El Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), a cargo de la Caja, perdió más de ¢850 millones el año pasado como resultado de invertir $28 millones en colones.
Aunque originalmente el Comité de Inversiones --adscrito a la Gerencia de Pensiones-- había decidido colocar ese monto en dólares, hubo un repentino “cambio de criterio” sin contar con los suficientes elementos técnicos para justificar la medida.
Sucedió en mayo del 2018, cuando se dio el vencimiento de $28 millones y se tenía que resolver la forma como se invertirían esos dineros, que son parte de los fondos de pensiones que debe administrar la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Esos $28 millones corresponden a un monto cercano al 1% de la cartera total de inversiones del IVM.
Un informe de carácter especial, elaborado en noviembre anterior por el área de servicios financieros de la Auditoría Interna de la CCSS --el ASF-182-2018, y del cual tiene copia La Nación--, encontró “inconsistencias” en la estimación de los escenarios que llevaron a ese comité a variar la decisión inicial de invertir en dólares.
Entre esas “inconsistencias” está la carencia de elementos básicos para la valoración de riesgos; por ejemplo, según la Auditoría, no consideraron la tasa de devaluación y se alejaron “sensiblemente” de las expectativas de variación del tipo de cambio a 12 meses, establecidas por el Banco Central.
También, se sobreestimó el premio por invertir en moneda local, llegándose a hablar de premios entre ¢368 millones y ¢592 millones.
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La Auditoría detectó ausencia de lo que los especialistas llaman “escenarios estresados”, elementales para medir los riesgos de inversión, y una débil asesoría del Área de Administración de Riesgos de la Gerencia, que presentó un informe donde llamaba la atención sobre fallas de procedimiento cuando ya era demasiado tarde: cuatro meses después de tomada la decisión de inversión.
El Área de Administración del Riesgo advirtió en ese momento que, en caso de que el IVM quisiera cambiar los ¢15.815 millones a dólares, recibiría un aproximado de $26,6 millones: “una diferencia de $1,4 millones (más de ¢850 millones) con respecto a los $28,6 millones que habían vencido por concepto de principales”.
Lo anterior se puede observar en el siguiente cuadro:
Los auditores también hallaron ausencia de una estrategia de diversificación por moneda “que permita definir porcentajes mínimos de inversión procurando un adecuado equilibrio entre seguridad, rentabilidad y liquidez”.
Se trató, entonces, de una inversión fundamentada en débiles criterios técnicos que dieron como resultado una mala lectura del mercado.
La Auditoría recomendó a la Gerencia de Pensiones, hacer un estudio para precisar “el impacto real sobre el portafolio de títulos valores del Régimen, y si es el caso, tomar las medidas administrativas que en derecho correspondan”.
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Otras de las medidas ordenadas contemplan evaluar el rol del Área de Administración del Riesgo en el Comité de Inversiones, establecer la información mínima que debe incorporar los criterios técnicos que emita la Dirección de Inversiones, y establecer la estrategia de diversificación por moneda en el portafolio de inversiones.
Esto último, indica el informe, “reviste una especial importancia ante la estrategia de inversión en el extranjero que tiene el IVM, así como para poder disponer de un portafolio de inversión diversificado y balanceado entre riesgo, rentabilidad y liquidez”.
Diversificar la cartera
El IVM es el principal fondo de pensiones de Costa Rica. Tiene más de 254.000 pensionados y 1,5 millones de cotizantes. En el régimen cotizan 84.600 patronos, los trabajadores y el Estado.
La reserva de dinero de este régimen asciende a ¢2,3 billones. La mayoría del dinero (75%) está invertido en Hacienda, según datos a julio del 2018, como se observa en este gráfico.
Su sostenibilidad financiera está en riesgo. Tanto, que motivó la integración de una mesa de diálogo en el 2017, de la cual salieron 33 recomendaciones para dar más oxígeno al régimen.
La más importante de esas recomendaciones es trasladar ¢85.000 millones anuales del Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf) y del aporte sobre los salarios que hoy se queda en el Banco Popular. Para esto se requieren proyectos de ley que todavía están en proceso.
Las medidas trasladan el primer momento crítico del IVM para el 2038. Originalmente, se tenía previsto que la primera reserva estratégica del régimen entraría en crisis en el 2032.
Por lo anterior, el seguro de pensiones tiene necesidad de diversificar la cartera y tener liquidez, razón por la cual desde el 2015 la Junta Directiva de la Caja propuso incursionar en el mercado internacional.
En esa dirección, el máximo órgano de decisión institucional aprobó en el 2017 la Política y Estrategia de Inversiones autorizando hasta un 1% de la cartera total. En el 2018, ese porcentaje se incrementó a un 3%.
La decisión de mayo, se topó casi a la vuelta de la esquina con la variación en el tipo de cambio que hizo que el dólar subiera a casi ¢630 por dólar en noviembre luego de registrar tipos de cambio de ¢530 en enero del 2018.
La Nación gestionó el martes 22 de enero una entrevista con algún vocero de la Gerencia de Pensiones, pero al cierre de esta nota no se había logrado conversar con alguno. La entrevista con el gerente de pensiones, Jaime Barrantes, la programaron para este lunes 28 de enero, a las 4 p. m.
Tras una conferencia de prensa, se le consultó el tema al presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Román Macaya Hayes.
El jerarca considera que la situación de mayo pasado debe servir para revisar los procedimientos y, sobre todo, para definir una estrategia de diseño del portafolio de inversión para los fondos de pensiones. Este es un asunto que será visto en próximas sesiones de la Junta Directiva.
“Cuánta diversificación ocupamos: si debemos diversificarnos por moneda, por geografía, tipo de título... hay toda una estrategia de diseño de portafolio que tenemos que discutir. Esta es una discusión que no nos debe precipitar”, dijo Macaya.
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Para el jerarca de la institución, siempre se tendrá una visión 20/20 (visión perfecta, según la escala de agudeza visual) a la hora de hacer un análisis retrospectivo de las inversiones.
"Es hacia futuro donde estamos en territorio gris, donde no sabemos qué nos trae el futuro. Pero es algo que obviamente tenemos que valorar en el diseño estratégico del portafolio de inversiones”, agregó.
Al revisar el caso, Álvaro Ramos, jerarca de la Superintendencia de Pensiones (Supén), se enfoca más en evaluar cómo fue el proceso, no tanto en el monto que se dejó de percibir por esta decisión de inversión.
“Que pierdan puede ocurrir, incluso, en la mejor gestión de portafolio. La pregunta es si tienen una buena práctica. Lo que esto revela (informe de Auditoría) es que hay una mala arquitectura institucional (en el tema de evaluación de riesgos de inversión); esto implica que el tomador de decisiones superior siempre tenga apoyo de áreas operativas y de líneas de defensa; entre ellas, las unidades de análisis", dijo Ramos.
Según el superintendente, el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), ya ha instado en múltiples ocasiones sobre la necesidad de reforzar el tema de las áreas de riesgo.
Al antecesor de Ramos, Édgar Robles, lo que más le preocupa es la ausencia de un procedimiento claro para la gestión de riesgos en el área de inversiones.
“Es una crítica que no es nueva; viene de mucho tiempo atrás. Esos cambios de criterio, de un día a otro, lo que indican es que no hubo un análisis completo de los riesgos de la inversión en colones. Hay fallas de control interno y esto está ocasionando un perjuicio al fondo”, advirtió el exsuperintendente y experto en el área de pensiones.
“(los más de ¢850 millones) son una pérdida efectiva. Por alguna razón, se cambia a recomendar a invertir en colones, pero es un análisis incompleto. Esto ocasionó que la rentabilidad que se obtuvo fuera inferior a lo que se hubiera logrado si se hubiera seguido la recomendación inicial de invertir en dólares”, agregó Robles.
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Él no está de acuerdo con la afirmación de Macaya, cuando dice que en el análisis retrospectivo todos tienen una agudeza visual perfecta (20/20).
"No, no, no. Cuando uno hace estos análisis siempre se hace un back testing y forward testing: son las pruebas de estrés que se tienen que dejar documentadas. El tema aquí es que esto no se realizó.
“La preocupación principal es la ausencia de una cultura de administración o gestión de riesgos basada en criterios técnicos y no en criterios antojadizos. Más preocupante que la pérdida como tal (de los más de ¢850 millones) es la ausencia de controles internos para evitar que esas cosas sucedan”, agregó.
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Édgar Robles dice que, además de la pérdida por la variación del tipo de cambio, también se debería considerar lo que se dejó de percibir por la pérdida de valor de los títulos de Hacienda, debido al incremento de las tasas de interés.
Ramos y Robles, por aparte, confirmaron que estas debilidades ya han sido advertidas por la Supén en diferentes oportunidades.
El actual superintendente adelantó que la CCSS les solicitó más acompañamiento en estos temas. “Es un paso adelante. Un avance”, comentó.
Entrevista a Román Macaya, jerarca de la CCSS: ‘Si analizamos cualquier inversión retrospectivamente, ese análisis siempre será 20/20’
Analizar en retrospectiva los resultados de una decisión de inversión siempre se hará con una visión perfecta, o 20/20, como dicen los optometristas.
La complejidad aparece cuando se quiere hacer ese análisis hacia el futuro, sin idea de la respuesta que pueda tener el mercado.
Es lo que opina el presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Román Macaya Hayes, al revisar los resultados de la inversión en colones para un vencimiento de $28 millones, del fondo de pensiones del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
La Nación comentó con Macaya dos documentos internos de la Caja que revisaron los procedimientos seguidos para decidir invertir en colones y no en dólares ese monto de dinero.
Uno, un análisis técnico del Área de Administración de Riesgo de la Gerencia de Pensiones. Otro, una auditoría especial de la Auditoría Interna de la CCSS, que encontró inconsistencias en los procedimientos seguidos para tomar esa decisión de inversión, con la cual el fondo habría dejado de percibir más de ¢850 millones.
El siguiente, es un resumen de la conversación con Macaya.
- ¿Han analizado este tema en la Junta Directiva, o por lo menos usted como presidente ejecutivo?
- La CCSS tiene inversiones del IVM. Normalmente, están a mediano plazo: entre un año y hasta cinco años. Esas inversiones se hacen de acuerdo a la Dirección de Inversiones del IVM y buscan optimizar la relación riesgo-retorno. Eso siempre es el tema en cualquier negocio de inversión. La mayoría de inversiones de la CCSS en el IVM están en colones. La gran masa de inversiones está en colones porque durante los últimos años ha habido un premio por invertir en colones. La estabilidad en el tipo de cambio o la devaluación proyectada y el riesgo de esa volatilidad se compensaba con un retorno de tasa de interés.
“En mayo se vencen $28 millones. El comité toma una decisión de inversiones de colonizar ese dinero. Pero son $28 millones del 2% que está en dólares. Imagínese la gran masa que hay del fondo. Porque hasta ese momento había una estabilidad de muchos años en el tipo de cambio”.
- Se pensó primero en dólares. Hay un documento, llamado “cambio de criterio”, donde consta el cambio de la inversión de dólares a colones.
- Ellos lo que vieron es que había un mayor retorno en colones y se toma la decisión de hacerlo en esa moneda. Luego sale el informe del Área de Administración de Riesgo, a posteriori, en setiembre...
- ... cuatro meses después.
- En ese momento, se había dado una devaluación del colón. En setiembre rondaba los ¢580. Llegó casi a ¢630 en noviembre. Luego se redujo. Pasa el plan fiscal, lo cual genera más confianza, el mercado lo reconoce y baja el tipo de cambio adonde estamos hoy, alrededor de ¢600.
"Las inversiones pueden fluctuar durante la vida de una inversión. Uno no sabe si perdió o ganó hasta que se realiza esa pérdida o ganancia: ya sea porque se cumplió la vida útil de esa inversión o porque hubo un evento que hizo realidad la volatilidad que se estaba viendo en el mercado. Este es un tema de largo plazo porque estamos hablando de un tema de fondos de pensiones. Hay que proyectar las necesidades de capital a diez o veinte años.
"Pero más importante que eso es la estrategia de diseño del portafolio de inversión. Cuánta diversificación ocupamos: si debemos diversificarnos por moneda, por geografía, tipo de título... hay toda una estrategia de diseño de portafolio que tenemos que discutir. Por ejemplo, la operadora de pensiones de la Caja, va más adelante en esto. Tiene un mayor porcentaje en el exterior. Nosotros todavía no estamos en el exterior. Esta es una discusión que no nos debe precipitar.
"Lo último que se quiere estar haciendo con un fondo de pensiones es tomar decisiones orientadas estrictamente en el corto plazo. Hay que ver tendencias, cuáles son los riesgos macro de moneda, de geografía de tipo de título, de tipo de industria y los perfiles de riesgo de cada una de esas inversiones y ver cuál es el retorno esperado y cuál es el riesgo esperado. Nada está garantizado.
“Si analizamos para atrás, retrospectivamente, ese análisis siempre será 20/20. Es hacia futuro donde estamos en territorio gris, donde no sabemos qué nos trae el futuro. Pero es algo que obviamente tenemos que valora en el diseño estratégico del portafolio de inversiones”.
- Lo que se hizo, ¿está dentro de lo esperado en este tipo de mercados? O, como dice la auditoría, ¿hay una serie de inconsistencias en la parte de procedimientos que obligan a la institución a hacer cambios?
- Esto todo será analizado para asegurarnos de que procedimientos no sean brincados o violados. ¿Estamos dispuestos a ver volatilidad en nuestro fondo de pensiones o no, aunque esa volatilidad genere mayores retornos a largo plazo? ¿O cuánto reducimos esta volatilidad para que sea un retorno más predecible pero más bajo? Hay que tener estómago para la volatilidad. Y eso es un tema país.
- ¿Es esa una decisión que debería tomar la Junta Directiva o el comité de inversiones del IVM?
- Es un asunto de ambos. El comité tiene que traer una propuesta de estrategia de inversión, de diseño de portafolio de inversión para el largo plazo, y la Junta Directiva debe estar cómoda con esos criterios. No es que la Junta Directiva entra a tomar decisiones sobre en qué invertimos. Lo hacemos a nivel más macro: cuál es el nivel de riesgo-retorno que estamos buscando.
- ¿Esto ya se ha discutido en la Junta Directiva?
- Se ha hablado, pero no hemos tomado decisiones. Está para estos días. Es peligroso que la Junta entre en demasiado detalle sobre cómo se invierte porque no le corresponde. Debe velar por ese perfil riesgo-beneficio, riesgo-retorno que sea acorde a las necesidades del sistema de pensiones y que todos tengamos el estómago para la decisión que se toma.
- La conclusión a la que se llega después de leer los documentos internos de la Caja, es que los criterios técnicos para tomar decisiones de este tipo son débiles y hay una mala lectura del mercado. Esto generó una pérdida calculada inicialmente en ¢856 millones.
- Sobre la mala lectura del mercado: si todos nosotros tuviéramos excelente lectura del mercado seríamos millonarios. Lo que se busca es la estrategia de diseño de portafolio para no tener que darle tanto peso a una lectura del mercado. Viendo hacia atrás, 20/20, y el informe de riesgo se da viendo hacia atrás. Igual, si se da un incremento de valor a la inversión yo no le llamaría a eso una buena lectura del mercado. Tal vez tuvo suerte. Esas son cosas de corto plazo. Esos títulos están vigentes. Esa es la volatilidad que debemos decidir si tenemos el estómago para digerirla.
“Si la ciudadanía no quiere ver volatilidad en las pensiones, entonces las inversiones van a ser más conservadoras, no vamos a poner atención en dónde hay un premio, y nos vamos a ir a lo más seguro: que es un retorno necesariamente menor si queremos certeza”.
- La clave es el diseño de esa estrategia. ¿Ya se está trabajando en eso?
- Sí. Ha habido discusión en la Junta Directiva sobre riesgo, pero riesgo sistémico, no solo del mercado de valores o del tipo de cambio, que son riesgos muy puntuales. Hace dos sesiones, se decidió que nuestra Gerencia de Pensiones debe tener más roce internacional, debe buscar acompañamiento de expertos internacionales: OIT (Organización Internacional del Trabajo, y de diferentes instituciones que tienen mucha cancha en estos temas de evaluación de riesgo. Que tengamos más acompañamiento y roce internacional que nos ayude a ver más allá de nuestro mercado y de nuestras decisiones de corto plazo.
- La decisión que se tomó, la ven ustedes como parte del proceso natural del manejo de un fondo de estos. ¿No activa ninguna alerta?
- ¿Qué pasa si el tipo de cambio hubiera bajado a ¢540? ¿Estaríamos llamando a esto una buena inversión? Tenemos que ver procedimientos, tenemos que tener claridad y aprender de todo esto pero también ponerlo en el contexto de que ya hemos dado autorización en el seno de la Junta Directiva a que se invierta en el exterior, pero no lo hemos hecho. ¿Es una mala o buena decisión? Es ese estómago que tenemos que tener porque debemos estar claros: la volatilidad esperada y el retorno esperado, si hay un bajonazo por la razón que sea no nos lleve a cambios bruscos en nuestra estrategia de portafolio. Esto lleva a una introspección sobre procedimientos pero para ver el macro: la estrategia de portafolio. ¿Cuánto debemos diversificarnos? ¿Cuál es el tipo de diversificación: moneda, geografía, tipo de título, industria, plazos?