El frío de las madrugadas no es el principal obstáculo con el que María Vega, una asegurada adscrita al Ebáis 1 de Paraíso, se ha enfrentado para conseguir una cita en ese centro de salud. A pesar de que en ocasiones ha llegado a las 4 a. m., luego de aguantar hasta que se abre la sede, se ha tenido que devolver para su casa sin lograr un espacio en la consulta general.
La cartaginesa cuenta que en el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) se le ha hecho casi imposible obtener una cita, y hay quienes venden los espacios, incluso pasan la noche en el lugar para ser los primeros en la fila.
“He tenido que pagarle a los especialistas por fuera haciendo un gran sacrificio y para lo de las piedras en la vesícula también tuve que pagar por fuera porque no hubo manera de conseguir la cita para la referencia. En dos ocasiones tuve que pagar ¢5.000 para que me sacaran cita en el Ebáis para los exámenes”, aseguró la mujer.
Una situación similar, afronta Marco Aurelio Sancho, vecino de barrio La Emilia en Guápiles, Pococí.
El hombre aseguró que por su condición de salud en ocasiones prefiere pagar los ¢3.000 que cobra un muchacho que se dedica a sacar citas, pues sus problemas en las piernas no le permiten estar mucho tiempo de pie.
Sancho sabe que esta práctica causa molestia, pues quienes sacan las citas llevan a varios familiares para así poder obtener el mayor número de cupos, lo que deja a más de la mitad de quienes acuden a los Equipos Básicos de Atención Integrada en Salud (Ebáis) sin un espacio.
Los relatos de estos asegurados, dibujan una realidad que desde hace años enfrentan usuarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), quienes a diario quedan a expensas de los llamados gavilanes que cobran entre ¢2.000 y ¢5.000 a cambio de madrugar y hasta pasar la noche en las afueras de clínicas y Ebáis, para obtener un cupo en las consultas y así venderlo a los pacientes de los servicios médicos como Odontología y consulta general.
Aunque no es una actividad nueva, la oferta se ha diversificado y cada día son más quienes acuden a redes sociales como Facebook o WhatsApp para promocionar sus servicios, al tiempo que la CCSS admite que aún no han encontrado un mecanismo legal válido para contrarrestar esa práctica.
En tanto, el Expediente Digital Único en Salud (EDUS), aplicación que la Caja implementó, entre otras funciones, para sacar citas en línea, sigue siendo una herramienta insuficiente para los usuarios que aseguran que conseguir una espacio en una clínica o Ebáis por esta plataforma resulta una especie de lotería.
La dinámica no distingue entre zonas, especialidades médicas o nivel de atención y, a criterio del gerente médico de la Caja, Randall Álvarez, se vio alimentada por el rezago de atención en el servicio que aumentó aún más a causa de la pandemia de covid-19, desde marzo de 2020.
“Lamentablemente la necesidad de citas se da ante el desbalance que tenemos entre oferta y demanda, por eso nos hemos venido ocupando. Hay un proceso que tiene que ver con esa disminución de brechas tanto en medicina general como en Odontología (...). Otro factor que ha venido a potenciar es que en pandemia muchas atenciones se han visto rezagadas y ahora ha venido surgiendo la necesidad de retomar controles, atender problemas de salud, esto nos genera mayor presión sobre el sistema de salud”, explicó el funcionario.
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Álvarez fue enfático en que si bien las herramientas tecnológicas como el EDUS pretenden evitar ese tipo de prácticas, no sería viable limitar la obtención de citas a esa plataforma pues hay personas que no tienen acceso.
“De momento tenemos que tener abiertas las opciones presenciales, pero basados en los análisis que estamos haciendo, la idea es identificar qué proporción de citas se da en cada modalidad, conforme vayamos evolucionando probablemente se irá inclinando más al digital”, adelantó.
Además, según recordó, han tenido casos donde incluso este tipo de servicios también son vendidos por terceros quienes aprovechan las deficiencias tecnológicas y cobran a cambio de hacer las gestiones en estos medios.
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Álvarez aseguró que hasta el momento no han detectado a funcionarios que participen en este proceso.
“Es un tema que ocurre fuera de las instalaciones, se han buscado algunos mecanismos para contrarrestar desde el punto de vista legal, pero no hemos encontrado amparo para generar algún tipo de acción, igual no hemos agotado la vía”, manifestó.
Andrea Bejarano, de la Dirección de Redes de Servicios de Salud, añadió que parte de las limitaciones también está el demostrar que las personas realizan estas prácticas, incluso, en ocasiones representa un riesgo para los funcionarios que procuran ejercer algún tipo de medida en contra de quienes venden los cupos.
Una funcionaria de uno de los Ebáis de Guápiles, quien pidió reserva de su nombre, narró a La Nación que en ese centro de salud debieron cerrar los portones pues en algunas ocasiones las personas que sacaban citas tenían problemas de adicciones de drogas y alcoholismo que tomaban las bancas del centro de salud para dormir.
“Estas personas llegaban desde las 2 a. m. se acostaban en una banca y cuando se despertaban minutos antes de las 7 a. m. le decían a la secretaria que venían a sacar tres citas, lo cual generó gran molestia entre asegurados”, detalló.
Entre las pocas herramientas a la que la institución acude para afrontar esta problemática, está la sensibilización de usuarios. También, de acuerdo con el gerente médico, se le solicitó a los directores de redes estar monitoreando constantemente esta situación para asegurar que no haya funcionarios involucrados y para identificar causas que podrían estar potenciando esas prácticas.
A modo de ejemplo, Álvarez citó los casos reportados en puestos de visita periódica, que son zonas a las que el personal de salud llega una vez a la semana o incluso en regiones más alejadas una vez al mes. En estos sitios, una de las estrategias para contrarrestar la práctica es ampliar los horarios de atención, pues para llegar a los puntos donde atienden los equipos de salud muchas personas deben recorrer largos trayectos.
Además se giró la instrucción de revisar los números ausentismo en las citas programadas a fin de aprovechar esos cupos.
A pesar de dichos esfuerzos, el funcionario reconoció que el abordaje debe centrarse en fortalecer los servicios y equiparar la oferta. Para esto, dijo que ya hay una hoja de ruta aprobada y varios diagnósticos sobre las necesidades de acuerdo a los sectores.
“Hay sectores que han crecido pero tienen la misma cantidad de equipos, no se ha venido dotando de ese recurso con la misma velocidad con la que se ha ido creciendo (...), de nada me sirve tener la mejor plataforma si no tengo cupos, va a ser una inversión innecesaria”, indicó.
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El plan de la Caja para dotar al país de más Ebáis tiene como meta que para el 2028 existan 300 sedes adicionales. Además, pretende aumentar la cobertura de servicios como Odontología, Nutrición y Psicología. Actualmente en el territorio nacional operan cerca de 1.100 Ebáis.
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Largo camino
La implementación del EDUS comenzó oficialmente el 3 de mayo del 2012; sin embargo, no fue sino hasta el año siguiente que se declaró de interés público con la creación de la Ley 9162: Expediente Digital Único en Salud.
En ese momento se estableció como meta que la totalidad de la plataforma debía estar lista e implementada en todos los niveles de atención para diciembre del 2018.
En total, se calcula que desde el 2012 se han invertido cerca de $200 millones, sin contar el desarrollo del programa, que fue realizado por funcionarios de la propia institución.
Además de la posibilidad de solicitar citas, en el EDUS se registran las consultas médicas, exámenes de laboratorio y hasta las vacunas anticovid administradas a la población.
La información en ese expediente se puede acceder a este desde cualquier centro médico del país.
Hasta mediados del año pasado, la aplicación había registrado más de cuatro millones de descargas, según informó en ese momento la CCSS.
Además de las aplicaciones del EDUS, la Caja cuenta con un call center para asignar citas por vía telefónica. Sin embargo, de acuerdo con el gerente médico aquí también las citas disponibles dependen de los cupos que se habilitan para cada área, por lo que también la oferta es limitada.
‘Lo hago porque no encuentro trabajo’
Luis Fernando Gómez vive en La Lima de San Nicolás de Cartago y a diario madruga para cuidar campos que luego vende a los usuarios de los Ebáis de Taras y de La Lima.
“Desde hace 3 años me dedico a sacar citas porque he buscado un trabajo fijo en alguna empresa y no he tenido suerte, está muy difícil por más que he llenado currículos, por eso me dedico a esto para llevar algo a la casa. Gracias a Dios tengo clientes fijos y quedan muy satisfechos cuando les hago el mandado”, aseveró.
Según dijo, algunos de sus clientes lo buscan porque prefieren pagar para no madrugar, mientras que otros no pueden ir a hacer las filas pues deben alistar niños para la escuela, por trabajo o por cuestiones de salud.
“Uno corre mucho peligro porque lo pueden asaltar y en la época de invierno se aguanta mucho frío y mucha lluvia y las madrugadas se hacen muy duras.
“Por lo general voy al Ebáis de Taras (ahí cobra ¢4.000) pero aveces debo ir a los de Cartago (ahí la tarifa son ¢5.000), también saco citas en los laboratorios, Rayos X, voy a la farmacia del hospital y la de Medicina Mixta y otros más que necesiten, yo trabajo de lunes a viernes pero si un sábado sale una extra la agarro.
“Hay épocas más fuertes (lo buscan más) como en mayo y junio porque hay más gripes o la gente que ven cada seis meses ocupan sacar cita, y setiembre y octubre son más flojos”, finalizó.