Cuando la interpelación de los diputados a la ministra de Salud, Joselyn Chacón, por el manejo de la pandemia estaba a punto de finalizar, Kathia Rivera, jefa de fracción del Partido Liberación Nacional (PLN), tomó la palabra y lanzó un comentario que fue el punto final de una sesión de más de tres horas llenas de reclamos.
“Por último, sé que todos estamos un poco cansados, pero quiero hacer un recordatorio: el primer delito que comete un funcionario público es, precisamente, aceptar un puesto para el que no está capacitado”, dijo Rivera, refiriéndose a Chacón. Ese fue el último reproche, pero no el único.
En medio de la comparecencia, Óscar Izquierdo, legislador del PLN, criticó que Chacón no manejara datos esenciales sobre el presupuesto para la compra de vacunas contra la covid-19. “Me parece muy grave que siendo usted la encargada de este país del manejo de la salud pública no tenga claro cuánto dinero se tiene para eso”, dijo Izquierdo.
Ella respondió calificando al congresista de machista y lo acusó de violencia política: “Vivimos en un país de una violencia política increíble, como la que acabo de escuchar del señor Óscar Izquierdo, completamente machista y lamentable, pero es a lo que me he acostumbrado, desgraciadamente”.
El rifirrafe no quedó ahí. Minutos después, respaldado por sus compañeras, Izquierdo rechazó las acusaciones y declaró que “la vehemencia no es irrespeto”.
Desde el 22 de agosto, la Asamblea Legislativa aprobó una moción para convocar a la jerarca de Salud al plenario y pedirle explicaciones sobre la atención de la pandemia y la saturación del Hospital Nacional de Niños (HNN) por el creciente contagio de virus respiratorios entre los menores. Sin embargo, la exposición de Chacón frente a los congresistas se limitó a la presentación de gráficos con datos de contagios, muertes y hospitalizaciones por covid-19 hasta la semana epidemiológica 34, es decir hasta el 27 de agosto.
Además de no presentar datos de las semanas de setiembre, la jerarca omitió detallar la ocupación del HNN, las causas del aumento en los contagios de virus respitarios y las medidas que tomará el Ministerio de Salud para contrarrestar ese mal. Al contrario, minimizó el problema al decir que la saturación de ese centro médico es algo que ocurre todos los años.
“Han sido muchísimos los ataques, hasta escuché decir que en mi gestión es cuando el Hospital de Niños ha estado más saturado. Entonces, con la pena del mundo y el cariño, les vengo a decir que eso no es la verdad y les traigo los datos (...) Cuando el Hospital de Niños más saturado ha estado es en el 2019, cuando yo no era ministra de Salud. También se ha colapsado todos los años, desde 2016 siempre se colapsa”, declaró la titular de Salud.
La escasez de datos actualizados en relación con el Nacional de Niños fue señalada por la diputada del Partido Liberal Progresista (PLP), Kathia Cambronero.
“Nosotros llamamos a esta interpelación para hablar del tema de los niños y las niñas costarricenses y creo que es lo menos que estamos haciendo, señora ministra. Me parece que es un tema fundamental (...) ¿Por qué no vimos esa información en la presentación que usted nos dio hace un momento?”, fustigó la legisladora.
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Rocío Alfaro, diputada del Frente Amplio, también cuestionó a Chacón sobre cuáles fueron los criterios técnicos utilizados para definir la obligatoriedad de una vacuna. Ante la pregunta, la respuesta de la ministra fue: “Ok, eso es algo muy local, porque lo estamos viendo en esta misma vacuna”.
Alfaro repreguntó: ¿cuáles son los criterios técnicos? ¿Cuáles son los que utilizó el Ministerio de Salud, por ejemplo? La nueva respuesta fue: “Ok... Este... Los criterios técnicos y que por eso se le solicitó a la Comisión Nacional de Vacunación que nos brindara los criterios técnicos para obligar a utilizar la vacunación, al final de cuentas, son que disminuye la muerte de las personas, que eso es muy importante y lo mantengo. Tiene hasta cuatro veces menos posibilidades de morir. Vamos a ver, en ningún momento se dice que usted no va a transmitir la enfermedad”.
La frenteamplista cerró el intercambio manifestando que los criterios que “normalmente se utilizan” son necesidad de proporcionalidad, evidencia de suficiente seguridad de vacunas y abastecimiento suficiente”.
En el rosario de reclamos, Vanessa Castro, diputada del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) llamó maleducada a la ministra de Salud por su forma de responder las preguntas.
Chacón también dijo que los legisladores ni siquiera leen los documentos que mencionan para cuestionarla, pero al mismo tiempo se quejó de que la liberacionista, Andrea Álvarez, citara actas de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología para poner en duda algunas de sus decisiones.
Álvarez llamó la atención de Chacón por la ambivalencia de su mensaje, pues por un lado dice creer en las vacunas y, por otro, le da espacio a los antivacunas y afirma que se debe escuchar a quiénes tienen miedo a inocularse.
El pasado 3 de agosto, durante una conferencia de prensa en Casa Presidencial, el Gobierno le dio el micrófono a Marvin Rojas, un líder antivacunas que protagonizó el ingreso violento de manifestantes al Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, con la intención de evitar la inoculación de un niño.
La legisladora le recordó que Costa Rica tiene un marco legal fuerte que establece la obligatoriedad de la vacunación en menores de edad.
Espacio para la desinformación
En las respuestas que dio la ministra hubo claras inconsistencias o imprecisiones. Por ejemplo, se atribuyó decisiones que se tomaron en el gobierno anterior, mientras que otras medidas que planteó como propias son más bien de la competencia de trabajadores de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Declaró que ella abrió escuelas y llevó los niños de vuelta a las aulas. No obstante, esto no es cierto. El curso lectivo regresó de forma presencial el pasado 17 de febrero, cuando aún ni siquiera se había realizado la segunda ronda. Eso quiere decir que las escuelas volvieron a recibir estudiantes dos meses y medio antes de que Rodrigo Chaves y su gabinete iniciara funciones.
También se atribuyó la baja en muertes, contagios y pacientes graves por covid-19. Sin embargo, el factor más importante que ayudó a minimizar el riesgo de hospitalizaciones, estadías en cuidados intensivos y muertes es la vacunación con esquema completo.
Un día después de comenzar la gestión, el 9 de mayo pasado, la CCSS reportaba que el 43,02% de la población costarricense ya tenía el esquema de vacunación completo con tres dosis, y si se tomaba en cuenta solo a la población vacunable (mayor de 5 años), esto llegaba al 51,97%. Y había 24.076 habitantes que ya sumaban cuatro dosis, dosis reservadas en aquel momento a mayores de 50 años y trabajadores de la primera línea de atención a la pandemia.
Si alguna de estas personas se infectaba posterior al 8 de mayo ya tenía mayor protección contra complicaciones y muertes.
Desde entonces, hasta el pasado 29 de agosto, los porcentajes han subido al 52,8% de los mayores de 5 años y hay 657.369 cuartas dosis. Esta última cifra subió desde julio pasado, cuando la Comisión de Vacunación y Epidemiología autorizó que todo mayor de 18 años recibiera esta dosis.
Otro factor que redujo las complicaciones y fallecimientos es el mejor conocimiento del virus y de cómo tratarlo, pericia adquirida por los trabajadores de la salud en los últimos dos años, de acuerdo con epidemiólogos y salubristas consultados en ocasiones anteriores.