La mujer entró crítica a Emergencias del Calderón Guardia alrededor de las 4 p. m. de este jueves. Consumió alcohol con metanol en la mañana, y en cuestión de cinco horas cayó en coma.
Es la décima víctima de intoxicación con guaro adulterado con metanol que atiende el Hospital Calderón Guardia, en San José, en el último mes y medio.
Este centro de salud fue el que activó la alerta sobre el aumento en el número de intoxicaciones por esa causa, y es el que ha recibido un 30% de las 34 víctimas atendidas en todo el país, 17 de ellas mortales.
El jefe de Emergencias de ese hospital, Donald Corella Elizondo, estaba de guardia cuando ingresó la paciente, de 35 años, y ha sido el responsable de coordinar el equipo a cargo de estas atenciones.
En la siguiente entrevista, que concedió telefónicamente a las 9:40 a. m. de este viernes, Corella relata cómo ha sido pasar de uno o tres casos de estos al año (“a veces, ninguno”), a recibir en condición crítica a diez en seis semanas.
–¿Cuántos casos han atendido? El Ministerio de Salud dice que este es el hospital que más pacientes en esas condiciones ha recibido.
–Hasta hoy, tenemos 10 casos. Todos han ingresados muy, muy críticos.
–El cuadro, ¿es agudo?
– Entran muy agudos, muy graves y críticos. En realidad, el cuadro es agudísimo. Ingieren la bebida contaminada y en las siguientes cinco horas empieza un proceso de síntomas que rápidamente llevan al paciente a una condición de coma, sin respuesta y colapso hemodinámico, con la presión baja y taquicardia.
“Son personas que estaban bien y en cuestión de cinco horas terminaron intubadas en la Unidad de Agudos y supergraves. Eso significa que la cantidad de metanol que ingirieron es una dosis alta. No es un poquito: casi un 30% o 50% de la bebida resultó ser metanol”.
–De los diez atendidos, ¿cuántos murieron?
–Hasta la fecha, seis de esos diez.
–¿Cuándo comenzaron a llegar estas personas?
–Siempre hay uno que otro caso casi que anecdótico durante el año. Pero en este 2019, empezó a aumentar la frecuencia desde el 1.° de junio. En años anteriores, cuando había ley seca, los alcohólicos recurrían a otras formas para conseguir alcohol, como el de contrabando. De repente, llegaban pero no había historia, no se sabía porqué el paciente estaba en coma. Entonces, se le diagnosticaba como altamente sospechoso de una intoxicación por metanol. Recibíamos, si acaso, de dos a tres en esas condiciones por año.
–¿Cuál es el perfil de estos pacientes?
–La mayoría son hombres, pero hay varias mujeres, unas tres. Hemos tenido desde personas en condición de indigencia hasta quienes no son indigentes. Gran parte, por no decir que todos, tiene una historia de alcoholismo presente. La mayoría, son mayores, tienen entre 40 y 65 años, aunque hemos tenido un par de casos de 35 años.
–Usted mencionó que de los diez pacientes atendidos, seis fallecieron. ¿En qué condiciones quedaron los sobrevivientes?
–Quedaron secueladísimos. Como todo en Medicina, hay pacientes que se van mejor. De los cuatro, dos se fueron relativamente bien para la casa con secuelas mínimas, pero hubo dos pacientes que presentaron muchas secuelas neurológicas: desde ceguera total no reversible, hasta alteraciones visuales y daño a áreas específicas del cerebro que hace que salgan como si tuvieran un Parkinson (temblores en todo el cuerpo).
–Estos dos, ¿siguen hospitalizados?
–No sé. Tuvieron infecciones intrahospitalarias, y deterioro y afectación neurológica. Quedaron totalmente dependientes (de la asistencia de otros). No sé si uno de ellos habrá fallecido (estos pacientes pasan de Emergencias a otros servicios, según su estado). La última vez que revisé su condición fue la semana anterior.
Denuncias por metanol
–¿Cómo lograron sobrevivir si la mortalidad por esta causa es superior al 50%?
–Tiene que ver con la condición genética de cada persona. Todos metabolizamos las cosas a diferente tasa. Cuando se le ponen antídotos, hay gente que logra salir adelante. Por ejemplo, cuando se tiene alguien con shock séptico (infección generalizada), unos fallecen y otros no, aunque tengan el mismo perfil. La otra razón tiene que ver con la cantidad de metanol que ingirieron. Si es alcohólico crónico e ingiere una cantidad 'x' de metanol, tiene posibilidades de resistir un poco más.
–¿En qué condición ingresaron esas personas a Emergencias?
–Ese ha sido el problema: desde el momento en que ingresan por la puerta de Emergencias vienen en condición crítica: severamente intoxicados, con todas la manifestaciones clínicas de la intoxicación: desde convulsión hasta coma. Entrando por la puerta, requieren la atención inmediata, intubación endotraquial, antídotos.
–¿En cuánto tiempo se desencadena la muerte?
–Cuando se trata de intoxicaciones severas como las que hemos estado recibiendo, las muertes las hemos tenido muy temprano, en a las pocas horas del ingreso, en menos de 24 horas.
–¿Han requerido sala de shock y Unidad de Cuidado Intensivo?
–Sí, de todo.
– ¿Cómo se trata una intoxicación con metanol?
–Es un capítulo muy amplio. Para resumir, incluye muchas medidas de reanimación, como invadir al paciente con ventilación mecánica, invasión venosa central, vasopresores (para elevar la presión arterial) y todo un grupo de exámenes de laboratorio urgentes, que es lo que hacemos para reanimar y mantener con vida en esos primeros minutos.
"Después de eso, viene una parte farmacológica, que es el tratamiento propiamente dicho de la intoxicación. Incluye corrección de los electrolitos, tratamiento de arritmias cardíacas, tratamiento de acidosis metabólica (principal causa de muerte en estos casos); se les da bicarbonato, se les inhibe la conversión de metanol en sus metabolitos tóxicos, que se hace con etanol...
“Otra parte, es el seguimiento, vigilando los resultados de laboratorios cada hora, con la toma de muestras y el tratamiento de las condiciones asociadas a la intoxicación con tomografías de cerebro, radiografías, rastreo de complicaciones con glicemias en sangre, medición de la temperatura para prevenir la hipotermia”.
–¿Ha implicado alguna medida de reforzamiento adicional para el hospital?
–En realidad, no ha implicado más personal pero sí requiere un esfuerzo desde todo punto de vista porque es un paciente que requiere al médico al pie de la cama por varias horas. Hay que pegársele porque hay que pedir exámenes, vigilar el monitor... Las primeras horas requieren a alguien pegado ahí. Esto quiere decir que por ese tiempo, no se tendrá ese recurso para atender a otros pacientes.
“Lo que hemos hecho es redistribuir el trabajo. Hemos capacitado al personal de Enfermería y al resto del personal para explicarles el tratamiento e indicar que hay que sospechar de entrada. Al final, resulta interesante desde el punto de vista científico, porque uno tiene el conocimiento empolvado porque los casos eran una cuestón anecdótica de años pasados”.
– En estos casos, la ingesta ha sido por la boca. ¿O han registrado otro vía de intoxicación, como alcohol adulterado que se frota en la piel?
–El metanol se absorbe por mucosas. Inclusive, si usted agarra un vaso de metanol puro y lo huele, parte de eso se absorbe en la sangre. Sin embargo, la toxicidad se produce mayormente por la ingesta oral. La absorción de esta sustancia es sumamente rápida.
– ¿Cuándo les ingresó el último paciente?
–Anoche. Yo estaba de guardia.
–¿A qué hora?
–Como a las 4 p.m.
–¿Hombre o mujer?
–Mujer.
–¿Cuál es su estado?
–Está crítica. Digamos que pareciera q ue por lo menos desde el punto de vista vital, podría salvarse porque sus indicadores han mejorado.
–¿Cuál es su historia?
- Es una alcohólica crónica, de 35 años. Consumió alcohol en la mañana, empezó con los síntomas y en cinco horas ya estaba en en coma. Consumió otro tipo de alcohol, y esa es otra alerta que ya enviamos a Salud porque ahora no serían seis sino siete variedades de guaro adulterado.
–Como médico y jefe de Emergencias del Calderón, ¿qué mensaje le envía a la gente a partir de estos casos?
–A como está la situación, hay que decirle a la población que no consuman ninguna de las marcas en la alerta sanitaria, y que la intoxicación es mortal.
Ángela Ávalos Rodríguez
Ingresó a La Nación en 1993. Cubre salud. Graduada de la UCR, máster de la Universidad Complutense, con formación en CDC y NIH, entre otros. Redactora del Año de La Nación 1998, premio SIP 1997, Premio Nacional de Periodismo de Salud OPS 2002, Premio Cámara Costarricense de la Salud 2022. Coautora de Comunicación, palanca para la acción en salud.
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