Llevar atención médica a Punta Burica no solo representa un reto de accesibilidad, sino también de seguridad.
En esta localidad, habitada en su mayoría por indígenas, se ubica uno de los Puestos de Visita Periódica más alejados del país y cuyo ingreso es de los más complicados.
Allí, el personal médico brinda 15 horas de atención cada mes y medio, o dos meses, para 709 personas.
De acuerdo con María de los Ángeles Benavides, jefa de análisis y proyección de servicios de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el traslado del equipo se hace a caballo y los funcionarios deben dormir a mitad del camino para esperar que baje la marea y poder continuar montaña arriba.
Sin embargo, el mayor riesgo que enfrentan los servidores tiene que ver con la penetración del narcotráfico en ese sector costero ubicado en la parte más al sur del país, en la frontera con Panamá.
Para resguardar el equipo médico, la CCSS en muchas ocasiones coordina para realizar las giras junto con el personal que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) envía a revisar los paneles solares colocados en ese sector.
De esta forma, ambos grupos pueden ser acompañados por miembros de la Fuerza Pública.
Kennia Quesada, coordinadora del programa de Normalización de la Salud de los Pueblos Indígenas, añadió que también se cuenta con un convenio con la Dirección General de Aviación Civil para llevar a los médicos vía aérea hasta las zonas más altas.
En este caso, las visitas dependen de las condiciones climáticas y, por eso, su frecuencia es variable.