En el 2021, en Costa Rica se registraron 54.288 nacimientos. En el 2022 (año más reciente para el cual hay datos), nacieron 53.435, pero esas cifras no se mantendrían en los próximos años y décadas.
De hecho, en 50 años, para el 2075, los nacimientos en el país podrían ser menos de la mitad y alcanzar apenas los 23.000. Esta es la cifra de recién nacidos que se registraban hace casi 90 años, alrededor de 1935.
Las proyecciones las reveló el demógrafo Luis Rosero Bixby este 29 de febrero en un simposio en la Universidad de Costa Rica (UCR), en el cual la ultrabaja fecundidad fue el tema central, pues esa es la situación que impera en este momento y que podría prolongarse.
Ultrabaja fecundidad es un término acuñado por demógrafos europeos preocupados por una situación que comenzó a detectarse en algunos países desde 1990. Los especialistas trazaron como límite 1,3 hijos por mujer para definir este concepto.
Costa Rica vivió la situación en el 2021 y 2022, cuando la tasa llegó a 1,29 hijos por mujer, una de las más bajas de América Latina.
La disminución de la fecundidad no ha sido abrupta, pero sí rápida; en el 2002, la tasa de fecundidad fue 2,11 por mujer.
“Debemos tomar en cuenta que los nacimientos en un año no solo dependen de cuántos hijos tiene cada mujer. También debe tomarse en cuenta cuántas tienen hijos, ¿cuántas mujeres están en edad fértil hoy? ¿Cuántas habrá en 50 años? Se prevé que la población femenina de entre los 18 y 45 años caiga y esto afecta”, manifestó Rosero.
Este aspecto es crucial, pues con el envejecimiento de la población, el pool de mujeres en edad fértil es cada vez menor. Hay que sumar a las mujeres que toman la decisión de no tener hijos y el hecho de que entre un 10% y un 15% de parejas enfrentan problemas de fertilidad.
Elizabeth Solano Salazar, subgerente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), agregó que mientras entre 2003 y 2009 la población creció a un ritmo de dos personas por cada 100 habitantes, en 2010 se desaceleró a una persona por cada 100 y así se ha mantenido.
Rosero enfatizó en que este escenario nos lleva a dos situaciones que ya había advertido antes. Por un lado, la población costarricense alcanzaría un punto máximo en 2045 y luego comenzaría a decrecer. Por otro lado, el país no llegaría a los 6 millones de habitantes; alcanzaría un tope de entre 5,3 millones y 5,7 millones antes de comenzar a bajar.
“Solo se llegaría a los 6 millones si se tienen más de dos hijos y si hay una vigorosa inmigración”, afirmó.
La ultrabaja natalidad, aclaró el demógrafo, no es un problema en sí mismo y no debería verse con temor o preocupación, pero presenta retos en salud, cuido, productividad, cobertura de necesidades y pensiones. Estos desafíos deben atenderse porque si no se trabaja en ellos los problemas podrían aflorar.
Según Paul Constance, investigador de The Population Council, Costa Rica presenta una tendencia similar a la que Italia vivió hace décadas, cuando comenzó su despoblación. “Hemos pasado de la era del crecimiento poblacional al de la despoblación”, resumió.
Costa Rica todavía sigue en crecimiento (aunque cada vez más lento), pero tres países de la región ya comenzaron a bajar sus números y entraron en despoblación: Puerto Rico, Cuba y Uruguay.
¿No maternidad o retraso de maternidad?
Tal vez no todas las mujeres pretendan no tener hijos o tener pocos, pero se están dando más tiempo para comenzar el proceso, lo cual puede crear periodos “valle” en la cifra de nacimientos durante un tiempo.
Solano enfatizó en que la edad promedio para dar a luz pasó de 25 años en 2002 a 28, en 2022. Rosero estima que, en 10 años, las costarricenses podrían estrenarse en la maternidad a los 31 años, edad promedio actual en España.
Por ello, la baja más fuerte de nacimientos se ve en las madres menores de 20 años. Entre 2002 y 2022, los nacimientos en madres menores de 20 años se redujeron en un 56%; mientras que aumentó en las mujeres de entre 30 y 34 años. La baja en la maternidad adolescente es vista como un logro país.
El panorama podría cambiar. El demógrafo señaló que Europa vivió ultrabaja natalidad en los 90 y, posteriormente, los nacimientos se recuperaron y la tasa de fecundidad en algunos países está cercana a 2 hijos por mujer.
Para Constance otro aspecto a considerar es que la infertilidad es mayor a partir de los 35 años y, al retrasar la maternidad, las mujeres se enfrentan cada vez más a la situación. Por esa razón, los países deben ofrecer más servicios de fertilidad.
Dos posibles escenarios
Una de las razones para un crecimiento lento de la población está relacionada con el envejecimiento. Solano recordó que la esperanza de vida al nacer en Costa Rica supera los 80 años; esto aumenta la cantidad de adultos mayores.
Rosero repasó la composición de la población hace cinco décadas y la comparó con la actual y con las proyecciones para las próximas cinco décadas.
Se plantearon dos escenarios, uno en el cual el país sigue en ultrabaja fecundidad y se mantiene por debajo del 1,3. El otro, en el cual, aunque las mujeres retrasan la maternidad, la fecundidad volvería a estar cercana a los 2 hijos. El primer modelo es similar a lo sucedido en España y algunos países del este de Asia; el segundo, similar a lo visto en Francia y otros países de Europa.
Se hizo un ejercicio sin tomar en cuenta la migración, y otro, considerando una migración neta de 10.000 inmigrantes al año.
Si los nacimientos se mantienen en 1,3 por mujer, en 50 años se llegaría a los 23.000 nacimientos vistos en 1935. Si se recupera y se llega a los 2 hijos, las mujeres en edad fértil podrían dar vida a entre 50.000 y 52.000 bebés, una cifra muy similar a la actual.
¿Cómo aportarían 10.000 inmigrantes por año? Rosero manifestó que lo hacen en dos líneas. Por un lado, suman adultos a la fuerza laboral, y por otro, las mujeres en edad fértil podrían dar a luz a nuevos costarricenses. La mayoría de los inmigrantes serían adultos, quienes también aportarían a los regímenes de salud y pensiones.
Para 2075, Rosero prevé que haya 4,5 millones de habitantes en un escenario de baja fecundidad, una población similar a la de 2010. En el escenario de 2 hijos, sería de poco más de 5 millones, muy similar a la de hoy.
“Yo no veo que tener la población de 2010 sea catastrófico. Como en tantas otras cosas de la vida, el tamaño no es lo más importante”, expuso.
Rosero y Constance coincidieron en que luego de 500 años de crecimiento poblacional, ver un decrecimiento puede generar inquietudes, por eso es necesario discutir el tema y ver opciones.
Transición: de la pirámide poblacional al ‘hongo nuclear’
A modo de broma, Rosero explicó que gráficamente se pasará de tener una forma de pirámide, en la que casi la mitad de la población es menor de edad, a un modelo similar a un “hongo nuclear”, en 50 años, cuando se estima que el 43% serán adultos mayores y, solo un 10%, menores de 18 años.
Este último modelo, aclaró el científico, es en caso de que se mantenga la ultrabaja fecundidad y no haya migraciones del todo, un escenario poco probable, pero que debe considerarse.
La transición no se dará de forma abrupta, de hecho, comenzó a gestarse hace años. El Censo 2022 evidenció que, a inicios de siglo, uno de cada tres ticos (31,9%) era menor de 15 años. A mediados de 2022 la cifra bajó a uno de cada cinco (20,8%). En cambio, la población de adultos mayores en ese mismo lapso se duplicó, al pasar de 5,6% a 10,1%.
Según Rosero, en 50 años habrá una “caída estrepitosa” en la población en edad estudiantil (6 y 17 años), en un escenario de 1,3 hijos se reducirá a solo un tercio, y en un escenario de dos, a la mitad. No obstante, recordó que la caída en este grupo etario comenzó hace 20 años.
En el escenario extremo, se llegará a 300.000 niños en esta edad, en el de 2 hijos, es de 600.000. Ambos escenarios son mucho menores al de hoy, que tiene 900.000 personas.
“Quizás algunos vean esto como algo catastrófico, pero también es una oportunidad de oro para mejorar la educación. El problema es que no parece haber planificación; hasta el momento hemos perdido la oportunidad. Algunos dirán que podría también verse como motivo para recortar el presupuesto al haber menos estudiantes, pero sería un error muy grave”, advirtió.
La población de 18 a 64, mientras tanto, lleva 10 años con un crecimiento cada vez menor, y se prevé que comience a bajar en 2040. Esto, dijo Rosero, también es una oportunidad para mejorar el empleo y dar puestos de mayor calidad, aunque también podría verse escasez de mano de obra.
La ‘tormenta perfecta’
La preocupación de Rosero está en los adultos mayores, que, independientemente de la natalidad, este grupo etario pasará de los 500.000 en la actualidad a casi 2 millones en 50 años. Esto sugeriría, dijo Rosero, que estamos ante “una tormenta perfecta” porque esta población demanda servicios de salud y pensiones.
Esta tormenta ocurrirá a menos que se den tres condiciones:
- La población adulta mayor se incorpore a la fuerza de trabajo o se aumente la edad de retiro.
- Haya buena salud y calidad de vida en este grupo poblacional.
- Haya activos, tanto físicos (dinero, propiedades) como intelectuales (educación, funcionalidad), en la vejez.
En cuanto a la fecundidad, también hacen falta más servicios de apoyo a la familia y motivaciones para tener hijos. Sin embargo, Rosero dice que los incentivos económicos ofrecidos en otros países para tener hijos han tenido poco éxito.
Según el demógrafo Gilbert Brenes, subdirector del Centro Centroamericano de Población (CCP), debería haber escenarios de cuidado y herramientas que favorezcan las condiciones para aquellos que desean tener hijos, pero las decisiones individuales y de parejas con respecto a la reproducción les corresponden a ellos.
Todos estos temas fueron discutidos durante el simposio organizado por el CCP de la UCR, el INEC, el Proyecto Estado de la Nación (PEN) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés).