Era Viernes Santo. Ese día, después de varios titubeos, la CCSS mantuvo la vacunación contra la covid-19 y la aplicación de primeras dosis.
Las áreas de salud ya habían convocado a muchos para esos dias, pero no a él. Este vecino de Zapote, San José, adulto mayor, pero todavía lejos de los 80, no recibió el llamado.
En su mente daban vuelta muchas preocupaciones dados sus padecimientos: obesidad mórbida, hipertensión y prediabetes, todas condiciones que podrían complicar un cuadro de covid-19.
Al final, decidió ir al área de salud que le correspondía para ver si, de casualidad, sobraba alguna dosis que él pudiera aprovechar. Su meta podría no resultar tan inalcanzable, pues justamente el día anterior, su hermano mayor y su cuñada (que viven en otro lugar y les corresponde otra área de salud) habían llegado a la clínica al cierre de la jornada de vacunación para solicitar ser tomados en cuenta si sobraban dosis.
Ambos fueron vacunados inmediatamente, pues sobraban dos productos que no podían desperdiciarse.
Esto lo animó a acudir a la clínica ese Viernes Santo, cerca del mediodía.
“Me encontré con una enfermera que me dijo ‘ya terminamos con la vacunación de la mañana y estamos en hora de almuerzo. Las dosis que tenemos para la tarde están contadas específicamente para personas citadas, pero si quiere venga como a las 2 p. m. y prueba suerte. Eso sí, yo no le prometo nada”, dijo este hombre quien solicitó mantener su nombre en reserva.
Él no esperó a las 2 p. m. y llegó una hora antes. Otras siete personas habían hecho exactamente lo mismo. En repetidas ocasiones se les dijo que no había garantía de que obtuvieran la vacuna, pero que podían esperar.
“Yo vi a varia gente pasar, toda con su cita y pensé que no me iban a vacunar del todo porque iban a llegar todos”, recuerda.
A las 2 p. m., ya habían terminado con las personas con cita y varias no habían llegado. Comenzaron a llamar a esta “fila de espera” uno por uno, de mayor a menor. Todos eran conscientes de que si aparecía una persona que tuviera la cita registrada, esta obtendría la vacuna, porque la llegada tardía tenía prioridad sobre la fila de espera.
“Todos estábamos ahí, calladitos, a la espera. Dentro de nosotros sí hubo una persona que me dio mucha chicha, porque era una señora que había perdido su segunda dosis porque andaba de vacaciones y llegó a exigir que se la pusieran. Como si las vacaciones fueran prioritarias a la salud. Hubo otro que llegó muy malcriado a exigir la vacuna y lo hicieron devuelto. Los demás seguimos ahí sentados, calladitos”, recalcó.
Nadie más llegó a reclamar su vacuna con cita. El hombre y todos sus compañeros de fila de espera fueron vacunados y ya tiene fecha para la segunda dosis.
“Yo sé que yo tuve esta suerte porque era Viernes Santo. Si yo hubiera hecho eso esta semana estaría sin vacunar, la gente no está perdiendo las citas. Pero bueno, fuimos dos beneficiados, yo tuve mi vacuna y esa dosis no se perdió”, añadió.
La otra cara de la moneda
Historias como las de este hombre hay varias, pero no en todos los lugares topan con la misma suerte. Las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) piden a la población esperar al llamado.
Se insiste en que cada centro de vacunación tiene las dosis contadas para las personas a las que les dan la cita, y que, en caso de ausencias, se tiene una lista de sustitución a la cual deben llamar.
“Yo he ido como cuatro veces a ver si hay dosis sobrantes y me devuelven, dicen que me llaman cuando me toque”, dijo una mujer de 68 vecina de Goicoechea.
Ese el mismo caso de otra asegurada, de 72 años, vecina de Escazú, quien ha buscado ir más de una vez a su lugar correspondiente sin tener suerte.
“Pregunté que si había sobrantes cuando llevé a mi mamá a vacunar y me dijeron que no, pero que de haber ellos llamaban al siguiente en la lista”, aseveró.
El problema comienza a verse cuando son muchas las personas buscando esta oportunidad, pues las aglomeraciones que generan las filas en las afueras de los centros de salud más bien son contraproducentes.
Esto sucedió el pasado Jueves Santo en la Clínica Clorito Picado, en Tibás. Muchos de ellos debieron esperar hasta dos horas para ser atendidos, a algunos se les vacunó pese a no tener cita, a otros se les dio la cita y a otros se les pidió esperar a ser llamados.
Evelyn García, jefa de enfermería de la clínica tibaseña, afirmó que algunos de los adultos mayores llegaron acompañados hasta de cuatro personas, lo que agravó aún más la aglomeración en las afueras de la clínica.
Para Rebeca García, directora de CoopeSalud, institución que tiene a cargo la prestación de servicios en Desamparados 2 y Pavas, estas historias son muy frecuentes, pero tienen un orden que debe respetarse.
“Tenemos gente que se apersona en el lugar, o gente que llama para ofrecerse si hay sobrantes, o gente que escribe constantemente al correo electrónico. Pero todo tiene un orden que debemos respetar. No podemos hacer filas de espera porque también sería aumentar el aforo del lugar y eso no es sano. Ni hacer desorden en las listas”, subrayó.
García señaló que sí hay ausencias, pero cada vez son menos y las personas más bien están deseando que las llamen.
La Nación realizó un recorrido por estas zonas, y comprobó que todas las personas con cita llegaban. El guarda en la clínica de Pavas confirmó que hay personas que sí llegan a la espera de dosis sobrantes, pero que son enviadas a casa, por esa misma razón, cada vez llegan menos personas.
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Las estrategias
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Aunque no es frecuente que alguien diga que va a llegar a su cita y después no lo haga, CoopeSalud tiene una estrategia diseñada en estos casos y aprovechar al máximo cada dosis.
“Se llama a la siguiente persona en la lista para que se presente. Nunca hemos tenido una negativa en esto, la persona siempre llega”, manifestó.
Para García, durante Semana Santa fue más complicado, porque había adultos mayores a los que citaban que no tenían a nadie que los llevara o que iban a estar fuera esos días, entonces recurrieron a llamar a los siguientes en lista.
No obstante, también hay otras situaciones con las que se enfrentan.
“Sí hemos visto que las personas llegan más temprano. Por ejemplo, alguien con la primera cita, a las 7 a. m. llega desde las 6 pasadas, y entonces se le vacuna. El adulto mayor es muy madrugón”, afirmó.
Y agregó: “El problema es cuando por la misma ansiedad tienen cita a las 11 y llegan a las 9, eso no es bueno. Les pedimos que lleguen a la hora citada, porque queremos que estén cómodos, con un buen lugar y porque tenemos que respetar aforos”.
También existen lugares en donde el obstáculo que enfrentan es que las personas no atienden la llamada. Por este motivo el área de salud de Curridabat creó un call center para que las personas se informen del momento en el que les toca vacunarse y puedan sacar cita en el momento correspondiente.
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Logística compleja
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Las autoridades de la CCSS insisten que esta es la logística más compleja que cualquier otra campaña que han tenido anteriormente.
A esto se le une el que no todas las áreas de salud van a un mismo ritmo.
Para las autoridades, lo más importante es que las personas se cercioren de tener los datos actualizados y que esperen la llamada, pues esta llegará cuando corresponda.
Por ejemplo, García indicó que pronto comenzarán una campaña de información porque no todas las áreas de Desamparados estarán vacunando a los de una misma edad, ya que hay sitios específicos con más adultos mayores que otros, pero asegura que a todos se les llamará a los números que dejaron en las listas.
“Estamos haciendo esfuerzos, a las personas inscritas se les llamará. Incluso, si usted rechazó la vacuna porque tenía miedo y estaba inseguro y ahora quiere recibirla puede llamar y le vamos a reasignar la cita”, concluyó.
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