Un grupo de médicos estadounidenses expertos en cirugía cardiovascular pediátrica, que visitó el Hospital Nacional de Niños (HNN) en el 2009, criticó la técnica, habilidad y liderazgo de un médico costarricense de apellido Alvarado y previno que, de seguir operando como lo hacía, causaría la muerte de neonatos e infantes.
Se trata del mismo médico que, al parecer, en enero anterior abandonó una operación cardíaca de un bebé de 26 días –que luego falleció– para atender una apendicitis en una clínica privada.
Tras su visita en el 2009, el grupo de expertos recomendó en su informe que si el hospital quería bajar las altas cifras de mortalidad por cirugía cardíaca, debía separar del Programa a Alvarado.
Las razones para ese y otros señalamientos fueron que en una sola operación Alvarado causó a un bebé “cuatro lesiones no intencionales de estructuras cardiovasculares” que complicaron el procedimiento original y el estado general del infante.
Además, durante esa y otras cirugías en que fue observado, Alvarado mostró poca habilidad en la técnica quirúrgica y hasta atendió llamadas a su celular mientras estaba operando al niño, señala el informe, del cual tiene copia La Nación .
Más adelante en ese mismo documento, los expertos apuntan que los mismos errores que observaron en la técnica de Alvarado fueron los que tres años antes (en el 2006) evidenció el cirujano Rodolfo Neirotti, especialista foráneo que también presenció cirugías del HNN para dar recomendaciones.
“El hecho de que el mismo cirujano –Alvarado– que se identificó como problemático continúe liderando el programa cardiovascular tres años después (aunque monitoreado por un colega cirujano), indica incapacidad o falta de ganas de la institución por confrontar y resolver estos problemas, en detrimento de los niños costarricenses con enfermedad cardíaca quirúrgica”, se lee en el informe.
Los autores de ese documento fueron Joseph Forbess, jefe de Cirugía Cardíaca Pediátrica del Centro Médico Suroeste de la Universidad de Texas; y sus colegas del mismo hospital Paul Sheeran, jefe interino de Anestesiología Pediátrica, y Róger Cruz, perfusionista del área de Cirugía Cardíaca Pediátrica.
Si bien su informe data de hace cinco años, el apellido de Alvarado volvió a aparecer ante la opinión pública la semana pasada, cuando una investigación preliminar del HNN halló que dicho médico habría dejado una operación cardíaca para ir a realizar una de apendicitis a otro niño en la Clínica Católica.
Por esa aparente falta, Alvarado fue suspendido de su cargo por cuatro meses, aunque con goce de salario. La misma sanción se le aplicó a otro médico de apellido Campos.
En la otra acera están los padres del bebé fallecido este enero, quienes ya presentaron una denuncia ante la Fiscalía de San José. La denuncia se dio luego de llamadas anónimas que les advertían de lo ocurrido con su hijo.
¿Compromiso? La visita de los cirujanos de Texas a a Costa Rica se dio por una invitación formal que les hizo el propio director médico del HNN, Rodolfo Hernández.
En la carta, la cual tiene este diario, Hernández dice a la Universidad de Texas que “el hospital se compromete a considerar las recomendaciones de los profesionales que nos visiten, pues nuestro interés es mejorar el cuido de los niños con enfermedades cardíacas”.
Dos años después de esa misiva, el HNN tenía una mortalidad por cirugía cardíaca del 22,5%, según el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Salud (Inciensa). La media mundial oscila entre el 3% y 4%.
En aquella oportunidad el director del HNN rechazó las cifras y restó validez a las advertencias de Neirotti y los estadounidenses. Colaboraron Amy Ross y Gerardo Chaves