Casi 2.000 niños esperan una cirugía de Ortopedia y 965 requieren una operación urológica. Otros 773 están en lista para operar sus ojos. Sin embargo, la renuncia de cuatro médicos especialistas en Anestesiología Pediátrica del Hospital Nacional de Niños (HNN) en los últimos dos años, le complicará a estos menores y a sus familias aliviar sus problemas de salud en el corto plazo.
Los quirófanos de cualquier hospital no pueden funcionar sin anestesiólogos. Estos médicos manejan la sedación de los enfermos en salas de cirugía y en procedimientos diagnósticos que requieren anestesia, como las endoscopias digestivas para citar uno de los más frecuentes.
Ocho médicos más de otras especialidades también se han ido del Nacional de Niños en ese tiempo y agravan la crisis, confirmó su directora, Olga Arguedas Arguedas: dos especialistas en Otorrinolaringología, dos ortopedistas, una pediatra general, dos hematólogas y una radioterapeuta.
La médica calificó la situación como “una verdadera emergencia”, especialmente la salida de los anestesiólogos pediatras que, según admitió, impacta negativamente programas importantísimos de ese hospital, como el de cirugía cardiovascular pediátrica. Arguedas confirmó que esta situación ya ha sido elevada a las autoridades de la CCSS.
Tal urgencia no solo pasa en el de Niños. Según Edwin Solano, presidente de la Unión Médica Nacional, entre el 2021 y 2022 han renunciado a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) 208 médicos especialistas, que se fueron a servicios privados o al Hospital del Trauma, de la red del Instituto Nacional de Seguros (INS). El dato resulta de sondeos que este sindicato realiza en hospitales públicos.
La mayor parte de ese grupo son especialistas en Anestesiología (66 médicos), pero también hay ortopedistas (38), dermatólogos (19) y otorrinos (11). “De ahí para abajo, hay representación de todas las especialidades (alrededor de 57), pero esas son de las que más se han ido”, confirmó Solano.
“Las listas de espera se han prolongado, pero si empezamos a perder especialistas yo no sé qué va a hacer la institución, o si el tema pasa por ver cómo se le entrega a otros sectores la atención de las necesidades, como aseguradoras privadas. Hasta ahora, la CCSS no ha dicho nada, ni el mecanismo que van a ofrecer a los especialistas para retenerlos en la institución”, advirtió Solano.
Esta diáspora fue reconocida por el anterior presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos, Mauricio Guardia, quien la atribuyó a dificultades internas de la CCSS para dar a estos profesionales mejores condiciones para seguir en los hospitales públicos: desde salario y jornada, hasta capacitación y clima organizacional.
La nueva presidenta de ese Colegio, Margarita Marchena Picado, confirmó que este es un tema prioritario a tratar en su gestión. El 22 de febrero, sostendrían un encuentro con autoridades de la CCSS para empezar a explorar soluciones a esta nueva crisis en los servicios públicos de salud.
“Nosotros ofrecemos la posibilidad de formar una comisión porque este es un tema que no se puede abordar unilateralmente. La mejor forma es sentar a todas las partes a conversar, incluidas las universidades que forman médicos”, dijo Marchena.
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Una revisión de La Nación de la base de datos de ese Colegio profesional, muestra que en Costa Rica hay 10.552 médicos generales y alrededor de 8.580 médicos especialistas, tanto activos como inactivos.
No fue posible conseguir esos y otros datos de la CCSS porque al cierre de edición de este artículo, el gerente médico, Rándall Álvarez Juárez, no habló del asunto con este medio a pesar de que se le solicitó entrevista desde el 24 de enero.
Cifras al 2021 obtenidas de informes actuariales sobre recursos humanos de la institución, daban cuenta de 16.412 médicos en la CCSS, que representan un 26% de los 62.846 empleados a junio de ese año.
Impacto en listas de espera
Como sucede en el Hospital Nacional de Niños, una de las secuelas más importantes de esa salida masiva se registra en las listas de espera en citas, cirugías y procedimientos diagnósticos. Son los pacientes, entonces, las víctimas inocentes de una diáspora que tiene múltiples causas.
“Con cuatro anestesiólogos menos no puedo tener un programa quirúrgico completo; estoy atada con las listas de espera, que se nos hicieron muy grandes con la pandemia”, admitió muy preocupada Olga Arguedas.
En cinco de las 12 salidas del Hospital de Niños, explicó la directora médica, las razones fueron económicas: se obtienen más beneficios con el ejercicio liberal de la profesión. En los servicios privados los ingresos de la CCSS fácilmente se duplican, confirmaron tres médicos que dejaron la institución recientemente.
Un ortopedista, que solicitó confidencialidad, comentó que pasó de ganar ¢2 millones al mes como médico de la CCSS, a ¢4 millones o más en lo privado con múltiples ventajas adicionales: más tiempo con la familia, horarios reducidos y acceso a capacitación.
Briceida Cantillo Hernández, presidenta de la Asociación Nacional Venciendo los Obstáculos de la Vida (Anasovi), que da soporte a enfermos oncológicos en lista de espera, confirmó que en un hospital como el Calderón Guardia “la salida de especialistas es real”.
“En el Calderón se pensionaron 4 oncólogos, dos más se fueron de la Caja y solo ha llegado uno nuevo. También tenemos problemas en servicios de soporte de Oncología, especialmente en Radiología, donde un mal clima laboral generó una crisis de radiólogos”, comentó Cantillo, quien hace tres semanas planteó esta crisis ante el Consejo Nacional de Cáncer, adscrito al Ministerio de Salud, que tiene representación de pacientes.
En ese hospital capitalino, al menos, cuatro quirófanos están paralizados por falta de médicos anestesiólogos. Se intentó conversar con autoridades del Calderón, pero remitieron las consultas a oficinas centrales de la CCSS.
Por su parte, la directora médica del Hospital San Juan de Dios, María Eugenia Villalta Bonilla, confirmó que solo el año pasado perdieron unos 8 especialistas; entre ellos, dos cardiólogos, un gastroenterólogo, un alergólogo, un dermatólogo y un endocrinólogo.
Hay, además, un cardiólogo con permiso sin goce de salario por seis meses prorrogables, y más recientemente han enfrentado dificultades con algunos médicos radiólogos y urólogos que le han dicho “o nos reducen la jornada o renunciamos”.
Actualmente, dijo Villalta, negocian con otros tres especialistas la posibilidad de reducir jornadas, que es una de las principales condiciones que ponen los médicos para no salir de la CCSS.
“Notamos un incremento de las salidas desde el segundo semestre del 2022. Hay un incremento de la demanda en lo privado. Lo que se observa es que ellos no pueden cumplir con los horarios de los dos servicios (CCSS y privado).
“Intentamos ajustar jornadas y hacer propuestas de horarios vespertinos para conciliar intereses pero a veces las contrapropuestas de ellos no van con la necesidad del servicio: ¿Qué, vienen solo a operar en las noches? ¿Y cómo quedan las consultas? A veces nos piden que sean dos horas y la Caja no tiene eso. El especialista no viene solo, hay todo un equipo con él”, manifestó Villalta.
La directora del San Juan informó de que en el Consejo de directores médicos, que se realiza una vez a la semana con el gerente médico, se ha discutido sobre la llamada “fuga de especialistas”. Se habló de esto en diciembre, pero desde antes los directores de hospitales lo han venido hablando por aparte.
Para ajustarse a estas nuevas condiciones, el San Juan ha tenido que extender las citas de consulta externa a las 8 p. m. y también redistribuir los pacientes del médico que se va entre quienes quedan.
Reducción de jornadas
Bajar de 8 horas diarias a seis o a cuatro es una de las condiciones más frecuentes que ponen los médicos especialistas en las cada vez más frecuentes negociaciones para no salir de la CCSS.
Rechazar esa petición fue una de las causas de que el servicio de Cirugía Reconstructiva del Hospital México quedara diezmado, a inicios del 2022, cuando renunciaron en bloque cuatro de los siete cirujanos.
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La más importante, eso sí, fue un problema de clima organizacional no resuelto con la jefatura, reconoció el director de ese hospital, Douglas Montero Chacón, en setiembre.
El director del Hospital San Carlos, Édgar Carrillo Rojas, afirma que ahí no han tenido tanta salida de médicos. Lo que sí han notado es un incremento de solicitudes de reducción de jornadas.
“Un ortopedista me pidió hace una semana reducción de jornada. Algunos, o muchos, ponen condiciones. Desdichadamente, uno como director tiene que ponerse a pensar en que exista un servicio para los usuarios aunque se vea reducido.
“¿Cómo compensamos la reducción de jornadas? Con jornadas de producción (en horarios vespertino, con pago de tiempo extraordinario y también con pagos contra producción). Ahí tratamos de compensar esas horas porque, de repente, si yo no le autorizo la reducción, termino perdiendo al especialista, lo cual es más grave todavía”, planteó Carrillo.
Recientemente, el Hospital San Carlos perdió un cardiólogo que hizo ahí su servicio social, porque se fue a lo privado.
Carrillo reconoció tener un problema serio en Cardiología. Hace poco, inauguraron un centro con equipo de alta tecnología para pruebas de esfuerzo y ecocardiogramas, procedimientos importantes para un diagnóstico temprano. Pero, dijo el médico, les faltan cardiólogos.
El director del centro sancarleño agregó una variable más: los problemas arrastrados por décadas en la formación de médicos especialistas.
“Obviamente, hay intereses. A los especialistas no les sirve que se formen muchos. Es un problema que se ha discutido, pero seguimos sin hacer nada”, dijo Carrillo.
Su comentario coincide con el criterio emitido por el cirujano de tórax, Rodrigo Cabezas Moya, en un artículo publicado este 9 de febrero en la sección editorial de La Nación.
En su artículo, el cirujano indicó que la principal causa de la falta de especialistas es económica, y se enfoca en el rechazo de los propios médicos a que se formen más porque, dice, la existencia del déficit crea un incentivo para que los sueldos sean más altos y, según él, se puedan dar el lujo de controlar el mercado.
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“La Caja tiene la capacidad y el deseo de formar más especialistas, pero los mecanismos para hacerlo están en manos de ellos mismos, desde el examen de admisión para la especialidad hasta la enseñanza durante la formación.
“La falta de especialistas es un problema grave. Para solucionarlo, deben prevalecer los más altos valores éticos de todas las partes. Es un problema nacional, en la solución deben participar los especialistas, las entidades que los forman, como la Caja y las universidades, y la meta es solventar el problema a largo plazo pensando en el bienestar de todos”, concluyó.
A enero del 2023, según la CCSS, 899 médicos cursaban estudios en alguna especialidad médica en sus hospitales.