Los planes para celebrar su cumpleaños número 30 junto a su esposa e hijo nunca incluyeron varias noches de alojamiento en un hospital de la costa pacífica costarricense.
Menos de dos días después de entrar a Costa Rica en el vuelo AF 430 de Air France del 18 de febrero, esta familia francesa se vio obligada a variar sustancialmente sus vacaciones porque el niño de cinco años enfermó de sarampión, una enfermedad que no circulaba aquí desde hace cinco años.
En cuestión de pocas horas, los análisis de laboratorio también revelarían que los dos adultos estaban incubando el virus, considerado uno de los más altamente contagiosos.
Así que el día de la esperada celebración, el 21 de febrero, sorprendió a este francés, a su esposa e hijo en uno de los cubículos de aislamiento que el Hospital Monseñor Sanabria, en Puntarenas, acondicionó especialmente para esta familia, como parte del protocolo para la atención de estos casos.
La familia trajo de regreso al país el virus del sarampión, que no circulaba aquí desde el 2014, cuando se registró el último caso importado. Del 2006 data el último enfermo autóctono.
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No es la primera vez que ellos visitan Costa Rica. Así lo confirman versiones recogidas por este diario entre funcionarios del Ministerio de Salud y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que han seguido el caso.
Llegaron a alojarse en una lujosa villa en Santa Teresa de Cóbano, junto a otros 13 franceses que también viajaron con ellos y se hospedaron en varias casas de ese condominio con una vista privilegiada frente al mar. Esta tampoco era la primera vez ahí, pues son propietarios de una de esas residencias.
Querían visitar las playas cercanas de Montezuma y Malpaís, y viajar a Monteverde, comentó el médico epidemiólogo Steven Villarreal, quien es el único funcionario del Monseñor Sanabria que se ha podido comunicar con ellos en francés.
Los planes, entonces, cambiaron en cuestión de horas, entre el 18 y el 20 de febrero.
Juan Gabriel Ledezma Acevedo, director del Área Rectora de Salud Peninsular, del Ministerio de Salud, explicó que el niño de cinco años ya venía enfermo. Se calcula, dijo, que desde el 13 tenía el virus, pues según contaron sus padres estudiaba en un kínder donde varios compañeros habían enfermado.
El 15 de febrero, el niño comenzó con tos, fiebre y catarro, parte de los síntomas del sarampión. Tres días después, viajó con sus padres de Niza a París, y de París a Alajuela.
"Desde el 15 de febrero empezó los síntomas en Francia, pero los padres asumieron que era una infección respiratoria y le dieron antibióticos recetados por un médico allá.
“Los tres portaron el virus a través del aeropuerto. Los tres pusieron en riesgo a un montón de gente de todo el mundo y llegaron a un país donde ese virus no circula porque hay un nivel de vacunación superior al 90% en todo el territorio para sarampión”, manifestó Ledezma.
Nadie puede asegurar que esta familia forme parte del movimiento antivacunas. Lo que sí está claro, aseguran autoridades de la Caja y de Salud, es que no tienen claridad de la importancia de la vacunación.
Sin vista directa al mar
Los cubículos de aislamiento que acondicionaron para esta familia en el Hospital Monseñor Sanabria no tienen vista directa al mar, como sí la tiene la lujosa villa donde planeaban alojarse hasta el 6 de marzo (fecha programada de su salida hacia Francia), en Santa Teresa de Cóbano.
Están en el servicio de Pediatría, en el área de lactantes, que era la única que disponía de este tipo de salas, caracterizadas por un riguroso protocolo de limpieza, un sistema especial de climatización y de presión negativa para impedir la salida de los virus.
Ahí están los tres, juntos, por decisión del hospital. A los padres se les trajeron camas para adultos. Tienen acceso a un baño privado también. No tienen televisión por lo que pasan leyendo o, en el caso del niño, jugando con su tableta.
El personal de salud poco sabe de ellos, pues se han concentrado en su atención clínica. No se sabe mucho sobre quiénes son, a qué se dedican en Francia y por qué visitan tan a menudo Costa Rica.
En Pediatría se las han ingeniado para traerle a los adultos frutas y verduras, que es lo que piden para comer pues no están habituados a las comidas ticas. Al niño le encantó el gallo pinto, una mezcla de arroz y frijoles que no está acostumbrado a comer en su país natal.
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Las visitas también están prohibidas, por lo que solo se comunican por teléfono con los amigos que quedaron en Cóbano y con representantes de la embajada de Francia en Costa Rica.
Desde el 20 de febrero, cuando ingresaron al Monseñor Sanabria tras un intenso operativo de coordinación entre Salud y la CCSS, han velado por ellos unas 50 personas, entre personal médico, de aseo, nutrición y mantenimiento.
Aunque la familia pidió desde el primer día traslado a un hospital privado, se decidió dejarlos en Puntarenas para no elevar el riesgo en otros centros, considerando que este es el caso índice.
Apenas se supo de la infección, personal de salud de la Caja vacunó a todas estas personas, así como al resto de los residentes en las otras villas. Se calcula que además de esta familia, otras siete más se alojaban en este condominio.
El director médico del hospital, Randall Álvarez Juárez, aseguró que este caso no los tomó por sorpresa. Él fue uno de los primeros en enterarse de que había un caso altamente sospechoso de sarampión, que debían atender.
“Este hospital es centro centinela, lo cual quiere decir que vigila la aparición de nuevas enfermedades o de enfermedades reemergentes, como el sarampión. Estamos listos para este y cualquier otro caso”, aseguró el médico.
El médico privado al que acudieron cuando el niño presentó el brote en la piel, fue quien se comunicó con el Área de Salud de Cóbano, a la 1:30 p. m. del miércoles 20 de febrero.
Médicos de esa Área de Salud se trasladaron inmediatamente a Santa Teresa, revisaron al niño y a sus padres, y activaron el protocolo que el sistema de salud del país ha establecido para estas emergencias.
A estas personas se las trasladó en una ambulancia marítima de la Caja hasta el muelle de Puntarenas, en barrio El Carmen, desde donde los llevaron al hospital.
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Wilburg Díaz, director de la Región Pacífico Central de la Caja, destacó lo rápido de la coordinación para garantizar, no solo un servicio oportuno para estos pacientes, sino las acciones necesarias para cortar la cadena de transmisión que se hubiera originado durante todo el trayecto que hizo esta familia en el país, desde que bajó del avión.
A la expectativa
Ocho días después del internamiento, el menor está sin síntomas –que desaparecieron desde el sábado– y el hospital confirmó que ya podría tener el egreso.
El jefe de Pediatría del Monseñor Sanabria, Rainier Chaves Solano, explicó que esto se logró por las altas dosis de vitamina A que se le dieron al niño, de hasta 200.000 unidades diarias, lo cual permitió reducir la duración y la gravedad del sarampión.
La vitamina A es el tratamiento recomendado para estos enfermos.
Este niño se quedará en el hospital junto a sus padres, hasta que ellos salgan del riesgo de desarrollar los síntomas del sarampión: fiebre, moquera, dolor corporal y el brote rojizo característico en la piel.
En este momento, la pareja está incubando el virus. Según cálculos de los especialistas, se esperaría que presentaran síntomas alrededor del 1.° de marzo, aunque podrían también estar asíntomáticos.
Las autoridades de Salud mantienen el rastreo de las personas que pudieron tener contacto con esta familia. Hasta la fecha, han vacunado a más de un centenar, incluyendo personal de hoteles, de salud y de la villa donde se hospedan.
Entre el viernes 1.° y el domingo 10 de marzo, se entrará en lo que se conoce como “expectativa epidemiológica”, pues es el periodo en el cual podrían aparecer casos secundarios de personas enfermas de sarampión por contacto con esta familia.
Se calcula que, en promedio, un enfermo puede infectar hasta 15 personas más, y cada una de ellas una cantidad parecida.
El sarampión es uno de los virus más contagiosos pues se transmite por vía respiratoria con solo las gotitas de saliva que una persona lanza al estornudar o toser.
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Si durante ese plazo no aparecen enfermos, se podría dar por controlada la emergencia.
Tanto la CCSS como el Ministerio de Salud están realizando todos los esfuerzos para cortar la cadena de transmisión y evitar la aparición de más enfermos.
Desde diciembre y hasta el 31 de marzo, se están aplicando una dosis extraordinaria de sarampión a los niños entre los 15 meses y menos de diez años, como una medida adicional para proteger a la población.
Se sabe que en Cóbano, donde más tiempo pasó la familia, la cobertura de vacunación contra este virus ronda el 98%, lo cual reduce sustancialmente el riesgo de contagio.