver su problema de salud a tiempo y recibir atención de calidad.
Para que una persona sea operada en la CCSS, primero debe acudir a consulta con el médico especialista, quien le solicitará exámenes o procedimientos diagnósticos para determinar la mejor manera de abordar su condición.
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Sin un ultrasonido, una mamografía o una biopsia de próstata, no se puede avanzar ni en el proceso diagnóstico ni en el tratamiento a seguir.
Las listas de espera, que ya venían incrementándose antes de la pandemia, han sido afectadas aún más por esta emergencia sanitaria, que ha obligado a priorizar la atención de la covid-19 por encima de todo lo demás.
No es sino hasta el año pasado cuando las cifras de producción de la CCSS comenzaron a recuperarse. En el 2022, se brindaron más de 10,9 millones de atenciones médicas (en el 2019, hubo 10,3 millones). Hasta el 8 de mayo, se habían registrado 3,7 millones de atenciones, según informó el Área de Estadística en Salud.
La fuga de médicos especialistas de la Caja al Hospital del Trauma (administrado por el Instituto Nacional de Seguros, INS) o a servicios privados, también ha generado una crisis en los hospitales.
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Por ejemplo, la renuncia de anestesiólogos ha tenido un impacto en la lista de espera quirúrgica del Hospital Nacional de Niños, donde 5.928 menores están esperando, en promedio, 596 días para ser operados. Ortopedia es la especialidad crítica, con 1.821 pacientes en espera y plazos promedio de 735 días (casi dos años).
Rutas alternas
Los largos tiempos de espera en cada uno de esos tres componentes (citas, procedimientos diagnósticos y cirugías programadas) obligan a cientos de asegurados a buscar por su propia cuenta solucionar su situación.
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Una de las opciones más comunes es llegar a una crisis y acudir al servicio de emergencias. La otra opción es recurrir a la judicialización de la salud, presentando recursos de amparo ante la Sala IV, lo cual obliga a los hospitales a resolver los procedimientos de manera inmediata.
También existe lo que se conoce como gasto de bolsillo, que ocurre cuando las personas utilizan su propio dinero, ya sea a través de ahorros o deudas, para pagar por procedimientos en servicios de salud privados.
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El Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIODdD), de la Universidad de Costa Rica (UCR), reveló en un estudio de octubre pasado que el 48% de las personas consultadas invierten entre ¢100.000 y ¢500.000 al año en servicios privados de salud.
Un 16% supera el medio millón anual, mientras que el 36% gasta en citas, terapias y compra de medicamentos entre ¢25.000 y ¢100.000 al año. Estos datos se basan en el 9,9% de respuestas válidas que indicaron haber utilizado servicios de atención privada.
El gasto de bolsillo puede ser empobrecedor si se gasta un 10% del presupuesto del hogar en salud privada, y catastrófico cuando se debe invertir el 25% o una cuarta parte del presupuesto familiar en algún evento de salud.