“El hospital está totalmente saturado. No hay camas. Hay pacientes tirados, acostados en el suelo, esperando por un espacio. A mí me sentaron en una silla, porque era lo que había. Ahí estuve unas horas. Luego se desocupó otro tipo de silla que hay, un poco más cómoda, entonces me pasaron.
“Pasé ahí como dos días, hasta que salió un convoy del hospital y se desocuparon como 11 camas, entonces quedó una para mí. Atrás mío había 15 pacientes. Otra persona ocupó mi silla y así sucesivamente, todos iban rotando. No sobra un solo espacio, nunca”.
Ese es el relato de Édgar Chinchilla Bermúdez, uno entre las decenas de pacientes que tiene el Hospital San Carlos debido al pico de contagios de covid-19.
El periodista y colaborador de La Nación, de 46 años, ingresó al centro médico el 16 de agosto. Aunque ya pasó lo peor, sigue conectado al tanque de oxígeno.
Con dolor en su corazón, cuenta que fue su mejor amigo quien lo contagió. La enfermedad le causó la muerte hace poco.
“Él me pegó esto y luego se puso muy grave. Lo trasladaron al Hospital San Juan de Dios, lo intubaron, luego le hicieron la traqueostomía y quizás el momento más difícil que he vivido aquí, fue cuando recibí la noticia de que él había muerto.
“Yo estando aquí, sin poder ir al entierro, sin poder decir adiós. Él dejó tres hijos jóvenes y la esposa”, contó.
Chinchilla pasó 22 días en un salón de cuidados críticos, donde el ambiente siempre es muy tenso.
Ahí, recordó este jueves, escuchó a personas gritar y quejarse desesperadamente, además de otros clamando por más oxígeno porque no podían respirar bien.
Uno de los enfermos falleció frente a él.
“Tengo 20 años de cubrir sucesos y es la primera vez que veo morir a alguien al frente mío. La situación de aquí adentro, ya uno viéndola, es muy complicada, demasiado”, expresó.
Ese es el ambiente que enfrenta el personal hospitalario, mañana, tarde y noche y lo hace con mucha dedicación, afirmó el paciente, pero ya no dan a basto debido a la gran cantidad de pacientes que llegan a diario.
La tarde de este jueves, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se comunicó con este medio para señalar que es “falso” que hubiera pacientes tirados o acostados en el suelo. Chinchilla, sin embargo, sostuvo que aquel era el panorama a su ingreso.
Edgar Carrillo, director de ese centro médico, no negó la situación descrita por el periodista e incluso aseguró que han tenido hasta 35 pacientes en espera por una cama.
“Una vez vimos que estaban siete pacientes en una silla corriente, como esas de una soda. Entonces, inmediatamente mandamos a bajar 14 sillones reclinables, precisamente para darles una adecuada comodidad porque sabíamos que tenían que pasar la noche ahí esperando”, indicó el jerarca a La Nación.
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Sin vacunación
Chinchilla, vecino de Pital, reconoció que aún no se ha vacunado. De hecho, cuando llegó al centro médico se encontró con muchos otros enfermos que tampoco habían acudido a ponerse las dosis.
“De los primeros seis que estuvimos en la sala de críticos, ninguno estaba vacunado. Ahora estoy en otra sala donde somos cuatro y solo uno tiene la vacuna. De hecho, ahora entró un doctor a preguntar quiénes estaban vacunados y solo él dijo que sí; entonces el doctor lo felicitó”, relató.
Según dijo, cuando le diagnosticaron covid-19, jamás pensó que se iba a agravar tanto porque empezó con pocos síntomas, pero relató que la tos se volvió tan fuerte que tuvo que pedirle a su hijo que llamara a una ambulancia.
“Yo venía complicado, traía neumonía muy avanzada en los dos pulmones. Supongo que la tos me afectó mucho. Me pusieron un oxígeno leve cuando llegué, pero luego determinaron que el problema mío era serio y me pasaron a cuidados críticos”, explicó.
El director del hospital San Carlos reveló que de 67 pacientes que tienen, 50 no están vacunados y 11 únicamente han recibido la primera dosis. Es decir, solo hay seis personas con el esquema completo.
“Tuvimos que habilitar 11 camas más, pero ahora estamos a un 100% de ocupación. Las personas sin vacuna son las que nos están saturando el hospital”, afirmó Carrillo.
El doctor explicó que han determinado que quienes no han recibido las dosis contra la covid-19 generalmente están intubados y los que tienen una sola dosis necesitan una atención clínica fuerte, pero menos severa.
“Los vacunados con esquema completo solo requieren una atención sencilla”, manifestó.
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El cumpleaños
En medio de esta situación, Chinchilla ha tratado de ser muy positivo, porque ha visto personas que entran en depresión y les cuesta más recuperarse.
En un momento, admitió, tuvo mucho miedo de morir e incluso llamó a cuatro personas con las que tenía problemas y rencores, para pedirles perdón y arreglar sus asuntos.
“Uno tal vez se cree la gran cosa afuera, pero cuando uno entra aquí, de la noche a la mañana, el carro ya no vale nada, la casa tampoco ni las propiedades, aquí todos somos iguales.
“Tuve compañeros de mucha plata aquí en un rincón, extranjeros, ticos, todos coincidimos en que somos iguales aquí dentro”, destacó.
Édgar Chinchilla cumplirá 47 años el 19 de setiembre y tiene la esperanza de que para entonces ya esté fuera del hospital y pueda celebrar con sus familiares un nuevo año de vida, un nuevo comienzo.
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En horas de la noche, la jefa de Comunicación de la CCSS, Xinia Bustamante, remitió un correo a este diario para indicar que el director del hospital San Carlos aclaró que él no ha visto pacientes en el suelo del centro, pero que el relato de Chinchilla es importante, porque recuerda la necesidad de la vacuna.
“El llamado a las personas a vacunarse contra la covid-19 para que adquieran una protección que les permita reducir el riesgo de severidad de la enfermedad y de hospitalización”, escribió.