“A los que tienen un concepto de que nosotros no valemos nada, pues que Dios me los perdone, porque todos vamos a llegar ahí”. Las palabras de Aurelio Gutiérrez Díaz, de 84 años y residente del Hogar Víctor Casco en Limón resonaron durante la presentación de la Política Nacional de Envejecimiento la tarde de este 7 de noviembre.
Esta política pretende que los adultos mayores tengan calidad de vida en cinco diferentes ejes. No es un reto menor. Marco Rodríguez Badilla, coordinador de la Unidad de Desarrollo Estratégico del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) expresó que para 2050 más de 1,2 millones de costarricenses habrán superado los 65 años de vida. Serán cada vez más personas que necesitan atender sus derechos y sus necesidades y que puedan tener acceso a las instituciones que velen por ellos.
La meta implica abandonar la noción de vejez centrada en la pérdida de capacidades para enfocarse en el pleno cumplimiento de sus derechos, como explicó Emilia Mora, directora ejecutiva del Conapam.
El tema mayor no solo debe verse a la luz de números absolutos, también del porcentaje cada vez más creciente en la población nacional. Datos del Censo de 2022 afirman que, a principios de siglo, uno de cada tres costarricenses (31,9%) era menor de 15 años. A mediados de 2022 esta cifra había bajado a uno de cada cinco (20,8%). Por el contrario, la población de adultos mayores en ese mismo periodo se duplicó, al pasar de 5,6% a 10,1%.
Primer eje: seguridad económica
Este eje plantea el seguimiento a la evolución del poder adquisitivo de las pensiones y una mejor cobertura de la protección social, el acceso a empleo sin discriminación, el apoyo al emprendimiento y una mejor cobertura de la protección social.
Norbel Román, presidente de la Junta Rectora del Conapam aseguró que el 27% de los adultos mayores costarricenses vive en pobreza. A esto se debe añadir que, por condiciones propias de la edad, pueden requerir de más recursos para satisfacer sus necesidades de salud y bienestar, así como la realización de actividades básicas.
Segundo eje: vida libre de violencia
El objetivo es que la población adulta mayor tenga acceso a mecanismos de denuncia y protección frente a la violencia, que sean accesibles y eficaces. Además, que se fortalezca la cultura de prevención de la violencia contra los adultos mayores.
Dentro de los abusos están los físicos, psicológicos, patrimoniales y de negligencia. Tal vez uno de los más comunes es que las familias realicen actividades recreativas sin tomar en cuenta a los adultos mayores e incluso los dejan en un centro médico.
Tercer eje: atención integral en salud y cuidados
Promueve que la población adulta mayor disfrute de su derecho a la salud de forma integral, con servicios sociosanitarios fortalecidos, población con acceso a información y a oportunidades para el desarrollo de estilos de vida tendientes a un envejecimiento activo y saludable.
Esto incluye los diversos servicios de salud, pero también los gobiernos locales y las asociaciones de la sociedad civil. Rodríguez indicó que también implica que las personas jóvenes sean más conscientes de que deben cuidar sus estilos de vida, lo que comen y cuánto se ejercitan, para así tener mayor calidad de vida en la vejez.
Mora manifestó que igualmente debe centrarse en los cuidadores, porque en la medida en la que ellos estén capacitados para su labor y que se encuentren descansados, los adultos mayores a su cargo estarán mejor.
Cuarto eje: desarrollo humano
El propósito es que las personas adultas mayores tengan mejor acceso a educación, a bienes culturales y actividades para mejorar su calidad de vida, y más integradas socialmente, en entornos físicos y socioculturales respetuosos de sus derechos.
Ana Victoria Rodríguez, de 73 años, recordó que los adultos mayores van al cine, al teatro, a clases de natación y a comer a restaurantes. Eso hace que el Estado deba pensar en tener servicios adecuados para una población cuyas capacidades físicas se van deteriorando, pero que sigue siendo muy activa.
Quinto eje: fortalecimiento de la institucionalidad
Las instituciones vinculadas con la protección y promoción de los derechos de las personas adultas mayores deben fortalecerse, con el fin de mejorar la eficiencia y la eficacia de sus procesos, para el cumplimiento de estos derechos.
Esto implica diversas instituciones relacionadas con salud, con educación, con apoyo asistencial, y con recreación. Una institucionalidad fuerte podrá proporcionarle, a una población cada vez más creciente, lo que necesita para seguir adelante con calidad de vida y atender las dificultades que ellos puedan encontrar.
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