El relato parece mentira, pero no lo es. Sucedió en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, a plena luz del día y frente a los ojos de testigos. El 27 de febrero de 2018, según una denuncia judicial presentada por funcionarios del centro médico, un hombre entró a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), se identificó como médico internista y pidió 12 ampollas de fentanilo para atender una emergencia con un paciente. Luego de una breve discusión, logró que le dieran seis ampollas y salió del hospital.
“Luego de este acto nos enteramos de que la emergencia era falsa. Se dio la voz de alerta de que en realidad no era médico interno de nuestro hospital, por lo que no se desempeña en Medicina Interna como lo dijo”, narró Rodrigo Brenes Calderón, jefe en ese entonces de la UCI de Heredia, en la denuncia presentada por el centro hospitalario.
El fentanilo es un poderoso estupefaciente utilizado para anestesiar y controlar dolores intensos en personas en fase terminal o que han sufrido accidentes graves. Los especialistas advierten que es altamente adictivo y su uso sin supervisión médica puede provocar problemas respiratorios severos, daño cerebral y la muerte.
En Estados Unidos, miles de personas mueren cada año por sobredosis con sustancias de este tipo. De hecho, esta misma droga fue la que mató, por sobredosis, al cantante Prince, el 16 de abril del 2016 y la que acabó con el roquero Tom Petty el 3 de octubre del 2018. En México, diversos medios de comunicación reportan que los carteles optaron, en los últimos años, por traer químicos desde Asia y producir el estupefaciente y luego traficarlo. Funciona en el cerebro como la morfina o la heroína, pero es 50 o 100 veces más potente.
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Al revisar las cámaras de seguridad, las autoridades del hospital se dieron cuenta de que el impostor, en realidad, era un enfermero del Hospital México, de apellido Barboza, quien se valió de una gabacha blanca y un estetoscopio para pasar por todos los puestos de control del centro médico, llegar hasta la UCI y conseguir el potente opioide.
La denuncia agrega que varios funcionarios de la UCI le pidieron al sujeto dejar el gafete como respaldo para darle las ampollas, pero argumentó que no lo traía. Entonces, insistió en que se las dieran porque se trataba de una emergencia. Finalmente, le dieron la sustancia y le pidieron reponer las seis ampollas más tarde. En la noche, al ver que el “médico” no regresó a reintegrar el fentanilo prestado, llamaron al Servicio de Emergencias y descubrieron el engaño.
“Solicita que le proporcionen 12 ampollas de fentanyl ya que se encuentran en una emergencia en el salón de Medicina. Los compañeros le indican que no tienen tal cantidad de medicamentos, que si es tanta la emergencia le pueden dar 6 ampollas, pero que se las devuelvan lo más pronto posible ya que es de los pacientes que se encuentran ahí. Ellos le piden a cambio el gafete de identificación mientras le devuelven las ampollas y él indica que lo dejó tirado en medio de la emergencia. Los compañeros, por acto de buena fe, le entregan 6 ampollas de fentanyl”, señaló Mónica Arias Víquez, supervisora de enfermería del centro médico herediano.
¿Qué pasó?
La Dirección Médica del Hospital San Vicente de Paúl presentó una denuncia por hurto de estupefacientes. El caso fue tramitado en el Tribunal de Juicio de Heredia bajo el número de expediente 18-001285-0059-PE. El Poder Judicial informó que Barboza admitió los cargos y se sometió a un proceso de suspensión a prueba en el que aceptó pagar una indemnización a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en 24 pagos mensuales. El primer desembolso se realizó en octubre anterior y el último pago lo hará en octubre de 2023. Además, ofreció una disculpa a la entidad y accedió a llevar terapia para tratar sus adicciones y someterse a controles médicos.
La Caja confirmó, el 29 de octubre, por medio de un correo electrónico, que Barboza continúa laborando para el Hospital México en el puesto Enfermero 1 Licenciado. Los registros oficiales indican que ingresó a trabajar a la Seguridad Social en 2009.
La Nación consultó a la oficina de prensa de la CCSS a cuánto asciende la indemnización que debe pagar Barboza, pero no respondió la consulta. También se preguntó si la conciliación mencionada, al ser la CCSS el ofendido, pasó por la aprobación de la Junta Directiva, pero respondieron que ese tipo de asuntos “no son del conocimiento de la Junta Directiva” y los atiende de manera directa la Dirección Jurídica.
A Román Macaya, presidente ejecutivo de la CCSS, se le preguntó si le preocupa que exista una tendencia creciente de funcionarios con adicción a estupefacientes y que se esté sacando ese tipo de sustancias desde hospitales hacia mercados clandestinos, pero no contestó.
El jueves 11 de noviembre, este diario dio a conocer que, en 2016, un auxiliar de enfermería del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia fue denunciado por sus compañeros de robar y falsificar recetas de fentanilo. El hombre aceptó la responsabilidad, se sometió a una conciliación y regresó a laborar, este año, al Servicio de Anestesiología.
La Dirección Médica del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia engavetó la pesquisa pese al hallazgo de irregularidades con decenas de recetas de estupefacientes.
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