Guillermo Méndez Sandí enterró a su mamá sin poder despedirse de ella. Doña Haydée Sandí tenía 80 años cuando falleció por causas relacionadas con la covid-19, el 29 de agosto.
Antes del deceso, la comunicación para conocer el estado de salud de su mamá era limitada. “La metimos al hospital y cuando nos llamaron fue para decirnos que recogiéramos el cuerpo porque había fallecido”, recuerda Méndez, cinco meses después de la pérdida.
Féretro sellado. Solo cuatro personas en el cementerio. Nada más.
La muerte de doña Haydée Sandí es una de las 2.634 acumuladas hasta el 1.° de febrero en Costa Rica.
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A partir de su experiencia personal, Méndez impulsa la iniciativa para que en el país se declare un día de duelo nacional por las víctimas mortales de la covid-19.
Además de rendir un homenaje a los fallecidos y sus familias, ese día también se convertiría en una muy buena oportunidad, dice, para agradecer al personal de salud dedicado a la atención de estos enfermos.
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La inciativa la echó a andar en noviembre, en una plataforma digital para que los interesados firmen la petitoria que se le hace al presidente Carlos Alvarado Quesada.
“No puede ser que a estas alturas no se haya hecho nada. Como vivo en España tengo esa experiencia. En España, se hizo un día nacional de duelo. Se tiene un monumento en la Gran Vía, una flama ardiendo, pero en Costa Rica es como si no pasara nada. La gente se murió y se sigue muriendo ¡Y nada!”, comentó Méndez.
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Hasta el sábado 30 de enero, 420 personas habían firmado la iniciativa, que hasta ahora solo se ha manejado en esa plataforma, aunque Méndez ya contactó a la fracción legislativa del Partido Acción Ciudadana (PAC) para ver si encuentra apoyo a su idea. No le han enviado respuesta.
La Nación consultó a Presidencia sobre esta idea. Segun informó la oficina de prensa, no han recibido ninguna petitoria en ese sentido.
“Todas y cada una de las muertes causadas por la covid-19 son muy lamentables, tanto para las familias que sufren la pérdida de un ser querido, como a nivel país.
“La pandemia aún sigue en curso y es fundamental seguir trabajando para controlarla. En ese momento, se considerará y adoptará el homenaje apropiado para la totalidad de las víctimas”, informó Presidencia.
Guillermo Méndez espera motivar una jornada de reflexión nacional que sirva, a su vez, para hacer una llamada de atención colectiva, dice, sobre lo que han significado estos meses para todos; especialmente, para los sobrevivientes de las víctimas mortales.
En esa jornada de reflexión también se reforzarían los mensajes de autocuido para los meses venideros, cuando se espera un mayor control de los efectos de la pandemia con ayuda de la vacunación.
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Las muertes relacionadas con la covid-19 cambiaron todo el ritual funerario debido a los protocolos sanitarios para impedir la diseminación de este virus.
Quienes mueren por esta causa o son sospechosos de estar infectados con el virus, no pueden ser vistos por sus familiares durante el internamiento. El único contacto que se tiene es durante el reconocimiento del cuerpo, que lo hace una única persona.
El fallecido es introducido en dos bolsas de bioseguridad, y el féretro es sellado. No se puede hacer vela ni ceremonias religiosas. El entierro o la cremación se tienen que realizar inmediatamente, con participación de muy pocas personas.
Muchas veces, la familia tampoco puede ir al cementerio pues se encuentra cumpliendo medidas de aislamiento.
Según los expertos, estos cambios en los rituales funerarios causan un impacto emocional muy grande entre parientes y conocidos de los difuntos, que debe ser abordado con apoyo profesional.