El fentanilo, el poderoso y adictivo estupefaciente utilizado en pacientes que sufren dolores intensos o requieren anestesia para procedimientos médicos como intubamientos, sale de las bodegas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) sin medidas de control y seguimiento como cajas con marchamos numerados.
Al llegar a los hospitales continúa el descontrol, pese a que es un opiáceo 50 veces más potente que la morfina, por lo cual es de uso restringido debido a su alto riesgo de “ser sustraído para venta o consumo particular”, como dice en sus conclusiones una investigación de la Auditoría Interna de la CCSS.
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En los hospitales Rafael Ángel Calderón Guardia, México y San Juan de Dios, los auditores descubrieron decenas de recetas sin información clave como cantidad de dosis prescritas por paciente, tiempo del tratamiento, sellos de farmacia, inconsistencias en letras y firmas de las recetas y hasta medicamentos en maletines personales de médicos.
También hallaron 15 casos de pacientes que recibían fentanilo como parte de su atención, pero al momento de fallecer no se les cerró la receta de manera inmediata, ni en las siguientes 24 horas. También supo de áreas en las que guardan ampollas de ese fármaco en botiquines sin llave o repisas abiertas.
Los únicos controles en el almacén, de acuerdo con la auditoría, son una cámara de seguridad, un registro de ingresos y un inventario manual.
Todas esas situaciones, según la investigación de la Auditoría Interna de la CCSS, expone a la institución a sustracciones del estupefaciente con el objetivo de “ser utilizados con otros fines”.
“Considera esta Auditoría, imperioso señalar, en el caso particular de los psicotrópicos y estupefacientes, siendo conocido su uso restringido y que pueden ser sustraídos para venta o consumo particular, las omisiones en el proceso de devolución o en su defecto en la custodia de estos, no solo generan un riesgo para la salud de cualquier persona para un uso indebido, sino que colocan a la institución ante una posible afectación de su patrimonio institucional”, declararon los auditores en su análisis.
Ampollas de fentanilo por año
FUENTE: CCSS || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
En abril de 2019, el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) alertó sobre el consumo ilegal de fentanilo entre un grupo específico de profesionales, pero declinó dar detalles de cuáles profesionales.
El ICD advirtió que las personas que utilizan fentanilo con fines no médicos se exponen a daños cerebrales, problemas respiratorios y hasta la muerte.
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“Las sobredosis relacionadas con el fentanilo están aumentando alarmantemente y representan una amenaza significativa a la seguridad y salud pública”, dijo en el 2015 la Agencia Antidrogas de EE. UU. (DEA, por sus siglas en inglés), en un mensaje de alerta.
El fentanilo es tan potente y delicado que la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes del Ministerio de Salud mantiene estrictos controles sobre su importación. Antes de ejecutar una compra, la Caja debe pedir autorización a ese organismo. Además, no es posible adquirir este tipo de opioide en cadenas de farmacias comerciales, pues su prescripción y utilización es exclusivamente hospitalaria.
Las pesquisas se iniciaron el 31 de marzo del 2021 después de una alerta sobre aparentes usos indebidos del estupefaciente en centros médicos. En abril, la Auditoría Interna calificó la investigación como de “alta complejidad” y el 24 de agosto de agosto dio el informe final, firmado por seis funcionarios.
Las irregularidades detectadas por la Auditoría coinciden con un crecimiento acelerado en el consumo de fentanilo en los últimos dos años. Según datos oficiales, en 2020 se gastaron 47% más ampollas de ese estupefaciente con respecto al 2019.
La proyección oficial indica que este año se requerirán más de 600.000 ampollas. El 21 de abril anterior, la escasez de ese medicamento obligó a pedirle al Gobierno de El Salvador una donación urgente de 10.000 ampollas. Ahí fue cuando se supo públicamente de la escasez en la CCSS, pues el mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, lo evidenció en un tuit.
Entre 2016 y abril de 2021, los hospitales México, Calderón Guardia y San Juan de Dios necesitaron ¢1.536 millones para cubrir sus necesidades de fentanilo. Un 41% de ese monto fue destinado al Hospital México.
Recetas de fallecidos
Un aspecto relevante en el estudio es que al revisar una muestra de 95 recetas de fentanilo asociadas a pacientes fallecidos mientras estaban hospitalizados, se hallaron 15 casos en los que no se cerró la prescripción el día del deceso o al día siguiente, como lo establece la normativa institucional.
Este descuido aumenta el riesgo de que se extravíe el fármaco y termine empleado con otros fines. De los 15 casos, ocho corresponden al Hospital Calderón Guardia y siete al San Juan de Dios.
Otra debilidad: no hay mecanismos de control que permitan verificar si las dosis que sobraron por muerte de un paciente regresan al inventario institucional.
“(...) En ninguno de los casos se logró evidenciar que los remanentes no utilizados por diferentes motivos (traslado a otro servicio o centro médico, paciente dado de alta, fallecimiento, entre otros) sean devueltos de manera íntegra a los servicios de Farmacia”, cuestionó la Auditoría.
Una de las “explicaciones” para no devolver los sobrantes al inventario de Farmacia es que los guardan como “stock” para casos de emergencia en turnos extraordinarios.
“Algunos son almacenados como “stock” para ser utilizados en otros asegurados, afectando así la trazabilidad del producto”, agregó la Auditoría. El argumento del “stock” también fue invocado por el personal hospitalario para explicar la presencia de ampollas en bolsos personales de los galenos.
Por último, los auditores llamaron la atención sobre las debilidades para precisar los números de lote y fechas de vencimiento del fentanilo.
“Se determinó que no existe un mecanismo de control que permita realizar una trazabilidad de la información de los lotes y fechas de vencimientos de los fármacos, una vez que los mismos son despachados del Almacén Local de Medicamentos a las farmacias centrales o unidades satélites (...) Se documentó que una vez que las diferentes unidades del servicio de Farmacia realizan pedidos, estos son despachados sin que se registre en el sistema el número de lote del que proviene el medicamento”.
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El hecho descrito por el órgano fiscalizador le impide a la CCSS realizar pruebas técnicas que permitan definir si un grupo de ampollas es defectuoso o está por vencer.
Pese a los hallazgos, la Auditoría Interna no emitió recomendaciones relacionadas con la apertura de investigaciones más profundas que permitan determinar si existen funcionarios que sustraen fentanilo de las farmacias hospitalarias para abastecer mercados ilegales.
Las recomendaciones de la Auditoría se limitaron a la emisión de recordatorios para la emisión de recetas de manera correcta, realizar estrategias que eviten la duplicidad de recetas y otro tipo de errores y regular la tenencia de ampollas en calidad de stock.
También piden valorar la posibilidad de utilizar cajas selladas con marchamos para el traslado del fentanilo y emplear herramientas para dar trazabilidad al fármaco en cada una de las fases de distribución y uso.
Para cumplir con esas exigencias, la Auditoría le dio a las autoridades institucionales entre seis y nueve meses.