La mejor mascarilla contra ómicron la confecciona usted mismo con un adecuado uso de este equipo de protección personal, lo cual va mucho más allá del material con el que esté confeccionada. Puede ser el mejor cubrebocas del mundo que si usted lo usa mal, las partículas de saliva contaminadas, con este o con cualquier otro virus, entrarán a su organismo como ‘Juan por su casa’.
Es cierto que hay mascarillas que protegen más que otras, pero siempre es pertinente reiterar que la clave para garantizar un mejor escudo contra variantes tan contagiosas como ómicron es el uso correcto que las personas le den a su cubrebocas, explica el microbiólogo y bioinformático José Molina Mora, de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
LEA MÁS: Mascarillas seguirán siendo parte de nuestra vida cotidiana por ‘varios meses más’
¿Cuáles son las mascarillas que protegen más? Las quirúrgicas y los respiradores KN95. Siempre serán mucho mejores que las de tela. “Efectivamente, hay unas que serían más adecuadas porque tienen poros más pequeños, con más capacidad para filtrar (o bloquear el paso de) las partículas virales. En algunos países, se ha promovido más el uso de las KN95 sobre las de tela, ante un escenario de más contagios porque existe una mayor posibilidad de que el virus llegue a las personas al aumentar la exposición.
“Pensemos en un colador: el que tiene los poros más grandes va a permitir el paso de moléculas más grandes. Es lo mismo con las mascarillas de tela. El tamaño de sus huecos, o poros, es mayor al de una mascarilla especializada, como la KN95, o quirúrgica”, agregó Molina.
Desde junio del 2020 el uso de mascarillas se hizo obligatorio en Costa Rica; primero, para trabajadores con labores en las que entraran en contacto con otros, como meseros o responsables de atención al público. También pasajeros en transporte público, choferes y asistentes a cines o teatros. El 9 de setiembre del 2020, su portación se hizo obligatoria en espacios cerrados con poca entrada de aire.
En entrevista con La Nación, en octubre pasado, José Luis Jiménez, especialista en química de aerosoles, adelantó que el uso de cubrebocas será una de las prácticas pandémicas que permanecerán vigentes más tiempo.
“El virus queda flotando en el aire, como el humo del cigarrillo, por ejemplo. Y nosotros al respirar inhalamos partículas del virus. No toda persona con el virus expulsa estos aerosoles en todo momento y no todas lo hacen en la misma cantidad, pero debemos prevenir al máximo”, explicó Jiménez.
LEA MÁS: Mascarillas serán obligatorias a partir del 9 de setiembre; caretas solo son un complemento
En este sentido, dijo, las mascarillas cumplen dos propósitos:
- Si hay alguien infectado el uso del cubrebocas hará que muchos de estos virus queden “atrapados” en él y no salgan. Con esto se minimiza el riesgo de infectar a otras personas.
- Si hay alguien susceptible de ser infectado la mascarilla actuará como filtro y se minimizaría el riesgo de que partículas virales ingresen a su nariz o boca.
Usar cubrebocas siempre
Aunque lo ideal es utilizar un cubrebocas con mayor capacidad para detener el paso de estos aerosoles, si la persona solo tiene acceso a una mascarilla de tela, que la use. Eso es mejor que andar sin nada.
José Molina aclaró que él está entre el grupo de expertos que considera importante utilizar siempre mascarilla, aunque sea de tela, en caso de que la persona únicamente tenga a mano este tipo de cubrebocas.
“Si bien no da una protección tan alta como otras, sí reduce que una persona que está infectada y no lo sabe, no pase el virus. Es decir, disminuye la carga viral que se reparte”, explicó el microbiólogo.
Molina también aclara que la recomendación de usar mascarillas de otros materiales no es porque la variante ómicron tenga características físicas que le confieran una mayor capacidad de atravesar componentes como la tela.
LEA MÁS: Ventilación de espacios cerrados, la aliada contra la covid-19 que más olvidamos
“No es por un cambio de las características del virus. Es por probabilidad de exposición al ser un virus que se contagia más rápidamente. Y, sí, en un escenario como ese usar una mascarilla que tenga mejor capacidad de filtrar, o poros más pequeños, protegerá más”, comentó.
Es indispensable que las personas recuerden la manipulación correcta de la mascarilla, que va desde su colocación en su cara hasta cómo se guarda mientras no se utiliza. De esto también depende la mayor o menor protección que confieran. Al final, se convierte en el escudo más visible contra el contagio.
Sobre la colocación en la cara, es indispensable recordar lo siguiente:
- La mascarilla debe cubrir completamente nariz, boca y mentón. No debe quedar nada expuesto porque por los orificios nasales, por ejemplo, pueden ingresar o salir partículas contaminadas.
- La mascarilla no debe ‘nadar’ en la cara. Debe quedar bien ajustada para que selle cualquier posible entrada del virus.
- Si no va a usar la mascarilla por alguna razón (comer, por ejemplo), debe guardarla bien. Se recomienda tener una bolsa, y no dejarla expuesta sobre mesas o superficies.
- Entre las prácticas inadecuadas de uso están bajar la mascarilla al cuello, dejarla colgando de una oreja o tapar solo la boca.
Margarita Marchena, especialista en Infectología y Medicina Interna, recordó en octubre del 2020, que estos dispositivos son solo un complemento a otras medidas, como el lavado e higiene de manos y el distanciamiento físico. Agregaríamos a estas, la vacunación.
También recordó que una de las funciones de la mascarilla es ser una medida de salud pública: Un ‘rebaño de personas con mascarilla’ se protegería entre sí y daría protección a personas que, por su condición, no pueden usarla; principalmente, menores de dos años, personas que no se la pueden quitar por sí mismas y quienes tienen problemas respiratorios graves.