Quién hubiera dicho que aquel jardín en el corazón del Hospital San Juan de Dios, por donde alguna vez paseó el doctor Ricardo Moreno Cañas, llegaría a servir de escenario para que un humilde pero habilidoso jardinero sembrara parte del alivio que hoy disfrutan enfermos y personal de salud, azotados por una de las más poderosas pandemias en la historia de la humanidad.
Ahí, entre girasoles, rosas y lirios sembrados por las manos de Arturo Calderón Mora, se respiran aires de confortación y esperanza en medio de la intensa batalla por arrebatar de la muerte las vidas que luchan contra un extraño invasor que trastocó la rutina del mundo entero.
La mitad de sus 51 años los ha dejado Calderón en el San Juan de Dios. Los últimos seis años, se ha desempeñado como jardinero, y desde marzo, cuando se inició la emergencia nacional por la pandemia de covid-19, tomó la iniciativa de convertir aquel espacio rodeado por el vetusto edificio de 175 años en un remanso de paz y esperanza.
Todas las 18 áreas verdes del San Juan están bajo su responsabilidad. Don Arturo, como le llaman, llenó cada uno de esos rincones de color de la mano de sus fieles herramientas: tijeras palas, machete... compañeros de jornadas que se inician muy temprano, cada mañana, hasta entrada la tarde.
“Durante la pandemia, don Arturo se propuso embellecer todos los alrededores del centro médico con girasoles, lirios, rosas y otras florecillas, que aparecen ahora por todo lado. Estas plantas no solo dan un fresco y ameno ambiente, sino que también alegran los días a pacientes, visitantes y funcionarios”, informó el hospital.
“Es de mucha alegría ver las plantas crecer y crecer; más este año que apostamos por una especie de girasoles grandes. La pandemia provocó en mí que me propusiera embellecer las áreas verdes que dan a lugares como Cuidados Intensivos, salas de operaciones y sectores cercanos a la morgue, donde se respira mucha tristeza”, comentó el jardinero.
Mariposas, pájaros como colibríes y abejorros también se han convertido en visitantes asiduos de estos jardines en búsqueda del néctar de sus flores.
“A mí me llena de satisfacción porque con mi humilde trabajo alegro los días a las personas. Yo estoy muy satisfecho y me encanta ver como a la gente le cambia su semblante con solo fijar sus miradas en las hermosas flores que se lucen por tantos lugares del hospital”, dijo Calderón, quien aprendió el oficio de su padre, hombre de campo.
Vecino de El Llano de Alajuelita, al sur de San José, tomó la responsabilidad de la jardinería del San Juan por casualidad.
Un día de tantos, ahí le solicitaron colaboración por tres meses para encargarse de las zonas verdes. Primero, empezó a cortar el zacate, pero su pasión por la tierra lo llevó a sembrar muchas especies de matas, informó el hospital.
“La idea de los girasoles nace porque un día no habían matas para sembrar dentro del centro. Entonces, tuve la iniciativa de traer semillas de mi casa. Es así como el hospital se ha llenado de lirios, rosas, hortensias, aves del paraíso, y hasta el ciprés que va creciendo poco a poco para llegar a tener un lindo árbol de navidad”, comentó.
“Una experiencia que me marcó y me hizo proponerme mejorar las áreas verdes fue cuando a José Daniel, mi único hijo, lo operaron por apendicitis. Mientras esperaba que el procedimiento terminara, me percaté que en el parque frente a sala de operaciones era necesario poner algún elemento bonito, que hiciera que los pacientes, acompañantes y funcionarios no perdieran la esperanza.
"Por eso, hoy estos girasoles grandes, amarillos, y bien cuidados, armonizan el lugar en compañía de la imagen de San Juan de Dios” destacó don Arturo, quien también se encargó de sembrar los hermosos girasoles en las afueras de la Unidad de Cuidados Intensivos, el área de Medicina Nuclear y Patología.
Ileana Balmaceda Arias, directora general del San Juan de Dios, destaca la iniciativa de Arturo Calderón.
“Son detalles que hacen la diferencia, sobre todo en este momento que estamos atendiendo la pandemia, porque llenan el hospital de alegría y optimismo. Con solo verlos, uno sabe que hay un hombre como Arturo que hace su trabajo con mucho cariño”, dijo Balmaceda.
Don Arturo solo pide una cosa: que los visitantes no corten las flores, porque dañan las plantas. Con gusto, asegura, si se lo piden él les regala las semillas.