El Hospital México estudia la apertura de un proceso administrativo a un médico residente que habría asistido a una fiesta clandestina el sábado anterior, en una urbanización llamada El Mirador, en El Alto de las Palomas, en Escazú.
La Nación conoció que el joven de 27 años es de apellidos Marín Baraquiso y que el pasado 1.° de febrero ingresó al Programa de Posgrado en Especialidades Médicas de la Universidad de Costa Rica (UCR), bajo la especialidad de Ginecología y Obstetricia, con formación en el Hospital México.
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Dicho programa se ejecuta por medio de un convenio entre la Universidad y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ya que es necesario que el alumno sea un trabajador activo de la institución para realizar las prácticas clínicas requeridas en su proceso de enseñanza.
Según informes policiales, el joven salió de la fiesta a la 1:50 a. m. y abordó un vehículo para irse del lugar, pero se topó con el retén que había cerca de la actividad y presentó la carta de restricción con el fin de no ser amonestado. Sin embargo, siempre le hicieron la multa, ya que a esa hora no aplicaba la excepción.
Los oficiales le consultaron si había ingerido alcohol y él respondió que solo había consumido “una bebida alcohólica en la actividad” a eso de la medianoche. Le realizaron la prueba de aliento por medio de un alcohosensor y dio como resultado 0,35 mg/l, por lo que también recibió una boleta por conducir bajo la influencia del alcohol entre los rangos tipificados por ley (0,26 a 0,38 mg/l).
El director del Hospital México, Douglas Montero, dijo este jueves a La Nación que ya está enterado del caso y que solo está a la espera de recibir el informe oficial de la Policía Municipal de Escazú para iniciar las investigaciones correspondientes, ya que constituye una conducta no aceptada por el centro médico.
“Procedería una investigación administrativa para ver si incurrió en algún daño con respecto a las normas y reglas que tiene la institución”, precisó el jerarca, quien confirmó que el joven se presentó en el hospital horas después de la fiesta y tuvo contacto con pacientes y demás funcionarios.
Montero reconoció que es sumamente preocupante y peligroso que un residente hospitalario asista a este tipo de actividades donde no se respetan medidas sanitarias tan básicas e importantes como el uso de mascarilla y el distanciamiento social, ya que existe un gran riesgo de contraer el virus y contagiar a más personas.
“Es una actividad contrasentido de lo que hace, es un problema de lealtad y de compromiso también con la institución (...). Todo el comportamiento de él es absolutamente inapropiado y un contrasentido de todo lo que nosotros hacemos. Casi irrespetuoso con los compañeros que aquí se están sacrificando por salvar vidas.
“Apenas yo tenga el dato oficial la actuación será clara, directa y rápida sobre el muchacho. No solamente actúa el hospital, sino también tiene que actuar el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss) (...). La fiesta es muy bonita, pero no son momentos para andar en esas cosas. La ética profesional debe ser superior al deseo de fiesta”, aseveró.
Por su parte, Marín Baraquiso comentó a este diario que él no debería encarar ningún procedimiento administrativo por haber hecho algo fuera de su lugar de trabajo. Además, negó haber ido a la citada fiesta, a pesar de que los informes policiales lo señalan. Cuando se le consultó si le parecían irresponsables este tipo de actividades ilegales durante la pandemia, evitó responder y posteriormente cortó la llamada.
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La Nación también le consultó al Programa de Posgrado en Especialidades Médicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) por este hecho y se está a la espera de una respuesta.
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En la misma actividad en Escazú además se confirmó la presencia de dos estudiantes de Medicina que realizan el internado en el Hospital Nacional de Niños. Por estos casos, también la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed), de la que son alumnos, y la Caja anunciaron investigaciones.