El médico experto en Bioética Alejandro Marín Mora recuerda a colegas médicos que se jactaban de que ni un solo paciente se les moría durante la guardia.
Eso, dice, está bien, pero hasta cierto punto.
Los médicos, añade, también tienen que ayudar a morir a aquellas personas para quienes la Medicina ya no tiene respuestas terapéuticas curativas, solo tratamientos infructuosos que lo único que hacen es retrasar el proceso natural de la muerte y prolongar la agonía.
Formados para defender la vida, estos profesionales también deben aprender a ayudar a morir a sus enfermos, reflexionó.
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El asunto sale a flote a propósito de un nuevo proyecto de ley sobre muerte digna y eutanasia, presentado este 1.° de mayo por la diputada oficialista Paola Vega.
“En los últimos años se ha medicalizado la muerte. Cuesta más morir. Tenemos toda una serie de dispositivos tecnológicos médicos que dan como resultado el encarnizamiento terapéutico. Ese es el miedo que tenemos todos”, comentó Marín durante una transmisión en vivo en Facebook de La Nación.
“Desgraciadamente, la Medicina ha llegado tan largo que no sabemos cuándo detenernos e incurrimos al encarnizamiento terapéutico aplicando tratamientos fútiles”, agregó.
“Esto es un cambio de paradigma. Cuesta hacerles entender a mis estudiantes que la muerte es un proceso natural de nuestro ciclo de vida. Es importante hacer estudios sobre el proceso de la muerte en las distintas culturas y legislaciones (Tanatología)”, agregó.
Para Marín, una salida que ayudaría a resolver muchos de esos dilemas ahora que vuelve el debate público sobre la posibilidad de autorizar la eutanasia en Costa Rica, es que las personas comiencen a considerar la posibilidad de hacer un testamento vital.
Ese es un documento de voluntad anticipada en donde se dejaría patente la voluntad de que se les aplique la eutanasia si llegan a padecer una enfermedad terminal. Está considerado en el proyecto de ley de Vega, que retomó uno archivado en el 2016.
Marín Mora recomienda hacer ese documento mientras se está sano y con todas las facultades mentales, en donde quede expresamente indicada esa voluntad.
Es importante hacerlo, dice Marín, independientemente de si avanza o no en la Asamblea Legislativa la iniciativa de la diputada Vega.
"El testamento vital o la manifestación de la voluntad anticipada vendría a dar luz en un camino que se puede volver muy tortuoso. Hay que ver lo difícil cuando hay un adulto mayor con Alzheimer...
“Redactemos un documento de voluntad anticipada, donde pongamos nuestra historia de valores, pongamos qué tratamientos médicos nos gustaría, dispongamos de nuestro cuerpo después de nuestra muerte, indicando si quiero donarlo o cremarlo”, comentó el experto.
Según Marín, en países como Francia y España, existe toda una regulación para la voluntad anticipada.
Esto lo puede hacer cualquier persona. Puede ser con testigos o frente a un notario público, y llevar el documento siempre consigo.
El experto en Bioética aclaró que la eutanasia no es para todo el mundo.
"Solo para casos muy puntuales en donde la Medicina no puede trabajar. No puede ser para todos porque tiene que cumplir requisitos muy puntuales. ¿Qué pasaría si una persona sufre de depresión y tiene ideas suicidas? Primero abordar la depresión y el problema psiquiátrico...
“Tampoco una persona con dolor por cáncer que no está en etapa terminal y que puede tener buena calidad de vida con apoyo médico... Solo (se debe aplicar la eutanasia) a casos que, una vez analizados y tratados, se concluya que la Medicina no puede ofrecerles nada”, explicó Marín.