El reloj iba a dar la medianoche cuando María Eugenia Fernández Acuña ingresó al edificio de Radioterapia del Hospital México, el lunes 9 de julio.
Venía bien abrigada. Afuera soplaba un viento helado, de esos que obligan a cubrirse orejas y cabeza para evitar resfríos.
La acompañaba su esposo Eddy Roda, quien después de laborar una jornada diaria que fácilmente supera las diez horas, la trajo en carro desde Moravia, a unos 20 minutos de camino con un tránsito casi inexistente a esa hora.
"El horario me quedó perfecto para que mi esposo me trajera después de trabajar. No está bonito pero tampoco uno puede pedir mucho. Hay que hacer el esfuerzo", comentó esta ama de casa de 54 años, quien dedica su tiempo libre al voluntariado en el Hospital Nacional de Niños y en un grupo de Guías Scouts.
Ella esperó tres meses para que la llamaran al acelerador lineal. La operaron de cáncer en su mama derecha en enero.
"Intenté llamar varias veces para averiguar cuándo me atenderían. Así se me fueron tres meses. Hará unas dos semanas, llamaron a mi esposo y le preguntaron si estaríamos dispuestos a venir de madrugada. ¡Por supuesto les dijimos que sí!", comentó María Eugenia.
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Esta vecina de Moravia deberá enfrentar otras 15 noches como la de este lunes. Son parte de las sesiones que le recetó el médico para tratar su cáncer, y que se suman a la cirugía y a la quimioterapia.
"He estado nerviosa todo el día. Pasé haciendo oficio para disimular y hasta me eché una llorada. No pude dormir", relató esta señora a quien le toca venir de lunes a viernes, a las 12:30 a. m., durante las próximas tres semanas.
El primer día en que los cuatro aceleradores del Hospital México trabajaron 24 horas continuas, los aparatos y el personal médico y técnico atendieron 63 enfermos de cáncer.
La apertura de este tercer turno en el acelerador forma parte de un paquete de acciones que decidió la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para desahogar la extensa lista de espera, que ya supera los 800 enfermos de cáncer.
No solo son demasiados pacientes. Muchas de estas personas, como María Eugenia Fernández, han tenido que esperar meses para recibir radiación, cuando el plazo ideal no debería superar las tres semanas, según los especialistas en Oncología.
Entre las causas de esa espera está la falta de equipos suficientes para responder a la demanda creciente, pues solo hay cuatro aceleradores y se necesitan al menos diez.
Además, en el último año se han incorporado nuevas tecnologías en los equipos. Esto aumenta el tiempo de exposición de los enfermos y, en consecuencia, disminuye los cupos disponibles para atender nuevos casos.
Lisbeth Cordero, jefa del servicio de Radioterapia, se mostró satisfecha porque muchos enfermos respondieron el llamado.
"Estamos a punto de llenar el tercer turno (de 10 p. m. a 6 a. m.). Vamos a tener los tres turnos ocupados. Estamos atendiendo seis pacientes por hora por equipo, las 24 horas. Estamos coordinando con diferentes albergues y transporte de ambulancia para apoyar a los pacientes que lo necesiten", manifestó Cordero.
Traslado por su cuenta
Dalma María Dengo Jiménez, de 64 años, ingresó al moderno edificio de Radioterapia del brazo de su hermano, Allan. Pocos minutos después, tras ellos, entró Omar, otro de los cinco hermanos de esta familia.
A Omar le correspondió trasladarlos este lunes desde San Juan de Santa Bárbara de Heredia, donde residen. "Yo soy el chofer", respondió con una sonrisa con la que corroboró que seguirá asumiendo esa función por las próximas tres semanas.
Dalma, quien es divorciada y con una hija, fue convocada por la Caja para recibir tratamiento en el acelerador a las 12:30 a. m.
Tiene cáncer de mama. Recibirá radiación en su mama derecha del 10 al 21 de julio, por un carcinoma invasor . "Celebraré mi cumpleaños, un día después, con el tratamiento terminado", confía Dengo.
Llegar hasta ahí no ha sido fácil. Ella fue operada en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, el 29 de agosto. Recibió quimioterapia de octubre a abril anterior, y aunque tenía que comenzar casi inmediatamente la radioterapia, le tocó esperar casi tres meses para que la llamaran.
Esa espera y la pérdida de una biopsia de mama al inicio de todo el proceso, ha sido para esta ama de casa algunas de las pruebas más difíciles que ha enfrentado en este trance.
"A quien llamaron para avisar fue a mi hermano", comentó Dalma.
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"Mucha gracia no nos hacía venir a esta hora, pero todo sea por su salud", comentó Omar.
Además de la apertura del tercer turno, la Caja está analizando la compra de servicios a terceros y la posibilidad de adelantar la adquisición de varios equipos que podrían ayudar a desahogar las listas de espera en Radioterapia.
Pero esto último no sucederá antes de un año. Por eso, Lisbeth Cordero asegura que el pago de horas extra para mantener el servicio de 10 p. m. a 6 a. m. se mantendrá por al menos los próximos 12 meses.
En el México hay dos aceleradores en el edificio central, en la denominada "sección 13", adonde los pacientes acuden a sus citas en Oncología. Ahí están instalados los equipos Varian 1 y 2.
Otros dos (Varian 3 y 4) están en el edificio más moderno, al costado oeste del hospital.
Por muchas partes se ve el rótulo: "Todo paciente con disponibilidad de recibir tratamiento de radioterapia en la madrugada favor notificar a la secretaria de TAC para una atención oportuna".
La institución todavía está coordinando para asegurar el transporte y el albergue de aquellas personas que vivan lejos de San José, quienes eventualmente quieran recibir el tratamiento a estas horas.
A toda máquina
Desde hace un año, este servicio atiende hasta la medianoche, informó Lisbeth Cordero.
La salida de operación de la unidad de cobalto del Hospital San Juan de Dios, generó una oleada de pacientes de ese centro de salud hacia el México, que ahora deberá asumir la radioterapia de estos enfermos.
Es parte de las razones para abrir un tercer turno.
Cerca de las 11 p. m. Randall López, de 40 años, y vecino de Belén, en Heredia, se preparaba para recibir radiación por primera vez. A él lo operaron de un tumor de cabeza y cuello en abril.
"Vengo amparado de la mano de Dios, con mucha fe y esperanza. Soy trasplantado de riñón dos veces y ahora con esto que me dio, no tengo miedo, tengo fe de que Dios me va a ayudar mucho", comentó, minutos antes de ser ingresado en el frío recinto donde, durante 15 minutos, recibió radiación en su cabeza.
López está entre los pacientes irradiados con técnicas especiales que requieren exposiciones mayores bajo la máquina. Este tipo de tratamientos son los que obligan a asignar dos o más cupos por paciente, en lugar de uno solo.
Afuera, en la sala de espera, lo aguardaba su hermana, responsable de traerlo al hospital, según contó.
En la sección 13, en el edificio del hospital, Luis Martín Víquez Ramos, de 61 años, contó que él manejó desde Tambor de Alajuela. También tenía cita en el acelerador a las 11 p. m.
Martínez tiene cáncer de próstata y tuvo que esperar poco más de dos meses para recibir la esperada llamada para acudir al acelerador.
"El tumor ya se había salido de la órbita. Aunque me refirieron de Alajuela para el México, la falta de unos exámenes me obligó a regresar nuevamente a Alajuela", dijo.
Su viacrucis terminó en el México para recibir tratamiento.