Quizá una de las primeras personas que mencionó el término de autogestión del riesgo al inicio de la emergencia nacional por la covid-19 en Costa Rica fue la pediatra infectóloga y exministra de Salud, María Luisa Ávila Agüero.
No había entrevista en la cual esta médica no recalcara la importancia de que cada persona autogestionara adecuadamente su salud para disminuir los riesgos de contraer o complicarse con esta nueva enfermedad respiratoria.
A la vuelta de seis meses de emergencia nacional y en momentos en que las autoridades de Salud dejan en manos de los ciudadanos la responsabilidad de contener y mitigar las secuelas de esta pandemia, volvimos para profundizar con esta especialista las implicaciones de ese concepto, cuya práctica resulta ahora más vital que nunca.
― ¿Qué debemos entender por autogestión de la salud en estos momentos de pandemia?
― Empecemos porque la gente tiene que convertir los hábitos de vida saludables en un estilo de vida. Igual que si usted se baña y se la va los dientes todas las mañanas, cuidar su salud en términos generales no solo debe ser por una situación de emergencia si no porque está convencida de eso le va a dar una mejor calidad de vida. Entonces, autogestión de riesgo significa que yo soy consciente de que tengo problemas de salud, que los debo tener controlados y que, por lo tanto, basado en ese riesgo, tengo que extremar algunas precauciones durante esta pandemia. Eso no quiere decir que porque usted sea una persona joven, sin ningún factor de riesgo y absolutamente sana no se tenga que cuidar.
“Por ejemplo, si tengo 30 años, y sé que soy joven, hago deporte, que nunca he fumado y tengo un buen pulmón, pero trabajo en un lugar cerrado donde me puedo exponer a una mayor cantidad de personas portadoras del virus, con o sin síntomas, entonces, ¿cómo autogestiono mi riesgo? Siendo consciente de que eso me puede pasar y usando correctamente mi mascarilla. Obviamente, si soy el caso contrario: tengo 30 años, soy obeso mórbido, toda mi vida he fumado, hago cero ejercicio y estoy en esas mismas circunstancias, tengo que empezar por controlar mi peso, dejar de fumar, controlar si soy hipertenso o diabético y extremar las medidas de precaución. Si me dan oportunidad de quedarme haciendo teletrabajo o tengo la oportunidad de que me pasen a laborar en un lugar que implique menos riesgo ambiental, eso es básicamente el concepto de autogestión de riesgo”.
― En contextos como el que manejan las empleadas domésticas y trabajadores de la construcción, ¿cómo autogestionar el riesgo?
― Empecemos con la empleada doméstica: todo depende de con quién trabaje. Si pasa sola todo el día en la casa porque los dueños de casa trabajan fuera y no tienen niños, esa no tiene tanto problema. Pero en un caso en donde atienda adultos mayores, esa es una persona que durante todo el día en la atención directa de las personas debería usar careta y mascarilla. Procurar en el viaje de autobús, de regreso a su casa, utilizar careta y mascarilla. Chequearse su control de persona sana. Y dentro de su casa, mantener cierto grado de distancia.
“Otro ejemplo. Hace poco salió una foto de jugadores españoles y jugadores alemanes. Los españoles juntos y los alemanes separados, pero después los alemanes se volvieron a juntar y la gente decía que para qué se están separando si cuando juegan fútbol van a estar junto. Hasta cierto punto tienen razón pero deben tener en cuenta el concepto de inóculo viral: la cantidad de virus a la que usted se expone durante un contacto. Hoy se sabe que si usted se expone poco, posiblemente la cantidad de virus solo se queda en su nariz. Esa es la gente con problemas de olfato y de gusto, pero nunca tosió, hizo fiebre o dificultad respiratoria. Entonces, si usted tiene diez contactos que pueden ser de riesgo durante el día, pero en los que usted podía tener distancia y usar cubrebocas y lo hizo, usted reduce los contactos a siete. Tiene una ganancia de tres. Se expuso menos tres veces. Tiene menos posibilidad de enfermar gravemente que si se expone riesgosamente diez veces”.
― La autogestión de riesgo, ¿también implica andar a la defensiva, como cuando se maneja? Suponer siempre que el otro es una amenaza potencial de contagio.
― En cierta manera sí. Alguien decía que si es autogestión de riesgo, ¿para qué entonces hay leyes de tránsito? Yo respeto las leyes de tránsito porque yo autogestiono mi riesgo de que un choque me mate. Por eso, manejo bien y uso cinturón de seguridad y no conduzco tomada. En este caso es exactamente lo mismo: reducir el riesgo, andar a la defensiva.
― Usted, que ha manejado pandemias antes, ¿cuál es la capacidad del ciudadano costarricense para asumir un comportamiento responsable con su salud?
― Esto del comportamiento humano es más para un antropólogo, pero le daré mi opinión personal. Esto se comporta como la curva de Gauss: hay un 10% de gente superextrema, que duerme con la mascarilla puesta, para poner una exageración. Un 10% que cree que esto no es nada y un 80% que sí toma medidas adecuadas. Costa Rica es un país con un bajo índice de analfabetismo, que tiene educación en salud, las personas están acostumbradas a acudir a la Caja y a ponerse vacunas. Yo sí le tengo fe a la gente de que se va a cuidar. Que van a haber algunos que no, diay, es que es imposible (evitarlo).
― ¿Cómo nos puede usted ayudar a explicar a la gente el nivel de responsabilidad personal y con los otros en la situación actual?
― Puede sonar egoísta, pero la gente también tiene que ver que esto se trata de que me tengo que cuidar porque no me quiero morir. Secundariamente, si me cuido protejo a las personas que están alrededor mío. Es mi obligación cuidarme y exigirle a los demás que se cuiden. Pero en realidad, primariamente, la gente tiene que entender que su principal obligación es consigo misma y mantenerse viva. Y que en el caso de algo tan sencillo como usar mascarilla, guardar distancia y lavarse las manos no solo lo protegen a uno sino a otras personas. Aquí ya entra en juego la solidaridad.
― ¿Cómo explicarle también a la gente que la sostenibilidad de todo un sistema de salud depende de lo que yo, Ángela, María Luisa... realicemos en nuestra cotidianidad?
― Ahí entra la parte de la responsabilidad colectiva. Una persona no es una isla: está interrelacionado con todas la demás. Si el sistema de salud colapsa y yo por desgracia lo necesito porque me dio un infarto, me diagnosticaron un cáncer o me dio una crisis diabética, y voy al hospital y no encuentro ayuda, pues evidentemente aunque no tenga el coronavirus soy afectada. Es parte de lo que la gente tiene que entender.
― ¿Qué es lo que más ha costado dar a entender en ese mensaje? La gente tiene el conocimiento pero todavía falta mucho trecho para que desarrolle una actitud y una práctica consecuente con los desafíos de una pandemia.
― Los mensajes tienen que ser individualizados. No es lo mismo el mensaje que yo le pueda dar a usted, que sabe de salud, a que trate de explicarle esto mismo a alguien de 20 años. El mensaje tiene que ser muy individualizado para los diferentes grupos de riesgo.
― Y en esto, ¿hay debilidades?
― Sí, ha habido debilidad en varias cosas. Número uno, en no personalizar el mensaje. Número dos, en mensajes muy repetitivos. Número tres, asustar con muertos y unidades de cuidado intensivos llenas que uno sabe que esto puede tener un efecto inmediato pero a largo plazo la gente termina por no creer. Usted ve que el día que fallecieron cuatro personas el mismo día y todos andaban muy compungidos. Ahora han ocurrido más muertes y las personas andan como si no fuera con ellos.
― La famosa inmunidad al mensaje.
― Hay que usar un poco de neuromarketing : mensaje atractivo, corto, que se entienda y cambiándolo con el tiempo. Esto no es solo Costa Rica. Es una crítica para toda Latinoamérica.
―¿Cómo surgen en este contexto los valores de la empatía, la solidaridad y, ¿por qué no?, hasta el patriotismo bien entendido?
― Este sería un buen momento para sacar un mensaje alegórico a esto. ¿Usted quiere llegar a la Costa Rica del bicentenario? ¡Póngase la mascarilla! Que a la gente le traslade a largo plazo y le refleje un valor. Tiene que haber mucha responsabilidad individual. Pero a la gente que le llegue el mensaje que lo aplique bien.
― Autogestión es una gran responsabilidad... Las autoridades de Salud nos están dejando la responsabilidad de contener esto.
― Así es. En realidad, esto es lo que ha pasado siempre. El Ministerio de Salud puede dar unas indicaciones y está en usted si las cumple o no. Al final, el Ministerio no me puede poner un policía a la par.
― ¿Sanción con autogestión no se llevan?
― No se llevan. Si a usted la sancionaron por no cumplir con lo que el Ministerio de Salud dice, evidentemente no está haciendo autogestión de riesgo. Implica mucha disciplina. Ahora hay más apertura. Si usted quiere se va el fin de semana para la semana con su burbuja, o va a llamar a sus primos, a sus amigos, a sus excompañeros de la Universidad para hacer un pachangón en la playa.
― Las burbujas de 20 personas que la gente se está inventando.
― Sí. Para una cuartería, casi.
― La gente autogestiona a su conveniencia, ¿no le parece?
― Claro, eso sí pasa.
― Usted, ¿cómo está autogestionando su riesgo, doctora?
― Empezando por el trabajo, almorzamos separados. Yo almuerzo en mi escritorio. No estoy frente a nadie. Desayuno sola. Mis papás son adultos mayores, no los puedo dejar abandonados: los visito en espacio abierto, utilización constante de mascarilla, con no más de cinco o seis personas en esa casa. La mayor parte de las reuniones de trabajo o con o amigos son por zoom. Afortunadamente, no padezco de nada y hago ejercicio.
― ¿Cómo autogestionar el miedo, que abunda en estos días?
― Primero, entender que es normal que tengamos miedo. Por eso, hay que ser consciente de su miedo y vulnerabilidad. Cuando uno se da cuenta empieza a cuidarse más y se le vuelve una rutina.
"Lo más importante acá es que por favor la gente se informe en lugares confiables. Hay una infodemia que todos nos tiene muy preocupados, donde colegas defensores de la Medicina basada en la evidencia han recibido amenazas de grupos extremos. Si la gente tiene interés por su saluda que se informe de lugares oficiales y no crea en estas pomadas canarias, que no existe. Las curas milagrosas que supuestamente sirven para todo, terminan no sirviendo para nada.