Las 12 sillas en las afueras de la sede del Área de Salud de Alajuelita nunca dejaron de estar llenas durante la hora que permanecimos ahí. Mujeres y hombres jóvenes, niños con sus mamás y algunos adultos mayores con síntomas respiratorios, como tos seca y moquera, no pararon de llegar la mañana de este miércoles para ser atendidos en la zona que ese centro de salud destina a la evaluación de casos con síntomas respiratorios.
La afluencia de enfermos afectados por diferentes virus, incluido el SARS-CoV-2 que causa la covid-19, es constante en ese lugar y en muchas áreas de salud de todo el país. No se detiene. La falta de datos en tiempo real por el hackeo a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la paralización en la publicación de cifras sobre casos, hospitalizaciones y muertes relacionadas con la pandemia de parte del Ministerio de Salud, mantienen a ciegas al país sobre la evolución real de esta emergencia.
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Un recorrido de La Nación en Pavas, Alajuelita, Desamparados, San José y Tibás confirmó que las lluvias y el relajamiento de medidas, como la eliminación de la obligatoriedad de la mascarilla, ampliación de aforos y fin de la restricción vehicular sanitaria, mantiene activa la atención de enfermos con covid-19, a la cual se suma la de otros virus respiratorios, principalmente influenza y sincitial, que volvieron a aparecer con fuerza en el escenario.
Evelyn López Chaves fue una entre decenas que acudieron al Área de Salud de Alajuelita este 13 de julio. Mientras esperaba ingresar a uno de los consultorios de urgencias, esta vecina de San Sebastián contó que su mamá, hermanos y sobrino habían enfermado de covid-19 y ella fue la última en caer.
“Tengo muchos mocos, tos y dolor de garganta”, contó mientras sus ojos por encima de la mascarilla delataban lo mal que se debía sentir. Es miscelánea y tuvo que pedir permiso al trabajo para ausentarse.
Alajuelita es una de las áreas de salud ubicadas en barrios populosos. Beverlyn Rodríguez, enfermera coordinadora del puesto de triage, o de clasificación de pacientes de esa área de salud, contó que este miércoles llegó tanta gente como suele acudir un lunes, después de fin de semana.
“La afluencia de casos se ha mantenido pero no como al inicio de la pandemia. Aquel 100% ahora está como en un 70%. Hay síntomas como diarreas y fiebres, que antes eran solo de emergencias y ahora también se pasan del lado de covid. Cuando más se llena son los lunes, pero hoy (miércoles) parece un lunes”, comentó.
No fue posible conocer los datos precisos sobre cantidad de casos diarios en esa área de salud. Sin embargo, en una hora esas 12 sillas se llenaron, al menos, tres veces con pacientes nuevos en espera de atención.
En el Área de Salud de Tibás, administrada por Coopesaín, la afluencia de casos sintomáticos respiratorios por todas las causas, incluida covid-19, también es constante. El director médico, Eddy Salas Chaves, calcula que ahí se atienden entre 60 y 80 personas por día, de lunes a viernes.
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Entre mayo y las dos primeras semanas de junio, dijo Salas, se llegó a atender entre 100 y 120 casos cada día.
“Ha bajado un poco pero donde uno analiza las muestras hay bastante cantidad con covid. Aquí, 50% de todos los hisopados dan positivo. El regreso a clases luego de las vacaciones, sumado a la realización de más actividades sin tanta restricción, podría causar un pico de casos para los próximos días”, pronosticó.
Salas recalca que el avance de la vacunación anticovid, a la que se suma ahora la campaña contra la influenza, explican en gran medida que los casos que están viendo no ameriten, en su mayoría, hospitalización.
“No podemos decir que la pandemia ha pasado, sigue. La vacunación ha ayudado a que la severidad de los casos sea menor y que la persona se maneje mejor ambulatoriamente (en su casa, sin hospitalizarse). Uno piensa que muchos se hacen pruebas caseras en casa y no consultan”, agregó.
Jóvenes y trabajadores
Las personas que llegan a urgencias de Ebáis y Áreas de Salud a consultar por síntomas respiratorios son, en su gran mayoría, adultos jóvenes, con edades entre 20 y 50 años. Es poco frecuente ver niños y adultos mayores.
Andrea Chavarría Umaña, médica asistente de la jefatura de Servicios Médicos de la Clínica de Pavas, administrada por Coopesalud, informó de que en estas últimas semanas han visto un promedio de 800 casos por semana.
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“En mayo, hubo un 30% más de casos que en junio. Pero hubo un cambio en el lineamiento que hace que ahora solo se le toman muestras a los casos que califican como moderados o severos. Esto podría dar la falsa idea de que bajan casos, pero es porque no se les hace pruebas a todos, y porque los casos se han tornado más leves y muchos no consultan porque los consideran un simple resfriado”, aclaró Chavarría.
En Pavas, los toldos para casos respiratorios estaban vacíos este miércoles. Esto pasa desde el 7 de julio. Hasta ese entonces, cuentan funcionarios de ese servicio, los toldos pasaban repletos, algo que fue una constante durante más de un año y dejó al personal exhausto.
Según Chavarría, en Pavas bajó la afluencia pero aumentó la positividad de covid-19 entre los casos que tamizan: de un 20% en mayo a un 25,5% en junio. “Estamos tamizando menos pero están saliendo más positivos”, recalcó. Ahí, la gente llega más afectada por influenza y sincitial respiratorio que por SARS-CoV-2, que dejó de estar en los primeros dos lugares.
Eillyn Ugalde Trigueros, jefa del servicio de Emergencias en el CAIS Marcial Fallas de Desamparados, confirmó que ahí consultan por todas las causas, unas 300 personas cada día. En ese servicio la atención es de 24 horas, los siete días de la semana.
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Desde el 31 de mayo, se han registrado 143 casos positivos de covid-19 de cerca de 1.400 a quienes han realizado el hisopado nasofaríngeo, la prueba para sacar la muestra de laboratorio.
La cantidad de referidos al San Juan de Dios por complicaciones relacionadas con la covid-19 bajó sustancialmente de 15 al día a 4 o 5.
“Actualmente, estamos como en una meseta, nos mantenemos. Probablemente vuelva a subir, sobre todo por las lluvias, los eventos masivos que se están haciendo y porque la gente ya no usa mascarillas”, pronosticó Ugalde.
Los responsables de estos servicios recuerdan la necesidad de utilizar mascarilla cuando la persona tiene síntomas respiratorios, como tos, moquera, fiebre, dolor corporal, no importa de cuál virus se trate. La importancia de la mascarilla va más allá de lo individual, recalcan: es una medida de salud pública que protege a la colectividad.
También enfatizan en la necesidad de reforzar las medidas higiénicas básicas, como el lavado correcto de manos con agua potable y jabón, y practicar el protocolo del estornudo y el tosido, protegiendo nariz y boca con antebrazo o con el uso de pañuelos desechables.