Dicen que la memoria es corta cuando conviene, y parece que a muchos les queda bien volver a ver para otro lado y pensar que la covid-19 fue solo una pesadilla, un mal sueño, que ya acabó.
No es tan cierto. Lo advierte el microbiólogo y salubrista Darner Mora Alvarado, quien desde el inicio de la emergencia sanitaria, en marzo del 2020, insistió en abordar la pandemia por la covid-19 como una sindemia.
Es decir, como la unión entre el agente infeccioso −el coronavirus SARS-CoV2−, las enfermedades crónicas, o comorbilidades, y las inequidades sociales, y sus efectos sociales, económicos y sanitarios.
Tres años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente pandemia por la covid-19, conversamos con el también director del Laboratorio Nacional de Aguas, de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Mora Alvarado es asiduo colaborador en las páginas de opinión de La Nación, y la covid-19 ha sido para él motivo de estudio. Este es un resumen de la entrevista.
− Usted insiste en llamar a la covid-19 sindemia. Explique.
− El no entender que esta pandemia era una sindemia generó que ahora estemos viendo el resultado de no haber atendido las enfermedades crónicas. Esto produce un cúmulo de gentes que visitan los hospitales en el peor de los momentos”.
− ¿Por qué este es el peor de los momentos?
− Porque el personal de los hospitales está cansado. Muchos están saliendo a otras fuentes de trabajo privadas. La magnitud de la sindemia se medirá a mediano y largo plazo porque, evidentemente, se nos está muriendo gente de diabetes y enfermedades cardiovasculares que no fueron atendidas en su momento. ¡Ese es el problema!
LEA MÁS: Ver morir a decenas de enfermos de covid-19 tiene a cardiólogo con atención psiquiátrica
“Si se hubieran atendido las enfermedades crónicas con la misma intensidad que se atendió la covid, hubiéramos salido adelante. Y no hablemos de la tercera parte de la sindemia, que son las desigualdades sociales: la pobreza es mayor, la situación económica es complicada, no hay acceso para cierto sector de la sociedad para asistir a la medicina preventiva, no pueden asistir a lo privado. La CCSS ha hecho un enorme esfuerzo pero la cobija no da para tanto”.
− ¿Por qué se debió abordar la covid-19 como sindemia desde el principio?
− Se debió haber aplicado desde el inicio de la pandemia, en la parte más crítica, cuando las variantes fuertes (delta) causaron más muertes. Lo que la gente no logra entender es que las muertes fueron causadas por la asociación entre el agente infeccioso y las enfermedades crónicas. Ya pasó la parte más crítica, pero ahora estamos viviendo la falta de atención oportuna a los pacientes con enfermedades crónicas. La Caja está teniendo problemas para atenderlos a todos.
− ¿Se desbordó el dique?
− Sí. El impacto de no atender las cosas como una sindemia lo vamos a ver en un futuro inmediato. Aunque la pandemia se declaró el 11 de marzo del 2020, ningún país va a declarar su final. Lo que va a hacer es bajar la intensidad al tener menos casos de pacientes en UCI (Unidades de Cuidados Intensivos), pero eso no quiere decir que no se muera gente. Una cosa es el fin de la pandemia y otra el fin de la sindemia. Pasarán varios años más para que los sistemas de salud atiendan a la gente sin que se desborde el dique.
Secuelas a largo plazo
− Casi la mitad de quienes fallecieron entre el 2020 y 2021 estaban en edad productiva. ¿Cuál es su visión?
− Ese es un excelente dato. También tenerlo a mano y aplicarlo porque con ese dato hay que tomar medidas. Costa Rica está con alrededor de 9.230 muertes en 1,2 millones casos confirmados, para una letalidad de 0,77%. Tenemos un comportamiento semejante al del resto del mundo, que tiene 676 millones de casos confirmados y más de 6,8 millones de muertes, para una letalidad de 1,02%. Diríamos que estamos en una etapa de transición con la llegada de ómicron, que fue el inicio del fin de la pandemia.
− ¿Qué significa eso?
− Que vamos a tener el virus endémicamente. Van a haber picos altos y valles en las olas pequeñas. Hay que seguirse vacunando, hay que seguir lavándose las manos con agua potable y jabón, hay que seguir usando mascarilla en lugares cerrados y guardando distancia. No es lo mismo estar en el Estadio Nacional que en un auditorio lleno. Ese es el cuidado que hay que tener.
LEA MÁS: Covid-19 robó la vida de al menos 4.000 ticos en edad productiva
“Hay que tener claro que el ejercicio, el sol, la higiene mental son fundamentales y hay que tener muy claro que la covid-19 sigue matando gente. Uno ve la estadística: 16 muertos en una semana. La gente piensa ‘¡Qué dicha, ya son menos!’ ¡No, no no! ¿Y las familias que perdieron a esas personas?”
− El 2022 ha sido, desde el punto de la salud pública, un año perdido. ¿Cómo lo califica usted?
− Este último año fue un año donde la salud pública sufrió muchísimo por lo siguiente: es fácil entender que el lavado de manos con agua potable es esencial para evitar enfermedades transmisibles. Es fácil oírlo y tratar de entenderlo pero es difícil aplicarlo si usted no lo mete en el subconsciente. Lo que nosotros pulseamos mucho fue hacer del lavado de manos una cultura.
“Uno no entiende cómo quitamos un buen acto como ese, un buen hábito, por una ocurrencia, por un asunto de soberbia y prepotencia. Eso sí es un daño a la salud pública, a la cultura y eso sí lo perdimos. Pero la gente, donde ve equivocadamente que el virus supuestamente no mata, dejó de lavarse las manos”.
− ¿Qué sigue en esa transición a la endemia?
− Creo que van a tener que revertir las decisiones y volver a la salud pública: volver a la higiene y al lavado de manos, a promover las coberturas de agua potable y el saneamiento. Lo que está haciendo la OMS: los informes mundiales hablan de agua potable, saneamiento e higiene. La CCSS y el Ministerio de Salud no pueden dejar de promover el lavado de manos en los hospitales.
LEA MÁS: Quitar estaciones de lavado de manos disparará infecciones, alerta salubrista
− ¿Qué hay que hacer para revertirlo?
− Primero, la persistencia para empujar, y la humildad para entenderlo de los que están en el sector salud y educativo. La gente cree que se termina la pandemia y esto murió. No se dan cuenta que en cualquier momento nos aparece otro virus.
“Tenemos que ver que estamos en un ecosistema donde los árboles son importantes, los animales son importantes y el abuso genera mucho daño al ambiente. Y este ambiente se revierte en mutaciones de virus que pasan de animales a humanos. ¡Y el ser humano lo sigue haciendo! Seguimos en esta crisis y no entendemos que nos va a venir otra.
“La higiene, el lavado de manos, el distanciamiento y las mascarillas tenemos que meterlas en el cerebro porque vamos a tener que utilizarlas nosotros o nuestros hijos o nietos.
− Si no volvemos a la salud pública, lo vamos a tener que hacer por las malas, cuando los números nos obliguen. ¿Es así? No se ha visto un mensaje claro de las actuales autoridades en esa vía.
− No, no se ha visto. No hemos tomado en cuenta que es una enfermedad sistémica: la pandemia puede cortarse porque las infecciones pueden ser menos, en algo en lo que yo no estoy de acuerdo porque el subregistro es enorme. Ve usted familiares y su entorno con gente enferma. ¡Está con covid! Y nos hacemos los majes.
“Pero en lo que no nos podemos hacernos los majes es que una infección por covid puede tener consecuencias a mediano o largo plazo, porque es más de lo que pensamos. Por eso, pueden disminuir las infecciones pero no sus consecuencias”.