“¡Qué bueno que estamos viviendo esto y que la población costarricense está demostrando que en estos asuntos de la salud hace bien las cosas!”, afirma el demógrafo y salubrista Luis Rosero Bixby en referencia a la caída experimentada en la tasa R, o tasa de contagio del nuevo coronavirus.
La tasa, que indica la velocidad de reproducción del virus, se ubicó en 0,81 la última semana, es decir, una generación de 100 personas portadoras del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, infectaría a una generación de 81 nuevos casos.
Los especialistas proyectaban un incremento en el número de casos confirmados y, en consecuencia, en la presión sobre los servicios de salud y las muertes. No sucedió.
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“En diciembre y en enero hemos salido mucho mejor parados que todo el resto de América Latina. Tenemos que seguir así porque esto no ha terminado. Faltan muchos, muchos meses, no hay que bajar la guardia”, advirtió el también economista y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Costa Rica.
La siguiente es la entrevista telefónica con Rosero, el pasado 28 de enero, donde compartió la lectura que hace sobre el comportamiento de la pandemia aquí, en las primeras semanas del 2021.
– ¿A qué atribuye la tendencia hacia la baja en el número de casos y hospitalizaciones de las últimas semanas?
– Lo más importante ha sido la caída en la tasa de reproducción, o tasa de contagio, y paralelamente en el número de nuevos casos. Esta caída es a partir del 2 o 3 de enero. Es una caída profunda, profundísima, que nadie esperaba, para ser honesto.
– Las proyecciones no están escritas en piedra, pero hasta el gerente médico de la Caja decía que solo un milagro salvaría a los hospitales de un colapso. ¿Qué le podemos decir a la gente sobre estos modelos, que nos dijeron una cosa y pasó otra?
– Como decía un profesor que me enseñó esto de los modelos: todos los modelos matemáticos son erróneos, todos los modelos matemáticos están equivocados. Algunos son útiles. Uno tiene que aprender a leer en ellos. Nos dicen cosas, las predicciones a futuro uno no las lee por los resultados sino que mira los supuestos, y si los supuestos son claros, uno interpreta en consecuencia. Los supuestos son las hipótesis. Aquí la hipótesis o supuesto que todos hacíamos era que las personas se iban a enfiestar; iba a haber mucha reunión familiar, mucha gente en los bares; incluso se iba a bajar la guardia en el uso de la mascarilla, por fatiga y que esto iba a producir un repunte importante, básicamente una segunda ola. Algo de eso pasó en diciembre, pero no pasó con la fuerza esperada.
“La única explicación que yo encuentro es que la población costarricense se portó, como promedio, bien, o en término relativos comparado con lo visto en otros países de América Latina, a Costa Rica le fue mejor en esta subida de diciembre”.
– ¿No somos tan mal portados, entonces?
– Estuvimos bien portados en término generales. Al parecer, la población ha asimilado ya el mensaje que ha venido repitiendo de usar mascarillas, de no hacer reuniones, mantener distancias, lavarse las manos... ¡todas esas cosas! Y aparentemente está procediendo así.
– Ese es su principal supuesto. ¿Tiene otro?
– Esto para hablar de que la subida no fue tan fuerte en diciembre. Pera la caída en enero, entran a jugar otras cosas. Es muy probable que haya tenido un efecto las restricciones que se ordenaron en la circulación y de reunión. No creo que todo se explique con eso, porque la caída es demasiada profunda como para explicarse con eso solamente. Otra posibilidad que siempre sabíamos que pasa en enero: la llamada cuesta de enero, en la que el costarricense se quedó sin plata, se queda en la casa, solo los que pueden se van a vacacionar y hay menos interacción social. Hay menos actividad económica y social en enero. Eso puede explicar la baja que estamos viviendo.
“Y lo tercero es la dinámica de la epidemia, cuando después de alcanzar el pico normalmente esto es lo que uno espera, estas caídas. Que aquí no ocurrió ni en octubre ni en noviembre ni en diciembre, y es hasta ahora que está pasando porque ya van quedando menos personas susceptibles de ser contagiadas”.
– Daniel Salas, ministro de Salud, y Román Macaya, jerarca de la CCSS, han afirmado, por aparte, que esta situación refleja, de alguna manera, que el país ha estado haciendo bien las cosas. Pero advierten que tampoco es para bajar la guardia. ¿Cuál es su opinión?
– Exactamente. Todavía la cantidad de personas susceptibles es enorme. No sabemos cuántas exactamente, pero la mayoría o mucho más, somos todavía susceptibles de infectarnos. Entonces, cualquier descuido puede alterar esta especie de equilibrio que hemos encontrado y reiniciar una nueva propagación; puede pasar que empecemos a bajar la guardia, y que las nuevas variedades del virus, más contagiosas, también pueden llegar acá. Esto podría disparar otra vez los casos.
– La tasa R también cayó, a niveles que, en el caso del CCP, no se registran desde finales de abril (0,81). Sabemos que es un indicador volátil, pero también se suma a las noticias.
– Estamos bajísimo, y si siguiéramos así, a fines de febrero estaríamos con menos de 200 casos al día, que son como para que el Ministerio (de Salud) y la CCSS recuperen la trazabilidad total. Y ahí sí, testeo de todos los contactos y cuarentena y se puede mantener bajo control. Ahora, lo que se ha observado es que la tasa R, baja y de pronto empieza a subir otra vez, yo no soy tan optimista de que sigamos con esta tasa por mucho tiempo. Es muy posible que empecemos a subir dentro de unos días otra vez.
- De las tres variables (hospitalizaciones, casos nuevos confirmados, y muertes), en la que más se confía son los internamientos. Pero llaman la atención las muertes, que se mantienen bajo cierto control pero no bajan significativamente. ¿Cuál es su apreciación?
– Hay un retraso: de lo que baja el número de casos debido a la baja en la tasa de contagio, suelen transcurrir dos semanas para sentir un efecto en las hospitalizaciones. Esto está pasando ahora, de la baja en el número de casos que se inició a principio de año, que se siente en hospitalizaciones. Dentro de otras dos semanas más es que se siente o viene el impacto en las defunciones. Estoy seguro de las proyecciones, ya las he hecho, en cuestión de una o dos semans vamos a empezar a ver que el número de fallecimientos disminuye.
– ¿Por debajo de diez?
– A ver, yo lo tengo calculado ahora en mensuales y vamos a bajar como 300 al mes. Sí, como a diez. Habrá un día con cinco, otro con doce. Esto a partir de un par de semanas, dos o tres semanas.
– ¿Qué le podemos decir a las personas sobre los modelos predictivos en este caso? Muchos están esperando situaciones como esta para decir: ‘¡Lo dijimos!’
– Esto nos muestra evidencia de que si nos portamos bien y con cierto grado de distanciamiento y movilidad, se tienen estos resultados. Eso es ciencia también. Se pueden demostrar con números que hay una relación entre esas cosas.
– Y ahora que entran las clases. ¿Cómo se ve esa variable en esa variable?
– Para mí es una gran interrogante. Por una parte, da temor de que ciertamente va a haber esta mayor mezcla y se propicie el contagio y aunque en los niños no es muy grave, esto puede llevar el contagio a las familias. Da ese temor. Puede ocurrir, el CDC (Centro para el control de las enfermedades, de los Estados Unidos) acaba de sacar un informe, hace una semana, indicando que los riesgos de contagio entre los niños de edad escolar son bastante más bajos. Según ellos, ya se ha observado que no hay tanto peligro y que lo que toca es abrir las escuelas. En todo caso, el país debe estar atento. Y para eso está otra vez la ciencia, con seguimiento a los números. Y si esta apertura de escuelas produce un resurgimiento de contagios habría que reconsiderarlas.
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– A raíz de lo que estamos viendo, ¿qué puede pronosticar para las próximas semanas?
– Es complicado, lo que puedo decir es que si seguimos con estas bajas tasas de contagio, vamos por buen camino, van a bajar los casos y hospitalizaciones, no van a desaparecer pero seguirán en menor medida. Siempre y cuando el nivel de contagio se mantenga tan bajo. Ahora, uno no puede predecir en qué nivel va a seguir el contagio a futuro. En cualquier momento va a pasar, en eso estoy seguro, nos va a dar un susto el virus, y la tasa de contagio va probablemente a subir y vamos a tener que aumentar los cuidados nuevamente.
“¿Hasta dónde va a seguir esta situación buena? No lo sé. Ojalá dure muchos días o semanas, pero no soy tan optimista como para que ya llegamos a este nivel y nos vamos a quedar aquí. Probablemente, va a haber retrocesos”.
– Es parte de un comportamiento natural de un ente biológico como este, al que se agrega la variable de comportamiento humano, tan impredecible.
– Exacto. Está eso de que la gente va a ver estos números buenos y creerá que puede relajarse un poco. Está la incógnita de la apertura de clases. Hay muchas incógnitas. En este momento estamos bien, pero en dos o tres semanas, no se sabe.
– ¿Qué le podemos decir a la gente de estos modelos predictivos?
– Creo que lo que puede predecirse con cierta seguridad, es en un horizonte de, a lo sumo, un mes, ya más de eso para este virus es muy arriesgado hacer una predicción. Incluso, a un horizonte de solamente un mes se deben hacer las predicciones dentro de un intervalo de alternativas. Los modelos predictivos son tan buenos como las hipótesis que se hacen, y nadie tiene una bola de cristal para manejar todas esas cosas.
“Pero nos ayudan a ver las situaciones de ‘qué pasaría si...’ Ahí son muy útiles los modelos predictivos. ‘¿Qué pasaría si... seguimos con esta tasa de contagio... si baja aún más la tasa... si sufrimos un retroceso con las aperturas de las escuelas...? Para eso sí son muy buenos los modelos predictivos. No son predictivos sino más como escenarios posibles.