El Hospital Nacional de Niños (HNN) ha atendido a 51 menores víctimas de mordeduras de perros en lo que va del año. De todos ellos, 12 necesitaron ser internados.
La mayoría de los pacientes tenían 5, 7 y 10 años de edad. Ellos sufrieron lesiones en cabeza, cuello y extremidades.
Según datos del HNN, la mayor parte de los casos (70%) ocurrió dentro del hogar y por un perro conocido, incluso la propia mascota.
“Muchas veces, los niños –jugando con el perro– lo muerden o se le sientan encima y el perro reacciona. No para morderlo, sino para evitar ser agredido”, comentó Cinthia Mora, jefa del Servicio de Cirugía Reconstructiva del HNN.
Este hospital hace un llamado de atención a los adultos como responsables de los menores y de las mascotas. Niños y perros no pueden permanecer sin supervisión, enfatizó la cirujana.
“El impacto de las mordeduras en los pacientes pediátricos es significativo porque ocasionan lesiones graves que ameritan ir a sala de operación para hacer reconstrucciones y las secuelas psicológicas en el manejo posterior”, destacó Mora.
En tres años, solo el manejo agudo de la emergencia por parte del HNN significó una inversión de ¢266 millones.
Educación. Con base en datos de este hospital, en las emergencias registradas, hay desde perros american staffordshire, pitbull y rottweiller hasta french poodle, salchichas y zaguates. “Cualquier perro, de cualquier raza, puede morder. Tenemos que educar a nuestro niños y educarnos nosotros también para ser dueños responsables”, dijo Mora.
Laura Castro, médica veterinaria de la Universidad Nacional, coincide con la cirujana: “El tema de mordeduras en niños es más un problema de manejo del perro y de supervisión de los adultos. No es un problema de la raza, sino de cómo se maneja”.
Un can muerde porque tiene problemas de salud, vive en condiciones precarias o le falta socialización, agregó. “Los perros necesitan cuido, alimentación adecuada y ejercicio. Un perro encadenado, en un área reducida, va a tener un temperamento agresivo sea un chihuahua o un rottweiller”, enfatizó el médico Rodolfo Hernández Gómez, director del HNN.
Los perros, según la raza, tienen requerimientos particulares de espacio y ejercicio. Por esa razón, se recomienda tener esto en mente a la hora de adoptar o comprar una mascota.
“Incluso se debe pensar en un perro cuyas características sean acordes al ritmo de vida de uno. Uno debe tener el perro que pueda cuidar”, manifestó Castro.
Asimismo, desde que son cachorros, se deben socializar. “La edad clave es entre los dos y los cinco meses. Deben tener contacto con las personas para que vean al ser humano como un amigo”, recomendó Castro.
La veterinaria también aconsejó educar a los niños en el cómo deben relacionarse con las mascotas, respetarlas e identificar situaciones de riesgo como no molestarlas cuando están comiendo.
Eso también aplica a las personas que se encuentran alrededor cuando se saca a pasear al perro. Siempre llévelo con correa y si el perro es nervioso o presenta problemas de socialización, coloque un lazo amarillo en la correa como indicador para que las personas guarden su distancia.
Antes de acariciar un perro que no es suyo, pregúntele al dueño si es agresivo y la forma de acercársele. Manténgase cerca del dueño y deje que el can primero lo huela. Cuando el perro esté en posición de sumisión, entonces puede acariciarlo.
Por esa necesidad de educación sobre tenencia responsable de mascotas es que el HNN propone declarar un día para la prevención de mordeduras de perros que sirva para concientizar a la población.
“El perro es reflejo de la familia. La forma en que uno lo educa y lo socializa tiene que ver con el comportamiento. Si usted lo educa en odio y agresividad, eso es lo que va a recibir; pero si lo educa con cariño, la posibilidad es que ese comportamiento se vea reflejado”, dijo Hernández.