La prevalencia de enfermedades crónicas pone cuesta arriba la salud de los costarricenses y en jaque al sistema sanitario por los elevados costos de su atención, aparte del dolor y muerte que dejan a su paso.
Se trata de una de las preocupaciones planteadas en el IV Foro de Salud organizado por La Nación, que se desarrolló este jueves y en el cual se analizaron las fortalezas y debilidades del sector en el contexto del ingreso de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para los panelistas, la atención de estos padecimientos debe estar en el radar no solo del sector salud, sino de todos, al tiempo que deben diseñarse políticas de Estado que trasciendan la acción de una sola administración.
Luis Bernardo Villalobos, exdirector de la Maestría de Salud Pública y exdecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR), sostuvo que uno de los desafíos que tiene el país es la modificación de los patrones de consumo de la población y una mayor articulación del conocimiento, de manera que los profesionales tengan más herramientas para apoyar esta lucha desde su respectiva trinchera.
Destacó que se requieren acciones alineadas de todos los sectores: educación, cultura, economía, industria, ambiente tecnología, deporte… para enfrentar estos padecimientos de forma integral y no tan segmentada como se hace en la actualidad.
El Dr. Frederico Guanais, jefe adjunto de la División de Salud de la OCDE, describió a Costa Rica como un ejemplo de prevención contra el tabaco, al punto que tiene la prevalencia más baja de consumo de todas las naciones de la Organización.
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Sin embargo, añadió, el país debe trabajar fuerte en la prevención de la obesidad y desarrollar políticas multisectoriales.
“Estas políticas deben contemplar el desarrollo de la actividad física, la calidad de los alimentos, estilo de vida e involucrar a otros actores como la industria alimentaria”, dijo.
Guanais recordó que la obesidad es un factor de riesgo de complicaciones originadas a pacientes contagiados por el virus pandémico y que ha producido la muerte de miles de personas en todo el mundo. Lamentó que Costa Rica esté dentro de las naciones de América Latina que poseen mayor prevalencia de obesidad.
Según la última encuesta de factores de riesgo cardiovascular de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la diabetes se incrementa medio punto porcentual cada año, lo que implica que cada año se suman 15.000 nuevos diabéticos, mientras que la hipertensión y la obesidad afectan a la tercera parte de la población adulta, esto quiero decir que en términos absolutos la población hipertensa y obesa supere el millón de personas.
Solo en el 2020, el tratamiento de pacientes diabéticos costó $10 millones, mientras que el de hipertensos, $8 millones, de acuerdo con datos del Comité de Farmacoteria de la Caja.
Suma de complicaciones
Sobre la preocupación de los expertos en el foro, Roy Wong, epidemiólogo de la CCSS, explicó que la situación de los pacientes que sufren enfermedades crónicas se complica porque muchas personas son portadoras de más de una, lo que desencadena otras patologías más complejas como infartos, accidentes vasculares cerebrales, insuficiencia renal crónica, amputaciones... que incrementan las cifras de morbilidad, discapacidad y mortalidad.
Esto incide en un aumento de los costos por concepto de atención en servicios de emergencia, hospitalizaciones y consultas, toda vez que se trata de enfermedades que requieren tratamientos de por vida.
Hipertensión y diabetes en ticos
En los últimos ocho años la población nacional aumentó un 9,5%, pero el uso de estos tratamientos lo hizo en más del 20%.
FUENTE: CCSS || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
El gran reto que tiene el país, de acuerdo con Wong, es evitar que más personas adquieran estos padecimientos y mantener bajo la lupa aquellas que ya son víctimas.
Para el especialista es urgente escalar a nuevas estrategias, de lo contrario, estas enfermedades seguirán ganando terreno.
“Se requiere una actitud de mayor conciencia individual y colectiva de manera que la población pueda modificar sus hábitos actuales de vida”, advirtió.
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Para el especialista, se debe pensar, por ejemplo, en establecer clínicas de cesación de la obesidad así como se crearon las de tabaco.
A su juicio, los programas contra la obesidad deben atravesar a todos los grupos de edad y debe tener un enfoque educativo, toda vez que es un factor de riesgo de otras enfermedades que presionan al sistema de salud.
Wong fue enfático en que se requieren disposiciones más agresivas para lograr un cambio.
Las enfermedades crónicas elevan la vulnerabilidad de la población ante cualquier riesgo, como se ha demostrado con la actual pandemia de covid-19, donde las personas con esas enfermedades son las más doblegadas.
La situación, según los expertos que participaron en el IV Foro de la Salud y especialistas y autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), exige la pronta adopción de nuevas estrategias de combate.
Para Román Macaya Hayes, presidente ejecutivo de la CCSS, es necesario sacarle más provecho al primer nivel de atención y realizar un mayor abordaje de estas enfermedades en ese nivel para reducir el impacto en los hospitales.
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El jerarca reiteró la urgencia de un cambio en el estilo de vida, porque lamentablemente la institución recibe lo que no se puede prevenir.
“La salud se construye colectivamente y es necesario sumar a otros actores en esta lucha”, expresó.
De acuerdo con Macaya Hayes esta adhesión del país a la OCDE ayuda a analizar qué ha funcionado bien en otras naciones que han tenido un problema similar para compararse y actuar.