No depender de un solo cirujano se convirtió en una de las lecciones aprendidas por el Hospital Nacional de Niños (HNN) con la crisis que enfrentó años atrás en la Unidad Cardíaca.
Ahora debió echar mano de esas enseñanzas con la salida, en enero, del médico cirujano cardiotorácico Javier Brenes González, quien fue contratado por el Dallas Children’s Medical City, en Dallas, Texas.
Brenes, de 42 años, se convirtió en uno de los principales cirujanos del Programa Cardiovascular Pediátrico del HNN y colaboró con su trabajo en la reorganización de ese servicio luego de la crisis en la extinta Unidad Cardíaca, ocurrida en el 2014 cuando trascendió la alta mortalidad de menores operados ahí, situación que se venía presentando, al menos, desde el 2009.
"Hace varios años, el médico que entrenó al doctor Brenes en Estados Unidos, Joseph Forbess, le había hecho ofertas para que se fuera para allá, pero él decidió quedarse con nosotros y ayudarnos a sacar adelante el Programa Cardiovascular.
“El año anterior, Forbess le volvió a presentar una oferta muy atractiva para ir a Dallas, donde Brenes se formó, y él decidió aceptarla. Actualmente, el doctor Brenes está con un permiso de seis meses sin goce de salario, para probar cómo se siente allá y para organizar su vida familiar. No vamos a ocultar que tiene la posibilidad de prorrogarlo si se acomoda ahí”, comentó la directora del Hospital Nacional de Niños, Olga Arguedas Arguedas.
La directora médica confirmó que, ante esa posibilidad, de manera paralela, el Hospital Nacional de Niños entrenó a dos cirujanos más: Carlos Chacón Fernández, quien fue preparado en Costa Rica, y Margarita Camacho, quien se entrenó en Francia.
“Ellos ya están de regreso en el país; trabajaron en conjunto con Brenes en los dos años últimos con un acoplamiento quirúrgico excelente. El mentor de Brenes los evaluó y dijo que están en absoluta capacidad de atender las necesidades del hospital”, confirmó Arguedas.
La médica reconoció que la salida del cirujano le produce al hospital “un sentimiento ambivalente”.
Por un lado, orgullo porque un profesional costarricense destaca afuera. Por otro, la preocupación por el programa que, según Arguedas, procuró blindarse para no resultar afectado con esta “fuga de cerebro”.
Según explicó Brenes a La Nación, el hospital en el que ahora trabaja pertenece a una de las instituciones más grandes de Estados Unidos, la compañía HCA.
"Estoy trabajando en la reconstrucción del programa cardiovascular congénito. Somos dos cirujanos; la doctora Kristine Gulesarian es la jefe del programa; es la primera mujer en EE.UU. en ser jefa de un programa cardiovascular pediátrico.
“Esta es la única institución del norte de Texas que ofrece diagnóstico fetal, partos de alto riesgo, cuidado intensivo neonatal y tratamiento quirúrgico de las malformaciones congénitas complejas en un solo complejo hospitalario con equipo especializado en cardiopatías congénitas”, comentó Brenes.
Para el cirujano, en el Hospital de Niños continúa un gran equipo, con el cual estará en constaste comunicación y revisión de casos. “Yo lo veo más como una extensión del Hospital de Niños en Estados Unidos, ya que el plan es también continuar apoyando con visitas periódicas”, agregó.
Avance y fortalecimiento
Junto al equipo del Programa Cardiovascular Pediátrico, Brenes González realizó cirugías de altísima complejidad.
Este diario registró una de ellas, realizada a un pequeño de tan solo 800 gramos, en el primer año del Programa.
A este menor, se le operó su corazón, que apenas medía tres centímetros. En la cirugía, dirigida por Brenes, se le cerró el conducto que comunica la arteria pulmonar con la aorta, en un procedimiento que se prolongó tres horas.
Con la colaboración del médico costarricense de origen portugués, Eduardo Da Cruz, el Hospital Nacional de Niños reorganizó este servicio, que ahora tiene una productividad superior a las 240 operaciones por año. En ese proceso, junto al resto del equipo, participó Brenes.
En el 2018, informó el hospital, se operaron 249 niños y se hicieron 266 intervenciones. De los 249 menores, fallecieron 18 (7,23% de mortalidad) y sobrevivieron 231. Los datos del 2019 se prevén mejores (menor mortalidad), pero todavía no están listos, dijo Arguedas.
Antes de la reestructuración del servicio, la mortalidad que registraba el hospital por ese tipo de intervenciones era altísima, con cifras de hasta un 31% (2011) mientras en otros países ese indicador no llegaba al 4%. Fue cuando se destapó la crisis del servicio y los roces internos entre los grupos de trabajo.
Arguedas explicó que un 16% de los niños operados nacieron con un solo ventrículo en su corazón, y no dos, y esto los convierte en casos muy complejos de resolver.
Las complicaciones posoperatorias también han disminuido sustancialmente.
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El Hospital Nacional de Niños se prepara este año para recibir la visita de una misión de entrenamiento, de la organización Heart to Heart, de Estados Unidos, programada para marzo.
“Operan una semana y se quedan dos semanas más en aspectos meramente pedagógicos. También estamos coordinando con el doctor Da Cruz para su visita anual del 2020”, informó Arguedas.
En una entrevista con La Nación, en octubre del 2018, Eduardo Da Cruz reconoció que el trabajo realizado en el Hospital de Niños permitió que se pasara de “un modo crisis, con niños que estaban perdiendo oportunidades de vivir, a un modo más controlado”.
Uno de los logros más importantes destacados por este médico, fue la reducción de la lista de espera.