El cierre del programa de trasplantes de hígado del Hospital México afectará sustancialmente a los enfermos más graves en espera de esa operación, pues el equipo quirúrgico de ese hospital era el único que les daba una oportunidad para realizar la cirugía.
Antes de la suspensión del programa, los enfermos de hígado más graves rechazados en otros hospitales de la Caja fueron recibidos y atendidos por el equipo de trasplante hepático del Hospital México, afirma la Fundación Vida Nueva Donación y Trasplantes, organización que da soporte a decenas pacientes y a sus familias mientras esperan un hígado.
“Cientos de casos desahuciados en otros centros fuimos acogidos en el programa de trasplante de hígado del Hospital México, donde se nos dio una oportunidad real, independientemente del estado avanzado de la enfermedad.
“Nos acogió un equipo que defiende el derecho a un trasplante para el paciente que más lo necesita con el máximo beneficio y justicia”, afirma la Fundación en un pronunciamiento enviado a La Nación, en el cual reclama la forma en que el Ministerio de Salud cerró el único programa que funcionó ininterrumpidamente durante 24 años.
El 12 de mayo, Salud giró una orden sanitaria para cerrar el programa del Hospital México luego de analizar un informe con cifras que mostraban un supuesto incumplimiento de estándares internacionales de supervivencia de los pacientes sometidos a estas cirugías.
Cinco días después del anuncio, que tomó por sorpresa a los enfermos en lista de espera de ese hospital, autoridades de Salud y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) revelaron en conferencia de prensa una alta mortalidad en los pacientes trasplantados en el México versus otros hospitales de la CCSS.
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Los datos que expusieron indicaban que la mortalidad de los trasplantados en el México antes de cumplir los 30 días del procedimiento era de un 30% (supervivencia del 70%), mientras en los operados en el Calderón Guardia era del 8% (supervivencia del 92%).
Las cifras reveladas por las autoridades el 17 de mayo incluían datos de sobrevida un año después del trasplante. En el México, según el informe, la sobrevida a un año era del 50% mientras en el Calderón fue del 85%.
Ese mismo indicador a tres años plazo, ubicaba a los pacientes trasplantados en el México con un 43% y a los del Calderón con un 81%.
Pacientes dudan de datos
La Fundación Vida Nueva no confía en esas cifras. La organización solicitó los informes técnicos a la coordinación de donación y trasplantes de la CCSS, así como a la Secretaría Técnica encargada de ese tema en el Ministerio de Salud, sin que hasta ahora se los hayan proporcionado.
“El programa de trasplante de hígado del Hospital México siempre ha ofrecido la posibilidad del trasplante al paciente que más lo necesita, que es el más grave. Esto también es un principio estándar en la comunidad internacional de trasplante, que sustenta que el alto costo económico, logístico y humano de realizar un trasplante de hígado se justifica en trasplantar al más grave, lo que se conoce como el beneficio de sobrevida.
“No hay beneficio real de sobrevida cuando se trasplantan pacientes estables con relativa buena calidad de vida. Trasplantar pacientes que no están graves y poco enfermos son trasplantes que no aportan beneficio neto en sobrevida ni son costo efectivos”, asegura la Fundación.
En un país del primer mundo, dicen, un paciente grave y con enfermedad hepática avanzada se trasplanta en un máximo de 3 a 6 meses. En Costa Rica, sin embargo, debe esperar casi tres años para la operación, tiempo suficiente para que el enfermo se complique más o muera.
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Para la organización, tanto la CCSS como el Ministerio de Salud han fracasado en sus intentos por aumentar la tasa de donación de órganos. Esto es, a su criterio, lo que explica los prolongados tiempos de espera (930 días, en promedio) y la mortalidad de la lista, que es de hasta un 40% de todos los pacientes candidatos a trasplante de hígado.
“Desde la perspectiva de los pacientes, nadie conoce la verdad de que más del 75% de los que fallecen en el programa del Hospital México es por causas ajenas al acto quirúrgico de trasplante de hígado. Se debe mayoritariamente a complicaciones médicas de la enfermedad hepática producto del brutal tiempo de espera.
“No se entiende, entonces, la justificación de esta orden sanitaria. Primero, castiga con una suspensión del programa por una supuesta mortalidad sustentada en datos dudosos. Segundo, porque toda muerte postrasplante es consecuencia directa del fracaso actual en la donación de órganos y la inhumana espera en lista por un hígado”, asevera la Fundación.
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Hasta ahora, agrega, la voz del paciente no ha sido escuchada en todo este proceso. El coordinador institucional de donación y trasplante, José Pablo Garbanzo, no se reunió ni una sola vez con el equipo del México, alega la Fundación, que solicitó una investigación de los casi cuatro años de gestión del funcionario.
La frase “el paciente como centro”, afirma la organización, es una burla para quienes esperan un trasplante de órganos pues las decisiones se han tomado sin considerar a este grupo.
“La suspensión del programa de trasplante de hígado del Hospital México significa poner en desigualdad de condiciones a los pacientes más graves del país y discriminarlos por la severidad de su enfermedad, pues es en el México donde se nos da la única esperanza sin distingo del grado de gravedad de optar por el derecho que tenemos a un trasplante de hígado”, recalca la Fundación.
Otras organizaciones de pacientes, como la Fundación Nefrología Costa Rica, también han denunciado el desorden en el programa nacional de trasplantes.
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Las esperas que deben soportar los enfermos en espera de un trasplante de riñón han llegado a registrar plazos de hasta nueve años.
“Nos encontramos pacientes con seis años de esperar trasplante, a quienes les dicen que están en lista pero cuando preguntan en el Ministerio de Salud les informan que no. Es un duelo terrible para ellos saber que el médico les dijo que los incluyó y luego saber que no están. ¿Por qué pasa esto? ¿Desorden? ¡No sabemos!”, firmó Sandra Chanto, de esta Fundación.