La directora del Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, Priscilla Balmaceda, hace todo lo posible para convencer a sus médicos especialistas de que se mantengan laborando en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Tanto es así, que de los 187 especialistas que actualmente laboran para ese hospital regional, 27 tienen autorizada reducción de jornada laboral (14% de los médicos) y a otros siete se les aprobó permiso sin goce de salario (3%).
Entre el 2019 y el 2024, el hospital de Heredia se quedó sin 20 médicos especialistas, y no quiere que se vayan más. Por eso, Balmaceda negocia hasta donde alcanzan sus posibilidades para que ningún otro decida irse.
Hasta ahora, ha logrado que la velocidad de renuncias baje, pues pasaron de diez solicitudes de cese de nombramiento en el 2022 a tan solo una en lo que va de este año.
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Sin embargo, la autorización de reducción de jornadas y de permisos sin goce de salario tienen una consecuencia inmediata que le roba el sueño a esta directora médica: el recargo de funciones en el personal que queda.
“El resultado es un recargo de trabajo para los que quedan. Esto también está haciendo que muchos se estén agotando porque están sobrecargados y también quieren una reducción de jornada, o un permiso sin goce porque no aguantan más”, advirtió la directora médica.
“Buscamos estrategias a lo interno pero llega a ser siempre un tema de recargo cuando no hay otro especialista que pueda cubrir. Las jefaturas de servicio tienen asignado menos tiempo administrativo porque tenemos que aprovechar su especialidad para que atiendan pacientes. Las jefaturas se van a pasar visita o ingresan a sala de operaciones. Buscan cómo dar atención dejando en segundo término lo administrativo”, dijo Balmaceda, quien pronostica que pronto se llegará a un “agotamiento máximo”.
Los movimientos de personal han repercutido en las jornadas extraordinarias, pues ya no hay tantos interesados en guardias o tiempo extra, esenciales para garantizar cobertura.
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La fórmula es simple: entre menos especialistas, menos hay para hacer guardias y extras.
“Antes se competía por la cantidad de guardias. Hoy, a veces, es solo un médico de especialidad para cubrir. Tenemos que estar revisando constantemente los roles del mes porque quedan incompletos. Las jefaturas tienen que quedarse haciendo más guardias para asegurar una cobertura mínima”, afirmó.
Falta de especialistas afecta emergencias
El faltante de especialistas es particularmente crítico los fines de semana y en jornada extraordinaria en servicios como Emergencias. El hospital de Heredia es uno de los que ha registrado mayor plétora por incremento de la demanda de atención, y esto les complica el escenario.
“Nos hemos podido organizar para tener una cobertura mínima. Esto quiere decir que el hospital tiene muchísima demanda. Por la demanda está establecida una cantidad de especialistas de guardia: en Anestesia son tres; tres ginecólogos, dos cirujanos, dos ortopedistas y cuatro emergenciólogos.
“Pero los roles a veces solo permiten un anestesiólogo, un ginecólogo, un cirujano, un ortopedista y dos emergenciólogos. Entonces, por lo menos, estamos garantizando la cobertura mínima de una emergencia. Nos da un estrés no tener cobertura del todo, y nos limita muchísimo porque se quedan pacientes para ser atendidos el día siguiente”, explicó Balmaceda.
Ante la falta de disponibilidad de médicos especialistas han habido ocasiones en que solo cesáreas se han podido atender. Si hay solo un anestesiólogo él tiene que escoger. Se le da prioridad a la cesárea y la fractura debe esperar.
“Y si llega una emergencia calificada, ¡a la mano de Dios! Porque solo hay un anestesiólogo. Pero por lo menos hay. En otros centros pasan situaciones más críticas. Por eso se planteó esta estrategia (trasladar pacientes) para los centros que del todo no tienen especialistas, porque para estos el riesgo es mucho mayor, principalmente no tener ginecobstetricia”, añadió la médica, quien admite que no trabajan con la holgura de hace unos años.
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“Por el momento, tenemos cobertura mínima. No descarto que se pueda complicar más porque cada vez es más difícil pues de todos los especialistas de un servicio no todos hacen tiempo extraordinario. Ellos tienen sus argumentos del tema económico, pero para efectos de gestión sí nos afecta muchísimo”, agregó.
A Priscilla Balmaceda la angustia la situación de los especialistas, la plétora de emergencias y, adicionalmente, la presión que tienen los directores por desahogar las listas de espera en cirugías, procedimientos diagnósticos y citas en consulta externa.
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“El tema de los especialistas es un tema complejo. No solamente el que se vayan sino que a veces uno se siente impotente para convencerlos de quedarse con la institución. Muchas de sus solicitudes no están a mi alcance.
“Ahora estamos en momentos difíciles porque, por un lado, hay mucha presión por el tema de listas de espera. Sin embargo, si no tenemos personal motivado y especializado no lo vamos a lograr. También tengo un problemón que es la saturación del servicio de emergencias. Es un verdadero reto para nosotros y para los jefes de servicio”, reflexionó Balmaceda para quien no hay que pasar por alto un “detalle primordial”: la calidad de atención.
“Lo que se vive dentro de los centros es muchísima presión. Es un reto para todos. Vamos un día a la vez”, concluyó.