Ciudad Quesada. Es la 1 p. m. del miércoles y Tifer Ramos Páez ve televisión desde un sillón reclinable, en un salón con aire acondicionado, mientras espera para ir a almorzar. No está en su casa, sino en la sala para pacientes pre y postoperatorios del Hospital San Carlos. Aún viste una bata verde y con el ojo izquierdo vendado, permanece en observación después de su procedimiento, el cual, según le dijo el cirujano, fue todo un éxito.
Este vecino de la comunidad fronteriza de Los Chiles sonríe, pues finalmente le removieron las cataratas que le causaron mareos, dolores de cabeza y visión borrosa durante años. Ahora planea volver a estudiar por las noches en el colegio técnico profesional de su comunidad. Solo le faltan dos años para graduarse del bachillerato, pero tenía el proyecto en pausa debido al grave deterioro de su vista.
Lo que más le sorprende a Tifer, de 32 años, fue lo pronto que se solucionó el problema, una vez que buscó la atención: “Fue sumamente rápida la experiencia. Es la primera vez que me opero y siento que fue súper, súper bien. Me atendieron excelente, desde el momento en el que llegué hasta ahorita. Comencé a hacer el trámite y fue súper rápido, me llamaron para que primero me hiciera el chequeo y rapidito, como mucho esperé dos meses, pero creo que fue menos y me operaron los dos ojitos de una sola vez”, contó Ramos Páez.
La experiencia de este paciente del Hospital San Carlos difiere mucho de la de miles de personas que aguardan meses y hasta años por una cirugía, en clínicas y hospitales públicos del resto del país.
Y diferirá aún más en diciembre próximo, mes en el que el director de ese centro médico, Édgar Carrillo Rojas, espera eliminar por completo las listas de espera. Un hito que lo convertiría en el primer hospital público del país sin listas de espera.
No obstante, ese proceso de erradicación no se logró de la noche a la mañana; se inició desde hace más de dos años, en medio de la pandemia causada por la covid-19, y se intensificó en los últimos dos meses.
Carrillo, quien dirige el centro médico desde hace siete años, contó a un equipo de La Nación que antes de la pandemia habían logrado prácticamente erradicar las listas de espera por cirugía, pero a causa de la emergencia, los pacientes llegaron a aguardar hasta 400 días.
Por eso, aunque la instrucción fue suspender los procedimientos para enfocarse en atender a los enfermos de covid-19, ellos optaron por una estrategia distinta. El funcionario afirmó que la metodología ha sido tan exitosa que a fin de año empezarán a recibir pacientes de otras regiones, como Guanacaste y Limón.
“Tenemos proyecciones de que, para diciembre, el hospital vuelve a estar sin listas de espera, eso para nosotros es maravilloso. Lo más importante es que le estamos ofreciendo al asegurado tratamiento en tiempo y forma, como se lo merece”, aseguró Carrillo durante un recorrido por el hospital, donde se realizan cirugías de índole general, ginecológica, ortopédica, oftalmológica y de otorrinolaringología.
Máximo provecho de los quirófanos
El director del centro médico sancarleño explicó que durante los meses más críticos de la pandemia trabajaron con una modalidad de acordeón, es decir, operaron mientras el volumen de contagios se los permitió. Y en julio de este año, se enfocaron en reiniciar el programa quirúrgico, con la meta de maximizar el uso de los quirófanos.
En los primeros dos meses se intervinieron quirúrgicamente 3.261 personas. Esa cifra equivale a un 7% de las 42.189 cirugías que realizó la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a nivel nacional, en todas sus clínicas y hospitales, entre enero y marzo.
Para conseguirlo, el primer paso fue gestionar la aprobación de jornadas extraordinarias. Jorge Monge Esquivel, el oftalmólogo que operó a Tifer Ramos, describió que se trabaja de 7 a. m. a 4 p. m. en jornada ordinaria, y de 4 p. m. en adelante en el tiempo extraordinario, a veces hasta las 7 p. m. y en ocasiones, incluso, hasta las 10 p. m.
“Hacemos entre 10 y 14 procedimientos diarios en la ordinaria y 10 procedimientos en la extraordinaria, entonces un cirujano realiza 25 procedimientos en un día, lo cual es un montón”, aseveró Monge.
Complementariamente, Carrillo instruyó que se usara una modalidad 80-20: “Es decir, el 80% de los pacientes son ambulatorios: llegan en la mañana, se operan y se van en la tarde, a un costo muy bajo para la institución. El otro 20% es lo más complejo: reemplazos de cadera, reemplazos de rodilla, cirugías de neurocirugías, cáncer, esas son ese 20%”.
Y agregó que esa metodología evita que las salas de internamiento se saturen y permite que el paso de pacientes sea más fluido. A la vez, es un enfoque preventivo, pues con procedimientos menores se puede evitar que un paciente en el futuro requiera una intervención más compleja.
Citó el ejemplo de las cirugías oftalmológicas, pues por lo general los pacientes son adultos mayores con cataratas u otras afecciones. Bajo estas circunstancias, dijo, son propensos a caerse y sufrir fracturas que requieren procedimientos mayores en ortopedia.
De momento, el hospital realiza, en promedio, 900 cirugías por mes y les falta aproximadamente 2.000 para sacar el saldo de pacientes que tiene en espera. Un hospital se considera sin listas de espera cuando los pacientes son intervenidos en menos de 90 días, detalló Carrillo. Bajo esa dinámica es que en diciembre esperan llegar a ese punto de equilibrio, tomando en cuenta que en este lapso entrarán nuevos pacientes.
Apoyará a Liberia con cirugías de hernia y vesícula
Marvin Palma Lostalo, director médico del hospital Enrique Baltodano Briceño, de Liberia, confirmó que el plan es que el centro médico de San Carlos los apoye con cirugías a partir de diciembre.
Lo que más le urge a Guanacaste, precisó, es operar a 2.000 pacientes con cataratas, 200 con hernias y 400 que requieren intervenciones en la vesícula. Muchos de esos casos se solucionan con procedimientos ambulatorios, por lo que la idea es coordinar para enviarlos por grupos en ambulancia a que sean atendidos en Ciudad Quesada, y que regresen ese mismo día por la tarde a sus casas.
De acuerdo con Palma, el Enrique Baltodano también ejecuta su propio plan para bajar las listas de espera, con el cual se ha reducido de 14.000 pacientes en mayo del 2019, a casi 7.000 a finales de este mes de setiembre.
Una de las principales dificultades, dijo, es que el centro atiende una región muy grande, con un alto volumen de accidentes de tránsito. Muchos de quienes se ven involucrados en estos siniestros, explicó, requieren cirugías ortopédicas que son muy complejas.
Solo esta especialidad acapara dos de los siete quirófanos que atiende el hospital, y eso limita la cantidad de procedimientos que pueden hacer las otras áreas. Por eso, explicó, para reducir las listas de espera en cirugía, es clave que la mayor cantidad de procedimientos se hagan con metodologías ambulatorias.
La otra clave, añadió, es potenciar el trabajo coordinado entre centros: “El trabajo en red definitivamente es la estrategia a futuro de la institución y del asegurado, todos estamos comprometidos”.
A marzo del 2022, el tiempo de espera por una cirugía con la CCSS, a nivel nacional, era de 535 días (año y medio), según datos divulgados por la misma institución. Este diario solicitó el dato actualizado a setiembre; no obstante, Marny Ramos, coordinadora de la Unidad Técnica de Listas de Espera de la Caja, indicó que la información todavía no está disponible, pues el personal aún trabaja en poner al día los sistemas de información que fueron afectados por el ciberataque.
Espacio desocupado se convirtió en el quirófano
Adicionalmente, el Hospital San Carlos acondicionó un espacio que estaba en desuso, y lo transformó en un quirófano exclusivo para Oftalmología. La inversión, según Carrillo, fue de apenas ¢700.000, y se proyecta que ahí se realicen unos 2.400 procedimientos anuales.
Otra especialidad que se optimizó fue Cardiología, cuyas instalaciones se ampliaron este año y pasaron de unos 12 metros cuadrados, a más de 500 metros cuadrados. Con mayor espacio, se pudieron instalar más equipos, lo cual agiliza la atención de pacientes en la consulta externa, donde se identifican los pacientes que requieren cirugía.
¿Cuál ha sido el secreto del centro para acercarse a solucionar uno de los principales problemas que aquejan a los asegurados a nivel nacional? Édgar Carrillo aseguró que se trata de tener compromiso con el trabajo en equipo.
“Es creérsela, con estos números cuando yo en diciembre le diga que no hay listas de espera, quiere decir que sí se puede, la seguridad social sí puede, y con buena atención y con calidad. Al paciente hay que devolverle algo”, dijo el funcionario.