José Luis Loría Chaves integró la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) desde el 2010 y de manera casi ininterrumpida, como representante de las cooperativas en el bloque laboral.
Su renuncia al cargo trascendió la semana anterior, aunque Loría afirma que la planteó al Consejo Nacional de Cooperativas (Conacoop) hace mes y medio.
La noticia de su salida coincidió con un reclamo que hizo el bloque estatal dentro de la Junta, encabezado por la presidenta ejecutiva de la Caja, Marta Esquivel. La razón de la queja fue un mensaje que Loría envió al chat de directivos en el cual se califica al mandatario Rodrigo Chaves Robles de “sorompo”.
“Yo lo que quería consultar es si esa es la posición del sector que usted representa sobre el presidente”, le cuestionó Esquivel en la sesión del jueves 20 de junio. El micrófono apagado y un cambio en el tema, por parte de Loría no permitieron conocer su respuesta a Esquivel ese día.
Este jueves 27 de junio, La Nación conversó telefónicamente con el hoy exdirectivo de la CCSS, quien respondió preguntas sobre ese y otros temas. Este es un resumen de la entrevista.
− ¿Por qué renunció?
− Tenía la intención de renunciar hace rato. No solo por el tema que plantea la carta que es por trabajo, que efectivamente así es, estamos en un cambio de negocio. Hoy (jueves 27 de junio) voy para Puntarenas y mañana para Guanacaste. También renuncié porque no estaba dedicando tiempo a la Junta. Por mi trabajo, yo no estaba yendo a las sesiones de los martes.
“Yo había anunciado que me iba a ir después de que se aprobara lo del hospital de Cartago, que era de gran trascendencia para la población cartaginesa. Lo fui postergando, y llegó un punto en el que ya no era posible quedarme porque primero tenía compromisos familiares de que me iba a ir. Mi hija menor tenía como siete meses de pedirme que renunciara”.
− ¿Tuvo que ver en su renuncia el mensaje cuya autoría se le atribuye calificando al presidente Rodrigo Chaves de “sorompo”?
− Hay una coincidencia temporal. El hecho de que representantes del Estado manden una carta de protesta no me afecta porque no represento al Estado ni este me nombra. En este país existe la posibilidad de quejarse, de manera que no (tuvo relación). Es solo una coincidencia en el tiempo. Como lo dice en la carta de renuncia y lo dice el presidente del Conacoop, siempre recibí su apoyo.
− ¿Por qué lo envió al chat de Junta Directiva?
− Yo no lo iba a enviar el mensaje al chat de la Junta. Lo dirigí a otra persona del sector social pero me equivoqué. Lo que hice fue un reenvío de un posteo, ¿me explico?
− ¿No era un mensaje suyo?
− No era un mensaje mío; nunca lo fue. Puramente, lo reenvíe equivocadamente a la Junta pero yo no lo escribí. Simplemente reenvié un posteo. Eso es todo. Eso lo aprovechó la presidenta ejecutiva para decir todo lo que dijo a partir de un reenvío de algo que otro hizo. Esto no me preocupa. Además, aquí hay libertad de expresión. No le di importancia. Yo seguí normal. Esa fue una forma de hacer campaña contra mí.
“Y coincidieron el tema de la renuncia y el mensaje. Yo había planteado mi renuncia al Conacoop hace más de mes y medio. Esperé, pero la verdad es que este ciclo había que cerrarlo, fuera como fuera. Tengo tres años de postergar la pensión. He estado haciendo más trabajos de la cuenta. Tenía que cerrar este ciclo”.
− ¿Le pidieron en el movimiento cooperativo que dejara el cargo por este mensaje?
− Si me mantuve en la Caja fue porque siempre tuve el respaldo de las cooperativas. Había un respeto mutuo. En un par de ocasiones, me pidieron votar de una forma y yo les dije que no podía. Me respetaron mi opinión. Eso me mantuvo muy tranquilo porque tenía el respaldo de las cooperativas de actuar con independencia de criterio.
Del terremoto de Nicoya a la pandemia
− ¿Cuántos y cuáles fueron los periodos como representante del movimiento cooperativo en la Junta Directiva de la CCSS?
− Estoy en la Caja desde el 2010. Entré en un periodo complejo con Ileana Balmaceda (como presidenta ejecutiva). Estuve otro periodo con Rocío Sáenz, luego con Román Macaya, una fracción con Fernando Llorca y con Álvaro Ramos. Durante esos años, con todos los presidentes ejecutivos, hasta con Álvaro Ramos, tuvimos relaciones de respeto mutuo y de trabajo conjunto. Eso permitió que se desarrollaran cosas importantes.
− ¿Cuál es el balance de su permanencia en la Junta Directiva de la CCSS por casi 15 años?
− Hubo impulso a temas. En mi tiempo con la Caja fue muy importante el tema EDUS (Expediente Digital Único en Salud), que retomamos en el 2010, cuando se designó a Manuel Rodríguez (como director de proyecto), quien le dio un gran impulso. Con el ERP (Sistema de Planificación de Recursos Empresariales) se hizo un enorme esfuerzo en el periodo de Rocío Sáenz (2014-2017) para lograr un proyecto tan ambicioso. Lo esperamos a partir de enero del 2025.
“En el 2013, lideré el tema de las parejas del mismo sexo. Se reformó el reglamento de salud y se declaró que las personas del mismo sexo pueden asegurar a sus parejas. Luego vino el derecho a pensión y la propuesta de los transgénero para sus terapias hormonales y psicológicas. Esto fue un movimiento que se dio dichosamente en medio de una Junta Directiva con vocación de Derechos Humanos.
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“Por último, el hospital de Cartago que fue una lucha país y logramos al final sacarlo adelante. En mi paso por la CCSS fueron trascendentes dos episodios: el terremoto de Nicoya, que destruyó el hospital de Puntarenas. Tuvimos que trabajar mucho en esa emergencia. La situación más impactante fue sin duda el tema de cómo enfrentar la covid-19. Las 3.000 bolsas para muertos asustaron a muchos cuando dijimos que las íbamos a comprar, pero resulta que se ocuparon mucho más.
“El esfuerzo de la Caja fue extraordinario. Es lo que ha permitido que la economía costarricense se haya recuperado rápidamente. Nadie habla de eso. El esfuerzo de la Caja hizo posible que, cuidando la salud de la gente y tratando de protegerlos bien, el país pudiera recuperar su economía de forma más acelerada. Costa Rica de hecho fue un país privilegiado”.
− ¿Cuáles fueron para usted los periodos más difíciles como miembro de la Junta Directiva de la CCSS?
− Cuando ingresamos con Ileana Balmaceda, en el 2010, se hablaba de la crisis financiera de la Caja. Se hizo la comisión de notables que emitió más de 80 recomendaciones. Ese periodo con Balmaceda permitió que, en menos de un año, se revirtiera la crisis. La Caja fuera superavitaria y tuvo excedentes. Este es un tema importante de aclarar: cuando la Caja dice que tiene ¢1,5 billón de excedentes es muy importante. Los tiene, pero también el compromiso de la torre del Hospital de Niños, y la del San Juan de Dios. Esta plata está para proyectos especiales. Por eso es tan importante que el gobierno le pague a la CCSS.
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− Pero usted se fue y vendrá su sustituto y el Gobierno no le ha pagado aún a la CCSS.
− Con el único al que se llegó a un acuerdo de más de fondo fue con Carlos Alvarado.
− Del bloque laboral en Junta Directiva solo queda Martha Rodríguez porque a Maritza Jiménez la destituyeron.
− Es importante entender que cuando uno entra a la función pública tiene que saber que siempre va a estar sometido a presiones. Eso es indudable. Quien se meta a la función pública se expone a muchas cosas. La política es una dinámica muy compleja donde cada uno juega su partido de acuerdo a la visión del mundo, del país y de la CCSS que tenga.
“Obviamente ha habido una importante discrepancia entre la visión que tiene el gobierno y el sector social. Pero estamos en un país de derecho, donde el bloque de la legalidad debería respetarse. Viendo la resolución que hizo la Casa Presidencial, del órgano del debido proceso, me parece que, desde el punto de vista jurídico, está muy torcido.
“Primero, hay un criterio de la Dirección Jurídica de la Caja que dice que el gobierno no tiene potestad de sancionar a los directores. Segundo, porque la Sala IV reinstaló a los suspendidos. La persecución que hay contra Maritza Jiménez es la misma contra mi persona y contra Martha Rodríguez. El mensaje que se está enviando es que a usted también lo vamos a quitar. Yo hablé con Maritza y me solidaricé con ella. Por esto, se van a interponer recursos de amparo”.
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− ¿Cuál es el futuro que espera a la CCSS?
− La institución está en un momento de incertidumbre. El mejoramiento de la Caja va a pasar necesariamente por una importante concertación social. Sin duda, la Caja ocupa cambios, lo tengo clarísimo, pero que vayan en la dirección correcta de mejorar los servicios, no hacia la privatización.
“Mi visión es que la institución debería entrar en un proceso de cambiar la medicina curativa por la preventiva, apostar por los estilos de vida saludables, sobre todo hacia el autocuidado de la salud en los próximos 15 años. Esto para mí es fundamental. Hay que priorizar la atención primaria en el campo preventivo”.
− ¿Listas de espera? Están peor.
− Hay un tema metodológico que no está resuelto. La Caja tiene personal muy capaz para hacer propuestas concretas para resolver las listas de espera. Es multifactorial, es muy complejo, pero puede resolverse. Un elemento esencial es la falta de especialistas y la necesidad de formación de muchos más.
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“¿Cuáles son parte de las soluciones? Yo lo que haría es declarar emergencia para sacar de la Caja los procedimientos de baja complejidad y dedicar a los hospitales a alta complejidad. Pero con procedimientos establecidos, no haciendo paquetes que nadie sabe para dónde van”.
− Pero esto ya se hizo. Incluso, se decidió mantener la declaratoria de emergencia. En las últimas sesiones de Junta, hay un cambio de discurso de Marta Equivel, admitiendo el fracaso de las medidas.
− Falta más elaboración. El diagnóstico ya está hecho, pero falta una metodología que sea efectiva.
− ¿Ensució la política el manejo de las listas de espera?
− La política ha incidido en las listas de espera.