Autoridades de gobierno declararon, este jueves, alerta naranja en todo Costa Rica como medida para asegurar la prestación de servicios de primera necesidad, debido al fuerte repunte de casos de covid-19 provocado por la variante ómicron.
El cambio lo confirmó Sigifredo Pérez, director de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), durante una transmisión en vivo en la que explicó que la medida permitirá a distintos organismos de primera respuesta una mejor gestión de la contigencia sanitaria.
El cierre de la semana epidemiológica 1-2022 dejó un incremento de nuevos casos del 400% respecto a la semana anterior pues el registro de contagios confirmados se disparó de 3.385 a 14.628 en ese periodo.
Dicho incremento se reflejó en cantones como Escazú, Santa Ana, Tibás, Moravia, Montes de Oca, Dota, Curridabat, Turrialba, Heredia, Belén, San Pablo, Santa Cruz, Quepos, Garabito y Talamanca, donde se sobrepasaron los registros anteriores de la pandemia.
La rápida progragación de ómicron por Costa Rica hace temer a las autoridades que se disparen las incapacidades de trabajadores, lo cual podría afectar la prestación de servicios esenciales y la cadena de producción de bienes y servicios.
Al respecto, Pérez indicó que la declaratoria pretende garantizar que las líneas de abastecimiento de productos sigan sin perturbaciones y minimizar los efectos en actividades económicas.
Hasta este jueves, solo el cantón guanacasteco de Cañas permanecía en alerta naranja mientras el resto del país se encontraba en alerta amarilla.
Si bien el director de la CNE no anunció nuevas medidas ligadas a la movilización de personas, aprovechó la conferencia para hacer un vehemente llamado a la población contra los tumultos.
Pérez señaló que el cambio de alerta pretende que la ciudadanía se sintonice con una nueva condición de riesgo y se cuide mucho más con una aplicación correcta de los protocolos sanitarios para evitar contagios en familias y entre trabajadores.
Priscilla Herrera, directora general de la Salud, añadió que la declaratoria también busca asegurar la continuidad de operaciones de emergencias ante la previsión de aumento de casos y saturación de servicios en otros niveles de atención hospitalaria.
“Por eso es clave que la población guarde las medidas que ya conocemos y las apliquen: lavado de manos, distanciamiento social y mascarilla”, agregó Herrera.
Las características de mayor transmisibilidad y síntomas más leves de ómicron harían que, en un “escenario intermedio” por día, se presenten unos 10.000 casos, lo que podría llevar a entre 98.000 y 100.000 personas incapacitadas a la vez.
Estas son las estimaciones matemáticas realizadas por Tomás de Camino Beck, director de la Escuela de Sistemas Inteligentes de la Universidad Cenfotec y experto en modelos epidemiológicos y por Santiago Núñez Corrales, costarricense investigador en sistemas complejos de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, en Estados Unidos.
El repunte de casos de covid-19 provocado por ómicron obligó a las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a reactivar la estrategia de escalamiento de camas para manejo de pacientes con el virus, pues aunque se ha visto que esta cepa registra una severidad menor, el número de casos y el acelerado nivel de contagio podrían saturar los servicios de salud en pocas semanas.