Sacar una cita en algunos Ebáis de Cartago se ha convertido en un verdadero tormento para los asegurados, pues difícilmente lo consiguen mediante la aplicación EDUS y si van en la madrugada a buscar un espacio, pierden el tiempo, ya que están los llamados “gavilanes” que duermen ahí para adueñarse de los cupos y luego venderlos por entre ¢5.000 y ¢7.000.
Por lo menos cinco cartagineses que cotizan mes a mes para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) confirmaron la situación. Todos pidieron mantener sus nombres en reserva por temor a represalias.
Una de las residentes, a la que se le llamará Lorena, contó que tiene poco tiempo de vivir en Lourdes de Agua Caliente y en varias ocasiones ha tratado de conseguir cita sin tener éxito.
“Aquí hay una señora que vende esos campos a ¢5.000 cada uno. No tengo problema con que lo haga con uno (espacio), pero es que agarra todos y lleva a unos 5 o 7 muchachos de no muy buen ver a quienes les paga. Cuando llegamos los demás, no quedan citas o debemos esperar a que haya algún ausente. Si todos llegan, perdimos el día y nos devolvemos a casa sin cita”, relató la mujer.
La situación más crítica se da los viernes porque los “gavilanes” toman doble campo, uno para el médico y otro para el dentista. Para asegurarse, llegan a poner colchones desde las 3 p. m. del día anterior.
“Un día llegué y ya ellos estaban ahí y le dije a la secretaria, y lo que me contestó fue: ‘Yo no puedo hacer nada, es el pueblo’. Esas personas me han tratado hasta de muerta de hambre. Me dicen que pague cita privada, pero vea, a mí me rebajan ¢50.000 por mes de Seguro. La verdad ya hasta miedo me da ir a sacar cita”, añadió.
Según la asegurada, se dice que hasta amenazan con cuchillo a quienes les reclaman.
“Un día una adulta mayor necesitaba una cita y no pudo conseguirla, tampoco tenía dinero para pagarles, por lo se tuvo que ir. A mí se me partió el corazón porque no es justo”, comentó.
La situación no es ni nueva ni desconocida. De hecho, el mes pasado, la Defensoría de los Habitantes se refirió a las enormes dificultades que los usuarios de los servicios de salud siguen encontrando para sacar una cita. Esto ocurre, según la entidad, aunque la CCSS tiene cuatro vías diferentes para tramitarla.
La institución advirtió que aunque el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) es una app que pretende, entre otras funciones, evitar que la gente tenga que hacer filas para obtener una cita, hay muchas personas que no lo consiguen.
‘Mientras la gente siga pagando’, dijo un doctor sobre la venta de cupos para citas
Entre ellos está otro vecino de Cartago al que identificaremos como Jorge. El aclaró que aunque está muy agradecido por la atención que ha recibido en la Caja por una condición especial de salud que tiene, la dificultad para sacar cita es lamentable. En una ocasión, por ejemplo, esperó cerca de cuatro horas por si se daba alguna ausencia, pero no topó con suerte.
“Hay una señora que desde las 3 p. m. vende los campos en ¢5.000 colones y ahí amanecen, y si uno llega hacer una consulta no lo atienden y lo mandan a sacar cita”, contó el usuario del Ebáis de Lourdes de Agua Caliente.
Entranto, otro asegurado al que se llamará Mauricio, ha sido capaz de llegar a las 3 a. m. para ver si consigue espacio, pero ni así ha sido posible obtener un cupo para que lo vea un médico, pues están los hombres que llegan desde las 9 p. m. con cartones y cobijas a dormir en las afueras del Ebáis de El Carmen para luego negociar los puestos en la fila.
“Me parece injusto que se presente esto. Si uno ya está pagando lo que rebajan del Seguro ¿por qué va a desembolsar más? La última vez que logré que el doctor me viera le comenté eso, que si solo dan cuatro citas ya con esos señores se llenaron los espacios, y él, de manera amable y respetuosa, me dijo que eso se les sale de las manos porque son cosas que ocurren fuera del Ebáis y que mientras la gente les siga pagando va a seguir el problema”, señaló.
Uno de los “gavilanes” que llegó a acomodarse en la acera del Ebáis de El Carmen como a las 9:30 p. m., iba hasta con un carrito donde llevaba cobijas o cartones para protegerse del frío. El hombre, de unos 60 años, confirmó que cobra ¢5.000, igual que sus compañeros y, creyendo que hablaba con un cliente potencial, informó de que con ¢2.000 reservaba el cupo.
Según dijo, como vive solo, no tiene problema realizar este tipo de labores. Explicó que llegan desde la noche a espera de que los contraten, se acomodan en algún sitio techado, cuando hay techo, para evitar mojarse en caso de que llueva, y en cuanto a dormir en el suelo, no tiene problema porque ya están acostumbrados.
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En el Ebáis de Quircot, otro hombre esperaba clientes a quienes hacerle fila. Aseguró que llega desde las 6 p. m. pero le pide a quien lo contrata que se haga presente a las 4 a. m. del día siguiente para él irse a descansar. Aquí, la inconveniencia es que no hay techo, así que no solo pasa frío, sino que también puede mojarse si llueve.
Espacio para cita en Ebáis de Oreamuno es más caro
A Vera, nombre ficticio, le corresponde el Ebáis de Dulce Nombre, pero sufre el mismo problema que los asegurados de Agua Caliente o El Carmen.
“Aquí un señor con tres personas más son los que vienen a cuidar los campos porque se dedican a eso, a veces hasta tienda de campaña traen para dormir, llegan como a las nueve o diez de la noche. Aquí, si no se les paga no se consigue cita”, se quejó.
Rocío, con identidad protegida, denunció que lo mismo sufren asegurados de Oreamuno, donde el espacio es todavía más caro, cobran ¢7.000 tanto para el espacio de cita, como para sacar recetas, gestión en la que se puede tardar entre tres y cuatro horas.
“Llegan y guardan colchonetas en el puente que queda a la par y en ocasiones ponen a borrachitos; le dan cualquier cosa o les pagan con una pacha (botella de licor) alterada; los dejan advertidos de que no se muevan. Mi hermano nos saca cita a mi mamá y a mí y algunas veces ha subido a las 3:30 a. m. y aun así no agarramos campo. ¡Es un relajo!, afirmó.
La venta de espacios para citas es tan conocida que muchos terminaron por tolerarla y hasta incentivarla como el mecanismos para lograr la atención en los Ebáis, como lo revelan mensajes publicados en las redes sociales de Cartago, donde aparecen solicitudes como “¿Alguna persona que saque citas en el Ebáis de Taras, para mañana?”.
La Nación envió este miércoles consultas a la CCSS por medio de su oficina de prensa, la cual confirmó que gestionaba las respuestas. Al cierre de edición no se habían recibido.
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Por su parte, Mario Redondo, alcalde de Cartago, es conocedor de la situación que, advierte, debe resolver la Caja, “que no ha logrado dar con el clic del asunto”.
“En muchos Ebáis de Cartago, y he escuchado que en todo el país, tenemos una situación realmente preocupante como es la venta de espacios por habitantes de calle o personas que ya han hallado un negocio en ese tema y se han ubicado en las afueras de los Ebáis y desde ahí disponen de los campos y acaparan los espacios disponibles. Creo que es urgente que la Caja encuentre algún mecanismo para evitarle a la población todo eso”, expresó.
En el mismo sentido se pronunció Joaquín Pérez, subdirector regional de la Fuerza Pública, para quien la venta de cupos para citas no es legal pero la Policía no tiene injerencia. El problema está, según dijo, en que faltan cupos y que la gente opta por pagar.
“En casos así (cuando llevan colchones), lo que se hace es quitarlos, pero automáticamente vuelven, porque la indigencia no es un delito”, concluyó.