En un hospital, un paciente en espera de trasplante es visto por cardiólogos, gastroenterólogos, neumólogos, internistas, odontólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. Pero en otro, enfermos en su misma condición no gozan de los mismos servicios.
¿Por qué el trato es desigual, si todos son asegurados de la Caja?
Sandra Chanto, de la Fundación de Nefrología para Pacientes del Hospital San Juan de Dios, detectó estas diferencias en los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), uno de los muchos fallos que se dan en la red de trasplantes.
La diferencia en la calidad y oportunidad de la atención impactará, sin duda, el resultado final: habrá enfermos que pasen más tiempo en espera de ingresar a la lista de candidatos a trasplante y, por lo tanto, inviertan ahí más años en procura de un órgano sano.
La situación indudablemente tiene implicaciones en su pronóstico de vida.
“En trasplante renal, el Hospital México tenía una gran cantidad de pacientes que no sabían nada y que tenían derecho a un protocolo para pacientes con insuficiencia renal. Cuando lo hemos pedido, nos dicen que no lo van a poner en práctica. Mientras tanto, en el San Juan ese protocolo sí existe”, comentó Chanto.
Para ella, quien también es una paciente trasplantada, la ejecución adecuada de este protocolo asegura calidad de vida y sobrevida a los pacientes, además de tranquilidad para sus familias.
"Nos hemos dado cuenta porque tenemos un chat donde los pacientes del San Juan informan cuando van al nutricionista, a la psicóloga, a la dentista, mientras los otros, ¡nada! Están como perdidos en un limbo.
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“Tenemos pacientes con cinco años esperando en el Hospital México y que en todo ese tiempo no han terminado los exámenes. Muchos están sin incluir en la lista de espera. Lo que urge es que la Caja ponga a funcionar esto con auditorías, con información y protocolo”, reclamó Chanto, para quien la coordinación institucional de trasplante no está funcionando.
Esa coordinación está en manos del médico Marvin Agüero Chinchilla.
Esta diferencia en la atención y la falta de protocolos se suma a la cadena de fallos que se ha traído abajo la red de donación y trasplante de órganos en los últimos meses.
Una orden sanitaria del Ministerio de Salud, emitida el jueves 31 de octubre, mandó a la Caja a resolver inequidades a la hora de distribuir los órganos de donantes cadavéricos, a resolver el modelo de pago para los funcionarios del equipo médico, y a poner al paciente en el centro de la atención.
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La presidenta de la Fundación Vida Nueva Donación y Trasplantes, Rossy Arrieta Alvarado, agrega a esa lista de asuntos pendientes, dar transparencia al manejo de toda la información.
"Con la historia de que el proceso y el nombre de los pacientes es “confidencial”, según argumentan, nadie puede ver la lista total de pacientes en espera.
“Las personas que manejan la lista en el Ministerio de Salud no tienen formación en trasplante, lo que hace que, desde el punto de vista de la experiencia y conocimiento, sea un sistema muy vulnerable”, aseguró Arrieta.
“(...) esta vulnerabilidad permea en el riesgo de que no se cuenta con el bagaje académico por parte de Salud para saber si es verdadero lo que el médico de trasplante (hepatólogos o gastroenterólogos, en el caso de hígado) están categorizando como más grave o más urgente. Y entonces, cuando sucede algo que no es correcto, simplemente se oculta o niega”, advirtió.
Ruta al trasplante
Esta debería ser la ruta hacia una cirugía de trasplante de órganos o tejidos provenientes de un donador cadavérico.
FUENTE: ENTREVISTAS DE LA NACIÓN. || J.C. / LA NACIÓN.
Según Arrieta, todas estas dudas han sido presentadas por escrito al Ministerio de Salud y a la Caja, sin que nada suceda.
Esa fundación ha luchado por mantener en funcionamiento el Centro de Trasplante Hepático y Cirugía Hepatobiliar para garantizar, dice, la más alta calidad en la atención de los candidatos a trasplante de hígado; sin embargo, la decisión de la Caja se dio en otra vía.
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“Si alguien no recibe el mismo manejo y tratamiento, que es superior en algún centro, todos los otros deben mejorar y hacerlo de la misma manera para beneficio de los pacientes. Pero lo que se ha hecho es más estandarizar a un nivel inferior”, reclamó.
Lo que hasta ahora ha sucedido, advirtió Chanto, es que “la gente realmente se está muriendo en espera de un trasplante, aunque la Caja diga que les da tratamiento”.
La situación se complica por el modelo de pago a los equipos de trasplante, que funciona desde el 2017, cuando la Junta Directiva de la Caja acordó aplicar la llamada ‘alerta voluntaria’.
Antes, a los cirujanos se les pagaba disponibilidad, hicieran o no trasplante. La CCSS estimó que esto resultaba muy oneroso y cambió el sistema a uno en donde se le paga a todos los integrantes del equipo, pero solo si hacen un procedimiento.
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A partir de entonces, las cifras crecientes de trasplantes tomaron la dirección contraria en todos los hospitales de la institución.
"Nosotros presentamos un recurso ante la Sala IV. Los magistrados le preguntan a la CCSS, que les dice que todo está bien, que no hay problema con eliminar las disponibilidades de trasplante, y sí hay problema.
“La alerta voluntaria sigue vigente. Hay equipos que no se conforman. Sé de un hospital donde el equipo de enfermería se quitó. No apoya el trasplante. El tema que generó esto es la política de pago. Hasta que no se cambie eso, la situación seguirá igual”, advirtió Chanto.